“EL SOROCABANA VERGARENSE”…..
(1era. Parte)
Muchas veces y en
forma por demás amable, gente que me conoce y que disfrutan a su modo de los
rescates que hago del pasado lugareño, me han pedido que escriba, sobre los
distintos personajes que alguna vez caminaron aquellas y éstas, calles de tierra.-
Antigua casa de comercio de don Felipe Robaina. Luego "Casa Robaina" de Prudencio Antúnez.- |
Ya no quedan exponentes de esa generación, que tuve la suerte de conocer, así como las ruedas de boliches donde florecían esas vidas y esos nombres, a los que invariablemente, el vórtice de los nuevos tiempos los aventó más allá del horizonte.-Aquellos seres anónimos de un tiempo. “Vivientes” y “Sufrientes” de una época. Donde nada era fácil, donde los pesos escaseaban y la miseria golpeaba los ranchos sin cesar.- Aun así, se dieron idea para sobrevivir. Cruzaron una y otra vez, a pasos lentos o pasos rápidos, las calles embarradas y/o polvorientas del pago viejo. Dejaron sus improntas grabadas en anécdotas o hechos, que se volvieron cuasi leyendas. Y el paso inexorable de los años, con su maquinaria, rápida, ruidosa y cambiante, las desterró para siempre, de las ruedas de convivencia social, que se formaban en algunos boliches del pago y en el café de José María González, "El Brasilero", que quedaba en la esquina de las calles Coronel Marcelo Barreto y Coronel Francisco Tajes, donde hoy funciona el SUPERMERCADO DE LA VILLA.-
Tuve el placer y la
dicha de haberme criado en uno de los tantos comercios que en las décadas de 1960-1970 y hasta 1983, funcionaba además como “tertulia filosófica-literaria e histórica”,
donde se reunían casi todas las tardes hombres de tiempos pasados, provenientes
de todos los estratos de la sociedad vergarense.-
Allí estaban presentes
los que hablaban (que no eran muchos) y los que escuchábamos atentamente como
que estuviéramos en un círculo imaginario del “Café Sorocabana” de Montevideo,
aunque, carente de mesas, de mozos con corbatas de moña, de música tanguera de cafecitos humeantes y del bullicio interminable de autos, de gentes y de ómnibus….
Ése, fue mi primer
contacto y mi primer aprendizaje de la literatura, de la filosofía y de la
historia de la calle.-
La escuché y la viví
de la boca de aquellos, que exhibían con orgullo su ética, su honestidad, su
solidaridad, su respeto y su dignidad como tales, cuando por ejemplo hablaban de los
temas ineludibles de las “divisas partidarias”….
A pesar de las
profundas heridas que dejaron las revoluciones de 1897 y 1904, en aquellas
tertulias, hubo lugar para blancos, para colorados y luego, para
frenteamplistas. Eso sí, no había lugar para borrachos ni para provocadores
ni para deshonestos, porque mi padre de crianza, no le gustaban esas
cosas y los corría directamente del lugar, cuando evidenciaban alguna de estas
condiciones…. Fuera quien fuera, no le importaba si tenían plata o no. Porque
para él todos eran iguales y con la verdad en la mano y el honor en la palabra,
era seguro, que no le temía a nada ni a nadie.-
Irremediablemente,
para hablar de personajes de Vergara, tengo que comenzar por el comercio de mi
padre de crianza, que fue mi primera “Universidad de la Vida ”….
Ese comercio del cual
hago referencia quedaba en la esquina de las calles: Joaquín Suárez y Jacinto
Ruiz, de la ciudad de Vergara (donde hoy, funciona la tienda SUPER GERO de
Lilián Machado).-
Un antiguo caserón,
que allá por la década de 1920, construyó alguno de los albañiles italianos, a
pedido de don Felipe Robaina y de doña Mercedes Dolores Moreno “Doña Lola”, un
matrimonio, que con sus hijos mayores, había llegado antes del año 1900 desde
el paraje “La Escobilla ”
(Departamento de Florida) a un campo de la Costa del Sarandí Grande en el “Rincón de
Ramírez”…..
