Los que nacimos a mediados del año 1960 ( gobierno nacional de aquel no menos famoso líder político ruralista Benito Nardone), nos criamos en un Vergara aldeano, donde las radios a transistores "SPIKA", los discos de vinilo, los toca-discos y los primeros grabadores que trajo "El Polaco" Enrique Sica de Montevideo, comenzaban a sustituir a los viejos gramófonos (victrolas), con sus discos de pasta, sus voces gangosas y sus clásicas púas, que cuando se gastaban había que llevárselas al alemán Paulo (Paul Sóder) combatiente de la Primera Guerra Mundial, en la terrible batalla de Verdún- donde fue dejado por muerto en el campo bélico, pco después, rescatado por un perro de combate- y esposo de doña Margarita Cela (vecina del barrio "La Concordia") quien con su reconocida habilidad manual, las acomodaba, "les hacía filo" y las dejaba como nuevas.-
Como no se veían programas de televisión a pesar de los inolvidables TELEFUNKEN y de que don Aurelio Cardozo, en el barrio "La Cuchilla", había instalado la antena más alta de televisión que hubo en Vergara y nunca pudo ver nada, nos entreteníamos con algún baile que otro en el "Altillo de Padula"; farándulas en carnaval desde el Club Democrático hasta el Club Uruguay y viceversa; tablado en las afueras del café del brasilero José María González o en La Cuchilla (esquina cruzada adonde resido actualmente); fútbol en el Parque Vergarense o en la Cancha de la Liga; con las pescas en el Paso de Píriz; con el juego de billar o de truco; con las dobles "Treinta y Tres-Vergara" en el ciclismo; con las misas que daba el padre José Chuzinsky; con las kermeses de las Escuelas; con los folcloristas que llegaban al cine DAZER o al Salón Parroquial (como Marcos Velásquez y "Los Olimareños" cuando recién arrancaban); con la gente que llegaba en la ONDA desde Montevideo a la parada del comercio de Prudencio Antúnez Niz; con las selecciones y libros que vendían en la librería ARIEL del Tito Cardozo; con los ejercicios gimnásticos y los gritos que rebotaban en la inmensidad del querido Profesor Eduardo García "El Duro" y especialmente, con la música de los pianos (que estaban de moda para ese tiempo); los violines de Rosendo Pereira o de Waldemar Chagas Sasía; las acordeones a piano de Arides Álvarez "Mingo"; de Toribio Lucas "El Nene" y de Ariel Cándido "El Cachilo"; los tangos de varios compositores y las voces y las guitarras de :"Los Chalchaleros"; "Los Tucu-Tucu"; "Los Hermanos Ávalos"; "Los de Salta"; "El Chango" Rodríguez; Horacio Guaraní; Jorge Cafrune (que tocó en la fonoplatea de la CW 45); Osiris Rodríguez Castillos; Roberto Rodríguez Luna; Aníbal Sampayo (que venía a tocar el arpa a Treinta y Tres); Anselmo Grau; Alan Gómez; etc. etc.
