miércoles, 29 de noviembre de 2023



"LAS ACCIONES SILENCIOSAS DE LOS GRANDES HOMBRES"....

Quien recorra el texto inicial, de esto que pretende ser una crónica lugareña o quien mire de soslayo, las fotos de don Atahualpa Yupanqui y del Dr. Braulio Lago Miraballes, es más que sabido que no va encontrar entre ellos comparación alguna....

Sin embargo, de alguna forma los unió el espíritu altruista que ambos poseían. Y hoy, a tantos años de aquel lejano 1957, en que don Atahualpa Yupanqui, conquistó Vergara desde el escenario del viejo cine DAZER, se develó un secreto, al menos para mí, pacientemente guardado y bien pudo tener la oportunidad, de haber sucumbido entre la marejada de los tiempos.-

No voy a extenderme en biografías ni en detalles concienzudos, que fragmento tras fragmento, se han ido hilvanando a través de los años.-

Simplemente, voy a tratar de referirme sintéticamente, a la acción de buena voluntad, que unió para siempre a don Atahualpa Yupanqui y al Dr. Braulio Lago.-

Dr. Braulio Lago
Miraballes

Un argentino y un oriental, que a pesar de tomar dos caminos tan disímiles como la poesía, el canto y el sonido de la guitarra, lejos de las batas blancas, los estetoscopios y los maletines médicos, los unía la matriz inicial del campo, la vigorosidad de los valores morales y espirituales que se predicaban por aquellos tiempos y por añadidura, la solidaridad con el prójimo y en especial, la empatía con la gente carenciada.-

Ambos, habían completado sus alforjas de experiencias, encontradas a izquierda y derecha de los caminos. Ambos conocían los desarraigos telúricos; poseían sólidas culturas, pero los animaba el mundo de los gauchos "Donde una mano lava la otra y las dos juntas, lavan la cara".-

En la década de 1950, don Atahualpa, visitaba seguido la ciudad de Treinta y Tres, donde tenía numerosos amigos y gran cantidad de admiradores.-

El Dr. Lago, viajaba todos los días hábiles desde Vergara para la ciudad de Treinta y Tres, en "un motocar" que pasaba en horas tempranas por la estación de AFE Vergara y retornaba a ésta, a la hora 14.-

Era "Médico Tisiológico" (como se le denominaba en esos años). Dirigía el "Pabellón de Enfermos de Tisis" (contiguo al Hospital Regional de Treinta y Tres) y a su vez dictaba clases de Historia Natural, en el Liceo de la capital olimareña.-

Su casa de la calle Agustín Urtubey de Vergara, donde hoy están las oficinas del BPS, era la meca de la gente pobre y el bastión inicial, donde se gestó la idea de erigir un Liceo, en la localidad.-

Pero no eran solo esas, las preocupaciones que lo agobiaban al Dr. Lago, un ser de luz que dio todo de sí, hasta empeñar su propia salud y que en 1961, cuando le tocó marcharse físicamente, se llevó mucho más de lo que había dado, porque la vida no se mide ni en plata ni en relevancias, se mide con el patrón básico y sincero, como es el cariño emocionado de toda una comunidad.-

Don Atahualpa Yupanqui

Similar hecho, le pasó a don Atahualpa, cuando se marchó para siempre en 1992.-

Hoy a mediodía, recibí una llamada en mi celular hecha por el Dr. Fernando Lago Medeiros, médico cirujano, único hijo del Dr. Braulio Lago y de la Profesora Elia Medeiros, quien me confió un secreto, celosamente guardado.-

En 1957, la novel "Sala de Auxilios" de Vergara, emplazada en el Barrio "La Cuchilla" (frente al Centro Pallotti) necesitaba imperiosamente un equipo de Rayos X.-

La tuberculosis asolaba la zona y dicho equipo, era muy necesario para la detección precoz de dicha enfermedad y por ende, la mejor calidad de vida para el paciente que tenía la desdicha de enfermarse y que no contaba con recursos, para enfrentar la lucha contra este terrible flagelo.-

A todo esto, el Dr. Lago, se enteró que Yupanqui estaba en Treinta y Tres y le germinó la idea, de ir personalmente a hablar con él, explicarle que había que adquirir un aparato de Rayos X, mostrarle los avances que habían contra la Tuberculosis y traerlo a Vergara, para que brindara un recital, en forma honoraria.-

Y don Ata, accedió al pedido del Dr. Lago y en un día y en un mes que lamentablemente, los arrastró la correntada del olvido, "El Payador Perseguido" viajó a Vergara y a medidodía, almorzó en la propia casa del Dr. Lago.-

Como es de suponer, me contó Fernando (que era un niño, en esa época) que se deleitó de sobremanera, con la conversación de aquellos dos hombres, gauchos en su matriz, con mucho mundo conocido, con muchas historias antiguas, donde asomaban las leyendas de las revoluciones partidarias y que respetaban sus silencios, como verdaderos caballeros que eran.-

Ni un grito, ni una palabra fuera de lugar ni un mote despectivo hacia ninguna persona. Las voces que flotaban en el ambiente hogareño, eran cálidas, humildes y llenas de sonidos.-

En la noche, don Atahualpa Yupanqui, llenó la capacidad del viejo cine DAZER, donde hubo mucha gente que quedó en la vereda escuchando el recital y otros, pudieron ingresar, porque el Dr. Lago, pagó las entradas....

Lo que sigue fue lo que en realidad se conoció, en el ambiente lugareño.-

Yupanqui, se fue para una pieza que alquilaba "El Yiyo" Lucas y allí en presencia de 7 u 8 personas más, comieron un asado, "se volcaron" una damajuana de 10 litros de vino y la guitarra y el canto, de aquel gaucho-indio, eterno viajero de los caminos, afloraron hasta las barras del día, cuando el taxista conocido por "La Chiva Negra" llegó procedente de Treinta y Tres y se llevó al eterno caminante....

La "Sala de Auxilios" de Vergara, bien pronto tuvo sus Rayos X al servicio del pueblo.-

Por otro lado, tanto el Dr. Lago, como don Atahualpa Yupanqui, guardaron ese silencio, que solo guardan los grandes hombres, que no sacan réditos de su altruismo, porque entienden que el servicio al prójimo, es un deber moral y no una herramienta para llenarse los bolsillos de plata o pretender eternizarse, desde un frío monumento o desde las vacías letras de una placa.-

Los grandes hombres como el Dr. Lago o como don Atahualpa Yupanqui, viven en las memorias de los pueblos, lejos del olvido y de todo sentimiento liviano y espurio que se pueda gestar.-

Jorge Muniz.-

Vergara, 28 de noviembre del 2023.-