Ese caserón aun de pie
y con el pulso palpitante, tiene paredes de “ladrillos de campo”, asentado en
cemento, pisos y cielorrasos de “pinotea”, grandes aberturas, un enorme sótano,
techos de zinc inglés, dos patios interiores con un muro y una portera de hierro que los separa y un aljibe de 14 metros de profundidad.
Altivo y desafiante a los desastres climáticos ha resistido durante muchos
años, tantos, que avanza con total solvencia hacia el pórtico infinito de los
100 …
Allí funcionó LA URUGUAYA el comercio de
ramos generales de don Felipe y de sus hijos mayores: Leandro y Juan Gualberto-
al cual también llamaban “Felipe” - y además de tienda, mercería, ferretería,
venta de raciones para animales del campo y artículos veterinarios, a partir de
1928, anexaron un surtidor para expendio de nafta.-
Esa fue la casona de
los “Canarios” o de los “Mulatos”: Robaina-Moreno, que entre varones y mujeres
llegaban a la decena…
Ellos fueron: Juan
Gualberto, Leandro Mercedes, Roberto, Pedro Wilfredo y Ventura Ramiro (que era
el menor de la familia), mientras que las mujeres fueron: Juana Ema, Aura,
María Esther, Esmeralda y Telma (que falleció bastante joven, durante la década
de 1920, a
raíz de una hemorragia masiva, en momentos de que el Dr. Andrés Blanco
maniobraba quirúrgicamente para extirparle “un flemón”).-
Pero, no quiero
detenerme más en detalles que hacen mi niñez, mi adolescencia y mi juventud.-
Para ir terminando
estos primeros enfoques de un tiempo, solo diré que llegué a esa casona
propiedad de mis padres de crianza, tíos maternos y padrinos de bautismo:
Prudencio Antúnez Niz e Irma Hortensia Cuello Faliveni de Antúnez, en el mes de
enero de 1961 (cuando tenía 6 meses de edad) y me fui definitivamente del
lugar, en abril de 1985, cuando estaba cerca de cumplir los 25 años de
edad.-
“LOS UNIVERSITARIOS DEL SOROCABANA
VERGARENSE”
Casi todas las
historias pueblerinas que he guardado en mi memoria y las escribí o las escribo
en este momento para que perduren, las escuché en el interior o en la vereda de
esa casona patriarcal, donde se formaba aquella mesa “literaria, filosófica e
histórica” que formaban hombres como: Prudencio
Antúnez Niz (ya
referido como mi padre de crianza) conocido por “El Negro” o por “El Japonés”,
nacido en el “Rincón de Ramírez” y que de niño, luego de haber finalizado la Primaria en Vergara,
mientras residía en casa de su abuelo materno Paulino Niz Rojas, se alistó en
una comparsa de esquiladores “a martillo”, como “benteveo” y luego como
“enfardador”. Por último, fue “esquilador” de 40 ovejas por días. Tenía 14 años
de edad y se fue como peón de campo del padre de Martín Vidarte y de Estanislao
Brun y tropero de ocasión, varias veces.
Aprendió todas las
tareas que hacen en el campo y aun después de veterano, le encantaba ir a las
yerras y “tirar el lazo”.-
De jovencito (con 16
años de edad), ingresó como empleado de comercio de los “Zito Hnos.” en
Vergara; después, fue administrador del comercio de los “Ducatelli Hnos.” en el
Dragón y algunos años después, palanqueado por “El Tono” Zito, se largó con
“lista propia” y fue comerciante y comprador de gran parte de la casona de “los
Robaina”.-
Fue un voraz lector,
un adelantado en matemáticas, un velocista frustrado, buen bailarín de tangos,
“inventor, ejecutor y arreglador” de todo lo que se propusiera, un bólido
jugando por la punta izquierda del Vergarense FC; hincha de Nacional de
Montevideo y seguidor de los apasionantes relatos de Carlos Solé “el mejor
relator de fútbol”- según sus palabras. Fue un convencido para siempre de los
ideales “blanco-herrerista”, pero por sobre todas las cosas, un hombre honesto,
trabajador, de palabra y solidario, que nunca escatimó en servir al prójimo.-
Le gustaban los naipes
(sin llegar a la categoría de timbero), le gustaba “tirar a la taba”, “taquear”
al casín, pescar, nadar y cazar.-
Gran admirador de
Atahualpa Yupanqui (para él, no había otro mejor) y a quien conoció en 1958
cuando el canta autor llegó por única vez a Vergara y actuó en el Cine Dazer.