También se escuchaba a "Teixeirinha" (un gaúcho que tuvo el rostro de cantar frente al público, vestido de paisano y con un revólver 38 largo, cargado, en la cintura) mientras desgranaba entre su guitarra y una acordeón a piano de una bonita moza, aquel su clásico: "Coraçâo de Luto".-
Por supuesto que estaban los músicos locales : cantores de tangos como Evergisto Fernández "El Muñeco"; Blas Pereira y Alquídes Correa; los folcloristas, como Ruben Lucas "El Querido"; Santos Oxley "Vierita"; Artigas Rosas; Hindemburg y Bernardo Lacco Coronel ("El Chamaco" y "El Hijito"); Celso Muniz; Nicasio Antúnez "El Solitario" , etc. etc. y un único payador: Felipe Feliciano Álvarez "El Boniato".-
Todavía en la mente y en el corazón de los más viejos, estaban enquistados para siempre, los payadores Pedro Medina y Juan Pedro López; el eximio paraguayo Agustín Barrios; el cantor, "mimo" y guitarrista Alberto Mastracusa (Alberto Mastra o "El Zurdo"- por su posición innata de tocar la guitarra- "El Petiso" o "Carusito"- por la voz particular que tenía-) y la guitarra llena de "floreos y de adornos" de don Eduardo Falú; todos quienes en diferentes años, habían visitado Vergara.-
La oferta tanto de tango como de folclore, era muy variada y a mediados de la década de 1960, asomaron "Los Olimareños", quienes de a poco fueron copando los distintos escenarios y comenzaron su larga y ascendente fama.-
Echaron mano a un cancionero distante de los argentinos y distante de los riograndenses. Y para ello se valieron especialmente de un recién aparecido Víctor Lima y casi que en forma paralela del maestro Ruben Lena, quienes comenzaron a rescatar viejas tonadas del cancionero oriental y llevaron adelante con fe y esperanza, esa empresa.-
"Los Olimareños", les ponían una música sencilla y las cantaban con deleite del público, en los escenarios.-
Así fueron naciendo: "Cosas de Artigas"; "El Aguaterito"; "Sembrador de Abecedario"; "La Ariscona"; "A don José"; "Cielo del 69", etc. etc. porque la lista es muy larga y salpicada de anécdotas. Da para escribir mucho y la crónica puede volverse extensa y muy tediosa.-
Hoy, quiero evocar un pequeño recuerdo especialmente, para la figura del poeta salteño, nacido un 16 de junio de 1921 y que se llamó: Víctor Rolando Lima Santana.-
Un eterno caminador. Que no llegó a culminar sus estudios secundarios; que fue entre muchas cosas soldado del ejército nacional en Montevideo; que era pariente del escritor Onetti y que imbuido de una creciente bohemia, llegó a la ciudad de Treinta y Tres, en los inicios de 1960, donde bien pronto cayó en simpatía y confraternizó por ejemplo con Ruben Lena, con "El Laucha" Prieto; con Washington Téliz Larrosa y por supuesto que con "Los Olimareños", por nombrar algunos de los tantos cultores departamentales del canto, de la poesía y de la guitarra....
Viejas memorias orales, ya desaparecidas indican que en la década de 1960, una noche cualquiera, Víctor Lima, llegó a Vergara.-
Irrumpió en la barra del comercio de "El Loco" Ademar Rodríguez (así lo llamábamos en nuestra casa y era gran amigo de nuestra familia), donde estaba la "PROVISIÓN EL PROGRESO" (porque Rodríguez era uno de los alma-mater del PROGRESO F.C.- incluso alcanzó a jugar unos partidos donde faltaban jugadores-) y donde se levantaba el caserón que hasta ahora existe (calles Joaquín Suárez e Hildebrando Vergara), albergue del Hotel de Juan Buzó, desde el año 1900 y posteriormente, Hotel Central- de Medina y Vergara.-
Aquel hombre joven y desconocido en el ambiente pueblerino, pidió al comerciante una picada de salame o de mortadela, algo para tomar y se integró a la barra, cuyo tema principal (como no podía ser de otra manera) era el apogeo del fútbol, en el pueblo.-
Poco a poco fue interviniendo en la prosa de los otros parroquianos y al decirles que era poeta y cantor, aprovechó el momento y le pidió a Rodríguez, si lo dejaba cantar alguna de las letras que tenía en su poder.-
Otorgado el permiso, el hombre cantó "a capella" (vale decir sin acompañamiento musical ) la zamba "El Aguaterito" y posteriormente, como gustó la interpretación, continuó cantando otros temas.-
Me contaba Hermógenes Mombrú "El Jefe Mombrú", hoy fallecido, que era Policía en Vergara, que andaban en recorrida y escucharon "la cantarola" y se arrimaron hasta el comercio para ver quien era y escuchar aquella voz que en la tranquila noche vergarense, emergía como un embrujo cadencioso, que aunaba toda una naturaleza y todo un paisaje en perenne floración.-
Luego de un rato, el propio "Loco" Ademar Rodríguez, que después se mudaría para Treinta y Tres capital, donde trabajó como "acomodador" en el Cine Municipal, le preguntó al cantor:
- Y usté de dónde es, compañero, si se puede saber?....