Para esa fiesta del folclore rioplatense, la llevó consigo a Mariel, mi hermana
mayor, que tenía 7 años de edad.-
Después recordarían
durante toda la vida, que don Ata, anunció al público que iba a tocar un estilo
de su propia autoría, denominado: “Campo Abierto” y que Mariel, en los
entreveros propios de la edad, le preguntó a nuestro padre de crianza:
-
Qué es un campo abierto, papá?
- Es
un campo sin alambrados, mija….
- Ah! Así que el hombre va tocar “Campo sin
alambrados”….
Y por ahí nomás quedó
la cosa, porque don Atahualpa desde el escenario, mientras arrancaba un
preludio a su guitarra bruja, también pedía a la sala abarrotada de público,
que le hicieran silencio….
La camioneta amarilla
de Antúnez, una Ford 8, modelo 1955, fue conocida en diversas circunstancias
por los más ricos y por los más pobres de Vergara y de la zona. Cuando se trató
de pasear la Reina
del Carnaval en la vuelta de la
Plaza “Confraternidad”, la comisión de fiestas no vaciló en
solicitar su presencia. Cuando se trató de trasladar un herido, accidentados o
una parturienta en forma urgente al Hospital de Treinta y Tres, la Policía de Vergara o de
Rincón, tuvieron en él, un eficaz colaborador. Y cuando muchos pobres, tuvieron
que llevar a sepultar un pariente o una parienta, allí estuvo él con su
camioneta amarilla y nunca, les cobró un peso….
Su ancianidad fue de
urgencias económicas y coronada por una enfermedad terminal.-Dio mucho, sin
mirar a quienes. Pero cuando le tocó irse de esta vida, se llevó el cariño y el
afecto de todo un pueblo, que como nosotros, sus familiares, lo extrañamos
mucho…..
Me dejó bien patentes
sus huellas terrenales. Que son las mismas que hoy transito, eludiendo
obstáculos naturales por todos lados, pero, con la cabeza levantada, sin mirar
a los costados y sin renunciar jamás a desprenderme de ellas.-
Ventura Ramiro Robaina
Moreno “El Canario Ventura” (que fue educado en el Colegio LA SAGRADA FAMILIA en la ciudad de Montevideo) además de haber sido Profesor de Historia y de
Francés en el LICEO RODÓ de Vergara. Fue Concejal y Diputado
blanco-herrerista por Treinta y Tres, ocupando una banca en lugar del titular
Sr. Martín M. Ois.-
Tenía mucho de
“tribuna política” que denotaba en la forma de expresarse. Sus alocuciones,
merecían ser escuchadas porque entre varias cosas más, había conocido a los
primeros habitantes del pueblo de “El Parao” y había tratado en Montevideo a
eminentes personalidades, del orden cultural y del orden político. Sus
amistades, eran inagotables y se daba con todo el mundo. No discriminaba ni
excluía a nadie. Con todos conversaba y ayudó a mucha gente pobre mediante
obras sociales. También le gustaba bailar tangos, escuchar radio a toda hora y
el caballo “entero” “Tango Brujo”, las gallinas blancas que sacaron premios en
“El Prado” de Montevideo, el toro “Ipiranga”, el perro “Ché” y las carreras de
caballos y de sulky, también fueron su orgullo y su pasión. Pescador de líneas,
boyas y plomadas. También fue gran tirador con escopeta y muy buen cazador de
perdices. Gran entusiasta por el deporte que fuera, incluso practicó natación
cuando era estudiante en Montevideo. Pero, específicamente, prefería el
fútbol.-
No aprendió nunca a
manejar autos. Y el mismo contaba que tuvo que vender la única bicicleta que
poseyó, ya que no aprendió a utilizar el inflador para darle aire a las
ruedas…..
Fue el principal
mentor, sostenedor y propulsor del Vergarense FC.-
Luego, creó, dirigió y
respaldó al Aliancista FC. Soñó con un teatro de verano en el “Parque
Vergarense” (que hoy, lleva su nombre); con una pista de atletismo en los
contornos de la cancha de fútbol y supo ser gran amigo de “Lucho” Diogo (un
renombrado esgrimista uruguayo).-
También era hincha de
Nacional de Montevideo, pero, le gustaba escuchar a Heber Pinto, porque era más
rápido que Solé para relatar las jugadas….
Leandro, Roberto y
Pedro Wilfredo Robaina Moreno: Eran hermanos de Ventura y por ende
constituían la familia de “Los Canarios o los Mulatos” Robaina.-
A Leandro (señor de
traje y corbata, que era estanciero además, le decían “El Carpeta”); a Roberto
“El Mulita” o “El tío Roberto”y a Wilfredo “El Polvadera”, “Monfreda”, “El tío
Vifredo” o “El Canario Viejo”….
Excelentísimas
personas cualesquiera de los tres. Todos ellos tuvieron campos arrendados o en
propiedad, pero lógicamente, no tenían la misma instrucción cultural que tenía
Ventura. Aun así, tenían muchas historias viejas, forjadas a lo largo de los
caminos y “El tío Vifredo” además, se destacó como dirigente de “Chico Tazo” y
después, de Wilson Elso Goñi. Era de los asistentes a los “Cabildos Abiertos”
de los inicios de la década de 1960, desfiló a caballo de pañuelo blanco en la
ciudad de Treinta y Tres y en Vergara, uno de los tantos, que estaba adherido a
la “Reforma Naranja” en el año 1966.-
No fueron hombres de
fútbol. Aunque se cuenta que una vez fueron al viejo PARQUE VERGARENSE a
mirar un partido y despertaron la curiosidad de un visitante de Montevideo,
porque los tres desmontaron de sus caballos, afirmaron sus pies en el alambrado
circundante y quedaron con las riendas y los rebenques en las manos….
El
“montevideano”, sin saber que Ventura era hermano de los paisanos que
miraban el espectáculo deportivo, le comentó:- Qué maravilla! Aquí en Vergara,
hasta los canarios de tierra adentro, vienen a mirar el fútbol!
Y Ventura le
respondió:- Esos tres que usted ve ahí, que están con los caballos de la
rienda, los tres, son hermanos míos!!
El otro, al instante,
quedó rojo “como un tomate”. Y buscando salir del corral donde se “había
embretado”, tartamudeaba y no encontraba las palabras adecuadas para pedir las
disculpas del caso…. Al final la risa sincera del "Canario" Ventura, le alcanzó "el salvavidas" para que pudiera asirse y salir airoso de las aguas agitadas de la verguenza, donde bailoteaba como una hoja en la corriente....
José María Vergara
Gigena “Pepe” o “El Kaiser”, otro coloso más, que había sido empleado del
Banco República en la ciudad de Rocha, leía libros de Voltaire, de Montesquieu,
de Rodó, de Quevedo, de Bécquer, de Manrique y Héctor Gagliardi. Muy a menudo
andaba recitando rimas de los clásicos españoles y cantaba también trozos de
tangos como “Madreselva”, "Sentimiento Gaucho" y “La
Cumparsita ”.-
Al igual que Ventura,
sabía bastante de la historia local, escuchaba devotamente las columnas
culturales de la radio “El Espectador” y se prendía a las audiciones: “Tomándole
el pulso a la República ”
y a la del Dr. Eduardo J. Corso en la “Radio Rural”. Era de los “rancios”
descendientes del brasileño “Yuca” Vergara, el fundador del pueblo.-
Fue jugador del
Vergarense FC, pero a raíz de una afección pulmonar que sufrió siendo joven
aun, el deporte, culminó pronto para él.-
Hincha de Nacional de
Montevideo, era consumado blanco-herrerista y no podía soportar bajo ningún
concepto la figura del caudillo Wilson Ferreira Aldunate, aunque tenía sus
simpatías ocultas por el sobrino político, que era Wilson Elso Goñi….