- Cómo no!....Se puede saber sí: soy nativo de Salto....donde vivo con mi madre y mis hermanas....
- Y cómo es su nombre, entonces?...
- Mi nombre es VÍCTOR LIMA.....Estoy visitando amigos que tengo en Treinta y Tres....Y algunos, me llaman: "EL SALTEÑO CAMINADOR".....
Poco después, el hombre pernoctó en una pieza de la Comisaría Seccional (conseguida por el propio "Jefe" Mombrú) y al otro día ni bien clareó, se despidió de todos los Policías de guardia, agradeció el hospedaje y se marchó hacia el camino....
Porque naturalmente, el camino lo estaba llamando....
Un día 6 de diciembre de 1969, nos enteramos en Vergara, que el cuerpo sin vida de Víctor Lima (que llevaba unos tres días de desaparecido) había sido rescatado desde las aguas del río Uruguay, frente a la curtiembre GAUDÍN, en la misma barranca, que daba para su Salto natal.-
En primer término, se habló de un "posible ajuste de cuentas" (ya que algunos lo vinculaban con la izquierda partidaria y en esos momentos, la efervescencia político-social que se vivía en el país, estaba enfrentando por las armas a dos bandos de una sociedad totalmente resquebrajada).-
Poco después, se dijo que era un suicidio (incluso hay testimonios fidedignos de que no sabía nadar), que había llegado enfermo a Salto, que estaba internado en el Hospital (desde donde se escapó) y que lo abrumaba, el fallecimiento de su señora madre (que ese día 6 de diciembre, hacía un mes y tres días que había partido físicamente). Obvio, que él, andaba en el camino cuando su madre falleció.-
Esa misma tarde del 6 de diciembre de 1969, el cantinero del Club Centro Uruguay de Vergara, lo mandó a Roberto Silva Machado, que era empleado de la cantina, que pusiera un parlante en el exterior del local e irradiara desde un toca-disco, todas las canciones de "Los Olimareños" en un claro homenaje a "El Salteño Caminador", que había partido en el viaje sin retorno.-
Víctor Rolando Lima Santana, quien tomó determinación de su vida con 48 años de edad, dejó un cancionero editado en libro, en el año 1948, fue amigo del escritor salteño Enrique Amorín, integró los cenáculos literarios de su pago y a los doce días de haber fallecido, un sobrino suyo, hizo editar su manuscrito de "Las Milongas de Peñaflor".-
Había fallecido "el Lima", hombre.-
Pero realmente, quedó y sobrevivió el poeta, máxime cuando en el año 2010, "El Laucha" Prieto, con su guitarra, le puso música a todas "Las Milongas de Peñaflor" que pudo y las grabó en CD.-
Su legado de canciones (que cantaba "a pulmón" con los niños de las Escuelas) e incluso hasta una poesía, traducida a milonga, cantada y grabada por Ruben Díaz Castillo con las guitarras de Hilario Pérez, donde evoca a don Juan Rosas, el cruzado libertador de los Treinta y Tres Orientales ("Uno de los Treinta y Tres"); más todas las otras que cantan "Los Olimareños", han logrado persistir y abrirse camino en un Uruguay, donde se olvida muy fácil a los poetas gauchescos o nativistas y a los folcloristas que los representan, cuando se mueren físicamente.-
En la ciudad de Salto, existen: una escuela; un escenario en el Parque Harriague y un monumento en la costanera Sur y Juan Pablo II, que recuerdan a Víctor Lima.-
En la ciudad de Treinta y Tres, el puente viejo sobre el río Olimar, lleva su nombre, aprobado por la Junta Departamental de Treinta y Tres.-
En Vergara, aun quedan en pie: la vieja casona de 1900, que escuchó su voz dulce y sabrosa, de los naranjales salteños; una hermosa poesía escrita por "El Gordo" Sarasola (inserta en el libro póstumo: "Rebeldía, Esperanzas y Ruegos") y esta crónica, que tenía que contarla para todos ustedes, porque temía que ella, se muriera junto conmigo.-