Diego Scarano Thevenet
“Domingo” o “Minguito”: hijo del primer sastre que hubo en Vergara.
Un italiano petiso y rezongón que provenía de Potenza (Sur de Italia) y que se
casó con la artista de circo francesa, doña Sara Thevenet….
Familia Scarano-Thevenet.- |
Fue de los fundadores
del Vergarense FC en el año 1913, donde contaban que había descollado como
excelente “back derecho”…..
Muchos años después,
en oportunidad de que las estrellas de Nacional llegaran a Vergara a jugar un
partido benéfico, “Minguito”, lo vio al eximio puntero derecho de Nacional de
Montevideo: Luis Ernesto Castro, quien enloqueció a sus rivales de turno a fuerza de “moñas” y de “gambetas” en esa lejana tarde. Con su impecable sobriedad y vestimenta,
con su característico:- Viejaaaa…..dijo “Minguito” a sus conocidos:-
Viejaaa….éste, en 1930 a
mí, no me pasaba….
José Scarano Thevenet
“Pacharrón” o “El Pacha”: entre otros y otras más, era hermano de
“Minguito”, de Arévalo que era sastre y de Roger, que trabajaba en AFE. José,
era peluquero, pescador y tomador de mate amargo, las 24 horas del día, le
encantaban las “riñas de gallos”, tenía la valija “repleta de historias del
mundo” y al igual que “Minguito” y que Roger, fue, de los legendarios jugadores
del Vergarense FC. y luego del “Peñarol” de Vergara, donde se destacó como
golero, con la característica de que atajaba con un reloj pulsera, colocado en
la muñeca izquierda.-
José y “Minguito”,
eran blancos de la 400 del Dr. Cossio, hinchas de “Peñarol” de Montevideo y
vibraban cada vez que Fernando Morena, dejaba “la globa” incrustada en el fondo
de la red…
Enrique Sica Ambus “El
Polaco Enrique”, de origen judío y oriundo de un lejana Polonia que fue
asolada y semi-destruida, por la hordas salvajes de los nazis durante la Segunda Guerra
Mundial.-
Él, sus hermanos y
madre lograron escapar allá por 1933, viajando 8 días en un tren, donde solo
consumían papas a falta de otros alimentos.-
El padre, ya hacía
algunos años que se había venido para Montevideo y luego para Vergara, donde,
acumuló dinero vendiendo “baratijas” y “chucherías” y logró traer su familia,
viajando desde Treinta y Tres, en el camión de don Juan Lagreca y
estableciendo su primer domicilio, en la parte superior del “Altillo de
Padula”.-
Es que don Moisés (que
así se llamaba “El Polaco Viejo”) vio que las tensiones iban paulatinamente en
aumento, había rumores de guerra y los alimentos estaban comenzando a escasear.
No esperó más, preparó las valijas y se trepó en el primer barco que salía con
destino hacia la América
del Sur, obteniendo un pasaje de tercera….
“El Polaco” Enrique,
dueño de un particular optimismo, siempre tenía un chiste a mano y una sonrisa
a flor de labios. A mi padre lo llamaba de “Japonés” y era muy común que todos
los días en horas tempranas de la tarde cuando llegaba al comercio, pisaba el
umbral de la enorme puerta de ingreso y siempre repetía:- Qué pasó,
Japonés?....
Fue un verdadero
autodidacta, con una inteligencia encomiable, dado que nunca asistió a la Escuela Primaria
en el Uruguay y sin embargo aprendió a leer y a escribir en español, casi solo
y en poco tiempo.-
De oficio: tendero y
dueño de “Las Mil Novedades”, junto con su hermano Bernardo y luego de la
muerte de éste, tomó las riendas del negocio ayudado por su hijo Jorge.-
También tenía el hobby
de arreglar relojes “a cuerda” y según contaba, había aprendido con uno de los
Padula-Merlino.-
Como los demás
habitúes al imaginario café “Sorocabana”, él, siempre tenía alguna novedad para
contar, mientras degustaba lentamente una “Poca-Cola” (Coca-Cola) como le
gustaba decir o como podía decir….
“SIGUE LA NÓMINA DE LOS
UNIVERSITARIOS"….
Octavio
Correa Arroyal “El Coco” o “El Perro Barcino”: Había sido chófer y
mecánico de los camiones del “Gordo” Walter Guadalupe Robaina. Fue electricista
y portero de la Sucursal
del Banco República de Vergara. Gran jugador del Vergarense F.C. su estrella
brilló como “back derecho” el día que le tocó marcar al puntero derecho Luis
Ernesto Castro y alcanzó a jugar en “Rodó” y en “San Lorenzo”, de la ciudad de
Treinta y Tres.-
También tenía mucho de
“boliche” y de trasnoches, le gustaba “el trago” y a veces se pasaba y quedaba
“pesado” de más; pero tenía el chiste, y la broma justa, para el momento
indicado. No había quien no se destornillara de risa con sus ocurrencias.
También le encantaba dormir hasta las 12 del mediodía, pescar y hacerles bromas
a sus amigos, a veces con tintes de “bastante pesadas”….
Era colorado-riverista
e hincha de “Peñarol” de Montevideo.-
Domingo Rial Guerra
“Rialito” : nacido en Montevideo y educado en un Colegio de Curas. Vistió
siempre de gabardina, chaleco “con cadenitas” y sombrero de fieltro. Tenía su
interesante grado de cultura, era rematador público, primo hermano del poeta
“Gabrielito” Guerra- conocido por “Luz Negra”- y había sido Secretario del
Concejo Auxiliar de Vergara.-
Un hombre que conoció
a los primeros habitantes de Vergara, que le gustaba la timba, que fue gran
amigo de José Pedro Zuluaga, que sabía historias muy viejas, que recitaba
versos de “El Viejo Pancho” y de poetas españoles, que había viajado en
diligencia y que además era hincha de “Nacional” de Montevideo y sus ideales
eran los de un blanco-herrerista.-
Irónicamente, fue un
ateo consumado. Jamás aceptó la presencia de Dios y no soportaba ni ver los
curas, ni las monjas, delante de él.-
Murió anciano, casi en
la indigencia y abandonado por su familia, que estaba radicada en Montevideo.-
Filomeno Alberto Padula
Merlino “El Nene”: Era compadre de mi padre y de mi madre de crianza,
debido a que estos eran los padrinos de Walter Padula Loyarte- uno de los
tantos hijos de “El Nene” y de Mercedes Loyarte.-
Con papá siempre se
llamaron de “compadres” y fueron íntimos amigos. Tan amigos que en verano hasta
se iban a bañar y nadar juntos en el arroyo Parao.-
Profesaba ideales
blancos, bastante culto para la época y era empleado del Juzgado de Paz de la Novena Sección
(Vergara) en tiempos de don Excelino Vargas.-
Un hombre con mucha
“tela cortada” y por ende, también formado en la “Universidad de la Vida ”. Vestía impecablemente
de traje y de sombrero, como la gente de una época y recuerdo, que usaba lentes
de aumento, tenía el cabello bien blanco y escribía con una hermosa
caligrafía.-
Contaba mi padre que
era muy enamorado, le encantaba disfrazarse de “distraído” en carnaval, actuó
en murgas, tenía un admirable sentido del humor y siempre animaba sus charlas,
con chistes y con cuentos de tiempos pretéritos. Jugó al fútbol en el
Vergarense FC de “puntero izquierdo” y tocaba el clarinete por música y la
guitarra, “de oído”.-
También tuvo servicio
de “Pompas Fúnebres”, levantó “quiniela” a caballo, tuvo una chacra en los
aledaños de la “Cañada Grande” y era bastante despierto para los negocios…..
Algunos, quizás con la marca ardiendo por sus negocios, a sus espaldas y en voz
baja, lo llamaban por: “El Pirata Sonriente”…
Recuerdo que repetía
la consabida frase: “El ocio es la madre de todos los vicios”….