Ahora, estoy tranquilo.-
Como no se veían programas de televisión a pesar de los inolvidables TELEFUNKEN y de que don Aurelio Cardozo, en el barrio "La Cuchilla", había instalado la antena más alta de televisión que hubo en Vergara y nunca pudo ver nada, nos entreteníamos con algún baile que otro en el "Altillo de Padula"; farándulas en carnaval desde el Club Democrático hasta el Club Uruguay y viceversa; tablado en las afueras del café del brasilero José María González o en La Cuchilla (esquina cruzada adonde resido actualmente); fútbol en el Parque Vergarense o en la Cancha de la Liga; con las pescas en el Paso de Píriz; con el juego de billar o de truco; con las dobles "Treinta y Tres-Vergara" en el ciclismo; con las misas que daba el padre José Chuzinsky; con las kermeses de las Escuelas; con los folcloristas que llegaban al cine DAZER o al Salón Parroquial (como Marcos Velásquez y "Los Olimareños" cuando recién arrancaban); con la gente que llegaba en la ONDA desde Montevideo a la parada del comercio de Prudencio Antúnez Niz; con las selecciones y libros que vendían en la librería ARIEL del Tito Cardozo; con los ejercicios gimnásticos y los gritos que rebotaban en la inmensidad del querido Profesor Eduardo García "El Duro" y especialmente, con la música de los pianos (que estaban de moda para ese tiempo); los violines de Rosendo Pereira o de Waldemar Chagas Sasía; las acordeones a piano de Arides Álvarez "Mingo"; de Toribio Lucas "El Nene" y de Ariel Cándido "El Cachilo"; los tangos de varios compositores y las voces y las guitarras de :"Los Chalchaleros"; "Los Tucu-Tucu"; "Los Hermanos Ávalos"; "Los de Salta"; "El Chango" Rodríguez; Horacio Guaraní; Jorge Cafrune (que tocó en la fonoplatea de la CW 45); Osiris Rodríguez Castillos; Roberto Rodríguez Luna; Aníbal Sampayo (que venía a tocar el arpa a Treinta y Tres); Anselmo Grau; Alan Gómez; etc. etc.
También se escuchaba a "Teixeirinha" (un gaúcho que tuvo el rostro de cantar frente al público, vestido de paisano y con un revólver 38 largo, cargado, en la cintura) mientras desgranaba entre su guitarra y una acordeón a piano de una bonita moza, aquel su clásico: "Coraçâo de Luto".-
Por supuesto que estaban los músicos locales : cantores de tangos como Evergisto Fernández "El Muñeco"; Blas Pereira y Alquídes Correa; los folcloristas, como Ruben Lucas "El Querido"; Santos Oxley "Vierita"; Artigas Rosas; Hindemburg y Bernardo Lacco Coronel ("El Chamaco" y "El Hijito"); Celso Muniz; Nicasio Antúnez "El Solitario" , etc. etc. y un único payador: Felipe Feliciano Álvarez "El Boniato".-
Todavía en la mente y en el corazón de los más viejos, estaban enquistados para siempre, los payadores Pedro Medina y Juan Pedro López; el eximio paraguayo Agustín Barrios; el cantor, "mimo" y guitarrista Alberto Mastracusa (Alberto Mastra o "El Zurdo"- por su posición innata de tocar la guitarra- "El Petiso" o "Carusito"- por la voz particular que tenía-) y la guitarra llena de "floreos y de adornos" de don Eduardo Falú; todos quienes en diferentes años, habían visitado Vergara.-
La oferta tanto de tango como de folclore, era muy variada y a mediados de la década de 1960, asomaron "Los Olimareños", quienes de a poco fueron copando los distintos escenarios y comenzaron su larga y ascendente fama.-