Bairo y Anacleto “Don
Gito” Machado Larrosa: dos hermanos, nacidos en la costa de “San
Francisco” (Segunda Sección de Treinta y Tres). Ambos, en sus comienzos, fueron
blancos-independientes de la gente de Palmiro Fernández, pero después Bairo,
viró hacia el herrerismo y se fue para siempre con la gente de la 17, que
comandaba don Víctor Ortiz, un barraquero de renombre, en la ciudad de Treinta
y Tres.-
“Don Gito” vivía
pegado a casa, tenía comité de la 30, un campo en la zona de la Cañada Grande y
además, Wilson Elso, lo había designado como capataz de obras en la Junta Local de
Vergara. Por su parte, Bairo, tenía campo y comercio de ramos generales en el
“Paso de Píriz”, barraca de cueros y lanas en Vergara y vivía casi enfrente a
casa, pegado a lo del “Canario” Vifredo Robaina.-
Cualquiera de los dos,
eran muy solidarios, muy trabajadores y excelentes personas. Eso sí, muy
nerviosos cualquiera de los dos. Si andaban a caballo tenían que andar al
galope y si andaban de a pie, tenían que caminar rápido y no eran gente de
estar mucho sentados.-
Tanto Bairo como “Don
Gito”, tenían excelente caligrafía y el segundo de ellos, tenía la
característica de que era zurdo, pero, escribía con la mano derecha. Además
“Don Gito”, era un excelente cocinero y de él, se comentaba que cuando enviudó de
la primera esposa, además de vestirse todo de negro, le puso moñas de igual
color a las “copas” del freno del caballo, a las riendas, a “las estriberas” y
al “mango” del rebenque. Cuando viajaba en la volanta que tenía, hasta las
velas que llevaban “los candeleros”, eran de color negro. En realidad la gente
de esa época, le llamaba a tal acto: “luto riguroso” y el mismo se utilizaba
ante la pérdida de un familiar directo.-
Los Machado, tenían
muchos cuentos y mucha expresividad para contarlos, teniéndose en cuenta que
Bairo, también oficiaba de “caza-noticias” del barrio “El Centro”, dado que
tiempo después vivió hasta su muerte, pegado al desaparecido Juzgado de Paz de la Novena Sección de
Treinta y Tres.-
Toribio Lucas Muiño
“El Loco Loló” o “El Ciruja”: era hijo de José Lucas, un brasilero que fue
de los primeros pobladores de Vergara y por el lado materno, era sobrino del
Comisario José Muiño Nalerio, gente nacida en las costas del arroyo de “El Oro”
y de mucha confianza para el General Basilisio Saravia.-
Mecánico, herrero,
carpintero, chófer de autos y “compositor” de caballos de carrera. Era muy
inteligente, buen cocinero, muy delicado en todo lo que hacía y tenía el don
innato de llevar a cabo, todo lo que se proponía. Con solo mirar y observar un vehículo
que marchaba a gasógeno, cuando el tema de la escasez de combustible a raíz de la Segunda Guerra
Mundial, “El Loco Loló”, fabricó uno y luego varios más, similares al que había
visto por primera vez y todos funcionaron a la perfección.-
Gran intelectual. Leía
libros de Derecho Penal y Civil, de Historia y de Geografía y tenía las rimas
de Bécquer, ocultas debajo del colchón de su cama. Se regocijaba de tal hecho y
decía:- Este es un libro que solo lo pueden leer intelectuales….
Tenía muchas historias
en haber y cuando se tomaba unos tragos, quedaba más intelectual todavía.
Hablaba de “descargos espirituales”, “de actitudes fuera de lo común”, “de
hechos que engendraban violencia”, “de la Provincia Cisplatina ”
y de “métodos preconcebidos”…..
Hay constancia de que
cuando joven, en la década de 1930, fue de los actores del teatro y cantor del
coro ORFEUM, que habían formado los hermanos Santibáñez-Lorenzo.-
En su Chevrolet 1928,
fue conducido el cuerpo de Juan Díaz (el abuelo de Dionisio), desnudo y arriba
de una chapa de zinc desde el arroyo de “El Oro”- donde lo encontraron- hasta
una fosa común, abierta en la tierra, en el cementerio viejo de Vergara.-
De ese acto, comentaba
“El Loco Loló”:
- Se me cayó el inflador que llevaba en la cintura,
cuando tiramos el cadáver para adentro de la fosa…Y les digo la verdad, no bajé
a sacarlo, porque el cuerpo del viejo Díaz, tenía un olor más que nauseabundo….