Echaron mano a un cancionero distante de los argentinos y distante de los riograndenses. Y para ello se valieron especialmente de un recién aparecido Víctor Lima y casi que en forma paralela del maestro Ruben Lena, quienes comenzaron a rescatar viejas tonadas del cancionero oriental y llevaron adelante con fe y esperanza, esa empresa.-
"Los Olimareños", les ponían una música sencilla y las cantaban con deleite del público, en los escenarios.-
Así fueron naciendo: "Cosas de Artigas"; "El Aguaterito"; "Sembrador de Abecedario"; "La Ariscona"; "A don José"; "Cielo del 69", etc. etc. porque la lista es muy larga y salpicada de anécdotas. Da para escribir mucho y la crónica puede volverse extensa y muy tediosa.-
Hoy, quiero evocar un pequeño recuerdo especialmente, para la figura del poeta salteño, nacido un 16 de junio de 1921 y que se llamó: Víctor Rolando Lima Santana.-
Un eterno caminador. Que no llegó a culminar sus estudios secundarios; que fue entre muchas cosas soldado del ejército nacional en Montevideo; que era pariente del escritor Onetti y que imbuido de una creciente bohemia, llegó a la ciudad de Treinta y Tres, en los inicios de 1960, donde bien pronto cayó en simpatía y confraternizó por ejemplo con Ruben Lena, con "El Laucha" Prieto; con Washington Téliz Larrosa y por supuesto que con "Los Olimareños", por nombrar algunos de los tantos cultores departamentales del canto, de la poesía y de la guitarra....
Viejas memorias orales, ya desaparecidas indican que en la década de 1960, una noche cualquiera, Víctor Lima, llegó a Vergara.-
Irrumpió en la barra del comercio de "El Loco" Ademar Rodríguez (así lo llamábamos en nuestra casa y era gran amigo de nuestra familia), donde estaba la "PROVISIÓN EL PROGRESO" (porque Rodríguez era uno de los alma-mater del PROGRESO F.C.- incluso alcanzó a jugar unos partidos donde faltaban jugadores-) y donde se levantaba el caserón que hasta ahora existe (calles Joaquín Suárez e Hildebrando Vergara), albergue del Hotel de Juan Buzó, desde el año 1900 y posteriormente, Hotel Central- de Medina y Vergara.-
Aquel hombre joven y desconocido en el ambiente pueblerino, pidió al comerciante una picada de salame o de mortadela, algo para tomar y se integró a la barra, cuyo tema principal (como no podía ser de otra manera) era el apogeo del fútbol, en el pueblo.-
Poco a poco fue interviniendo en la prosa de los otros parroquianos y al decirles que era poeta y cantor, aprovechó el momento y le pidió a Rodríguez, si lo dejaba cantar alguna de las letras que tenía en su poder.-
Otorgado el permiso, el hombre cantó "a capella" (vale decir sin acompañamiento musical ) la zamba "El Aguaterito" y posteriormente, como gustó la interpretación, continuó cantando otros temas.-
Me contaba Hermógenes Mombrú "El Jefe Mombrú", hoy fallecido, que era Policía en Vergara, que andaban en recorrida y escucharon "la cantarola" y se arrimaron hasta el comercio para ver quien era y escuchar aquella voz que en la tranquila noche vergarense, emergía como un embrujo cadencioso, que aunaba toda una naturaleza y todo un paisaje en perenne floración.-
Luego de un rato, el propio "Loco" Ademar Rodríguez, que después se mudaría para Treinta y Tres capital, donde trabajó como "acomodador" en el Cine Municipal, le preguntó al cantor:
- Y usté de dónde es, compañero, si se puede saber?....
- Cómo no!....Se puede saber sí: soy nativo de Salto....donde vivo con mi madre y mis hermanas....
- Y cómo es su nombre, entonces?...
- Mi nombre es VÍCTOR LIMA.....Estoy visitando amigos que tengo en Treinta y Tres....Y algunos, me llaman: "EL SALTEÑO CAMINADOR".....
Poco después, el hombre pernoctó en una pieza de la Comisaría Seccional (conseguida por el propio "Jefe" Mombrú) y al otro día ni bien clareó, se despidió de todos los Policías de guardia, agradeció el hospedaje y se marchó hacia el camino....
Porque naturalmente, el camino lo estaba llamando....
Un día 6 de diciembre de 1969, nos enteramos en Vergara, que el cuerpo sin vida de Víctor Lima (que llevaba unos tres días de desaparecido) había sido rescatado desde las aguas del río Uruguay, frente a la curtiembre GAUDÍN, en la misma barranca, que daba para su Salto natal.-
En primer término, se habló de un "posible ajuste de cuentas" (ya que algunos lo vinculaban con la izquierda partidaria y en esos momentos, la efervescencia político-social que se vivía en el país, estaba enfrentando por las armas a dos bandos de una sociedad totalmente resquebrajada).-
Poco después, se dijo que era un suicidio (incluso hay testimonios fidedignos de que no sabía nadar), que había llegado enfermo a Salto, que estaba internado en el Hospital (desde donde se escapó) y que lo abrumaba, el fallecimiento de su señora madre (que ese día 6 de diciembre, hacía un mes y tres días que había partido físicamente). Obvio, que él, andaba en el camino cuando su madre falleció.-
Esa misma tarde del 6 de diciembre de 1969, el cantinero del Club Centro Uruguay de Vergara, lo mandó a Roberto Silva Machado, que era empleado de la cantina, que pusiera un parlante en el exterior del local e irradiara desde un toca-disco, todas las canciones de "Los Olimareños" en un claro homenaje a "El Salteño Caminador", que había partido en el viaje sin retorno.-
Víctor Rolando Lima Santana, quien tomó determinación de su vida con 48 años de edad, dejó un cancionero editado en libro, en el año 1948, fue amigo del escritor salteño Enrique Amorín, integró los cenáculos literarios de su pago y a los doce días de haber fallecido, un sobrino suyo, hizo editar su manuscrito de "Las Milongas de Peñaflor".-
Había fallecido "el Lima", hombre.-
Pero realmente, quedó y sobrevivió el poeta, máxime cuando en el año 2010, "El Laucha" Prieto, con su guitarra, le puso música a todas "Las Milongas de Peñaflor" que pudo y las grabó en CD.-
Su legado de canciones (que cantaba "a pulmón" con los niños de las Escuelas) e incluso hasta una poesía, traducida a milonga, cantada y grabada por Ruben Díaz Castillo con las guitarras de Hilario Pérez, donde evoca a don Juan Rosas, el cruzado libertador de los Treinta y Tres Orientales ("Uno de los Treinta y Tres"); más todas las otras que cantan "Los Olimareños", han logrado persistir y abrirse camino en un Uruguay, donde se olvida muy fácil a los poetas gauchescos o nativistas y a los folcloristas que los representan, cuando se mueren físicamente.-
En la ciudad de Salto, existen: una escuela; un escenario en el Parque Harriague y un monumento en la costanera Sur y Juan Pablo II, que recuerdan a Víctor Lima.-
En la ciudad de Treinta y Tres, el puente viejo sobre el río Olimar, lleva su nombre, aprobado por la Junta Departamental de Treinta y Tres.-
En Vergara, aun quedan en pie: la vieja casona de 1900, que escuchó su voz dulce y sabrosa, de los naranjales salteños; una hermosa poesía escrita por "El Gordo" Sarasola (inserta en el libro póstumo: "Rebeldía, Esperanzas y Ruegos") y esta crónica, que tenía que contarla para todos ustedes, porque temía que ella, se muriera junto conmigo.-
Ahora, estoy tranquilo.-
(Fuentes: Internet; testimonios de Hermógenes Mombrú y de Juan Carlos Sosa Prieto; además de archivos particulares del autor).-
Texto: Jorge Muniz.-
Vergara, 30 de diciembre del 2018.-
Vergara, 30 de diciembre del 2018.-