Se acomodaba los
lentes con un gesto característico, daba una chupada rápida al cigarro y
finalizaba con su cierta retórica:- Estoy seguro que si un día escarban la zona
por tal o cual motivo y llegan a encontrar el inflador mío, al costado, ya
saben que están los restos del viejo….Se bien, porque le inflador mío, le cayó
por arriba…
Muchos deben de
recordarlo como el que tuvo una petisa colorada, tres perros y una perra que
hicieron historia en la década de 1960.-
“El Camundá”,
que le encontraba la gorra, en cualquier lugar que la dejara escondida….”Este
perro es una institución”-decía el “Loco Loló”…Después estaban: “El Socorro”;
“El Pistola” y “La Juanita ”….Además
de la petisa colorada, que tras un llamado característico que él emitía, el
animal, respondía con un sonoro relincho.-
Fue blanco-herrerista
en sus comienzos y luego por un agradecimiento al Dr. Raúl Gadea, se volvió
frenteamplista consumado y a raíz de esos temas y de la intolerancia cuando se
encontraba “encopado”, conoció dos veces el calabozo de la Seccional Novena
y una vez y por varios meses, las “cuadras” de la Cárcel Departamental ….
Amigo y compañero de
trasnoches de Serafín J. García. Anduvieron juntos por las timbas, los velorios
y los prostíbulos de Carlota Lugo o de Otilia Morosini, en el pago viejo. Y
quedaba furioso, si alguno osaba hablar mal de la conducta del General Juan
Domingo Perón, en su presencia.-
Fue gran amigo de mi
padre, quien al final de sus días, lo tuvo que correr del comercio, porque
había dado en emborracharse un día sí y otro también e ir a buscar pendencia
con el primero que se le atravesara en el camino.-
Papá, jamás le guardó
rencor e incluso cuando "Loló", estaba en coma en el Hospital de Treinta y Tres, a causa de una hemorragia cerebral, fue un
día a verlo y se pasó toda la tarde cuidándolo….
Pero “El Loco Loló”,
ya no conocía a nadie….
Román Brun “El Pecho
Duro” “Romanito” o “El Tío Román”: nacido en la ciudad de Treinta y
Tres, pero, bien pronto conoció lo que era la dura lucha campesina. De peón de
estancia escaló posiciones hasta ser capataz de los campos de la “Cipa Olimar”,
cercana a la Ruta
17. Ahí estuvo durante muchos años. Después, ya maduro y jubilado se vino para
Vergara, donde adquirió una casa en las estribaciones del barrio “La Cuchilla ” y siguió
trabajando en las ferias ganaderas, como “pistero” para no quedarse quieto y
arrimarle otros pesos a la jubilación.-
Muy buena persona “El
Tío Román”, siempre usó botas y bombachas, con su característica innata del
“pecho saltado”.-
Le gustaban las
“cañitas blancas” y contaban que cuando era capataz de los campos de la Cipa , los contrabandistas con
cargueros que pasaban por el campo, le dejaban dos o tres damajuanas escondidas
en el monte en un lugar acordado de antemano y él, cada vez que salía a
recorrer, reponía el faltante en una botella y la llevaba para el
establecimiento, oculta entre los cojinillos del apero y la escondía en una
parte de la casa que solo él sabía, para que la esposa y los demás peones no
pudieran descubrirlo.-
En la barra que se
formaba en casa, era uno de los “escuchas” aunque a veces también se mandaba
algún cuento. Había sido alumno en la Escuela en Treinta y Tres, del Maestro Lorenzo
D´Auria. Un floridense que llegó a Vergara en 1916, para ser director de la Escuela de Varones Nro. 13
y se convirtió en el PRIMER MAESTRO TITULADO, que hubo en este pago vergarense.
Además era poeta, periodista y firmaba sus sueltos literarios con el seudónimo
de “Flechero Tell”.-
Posteriormente, editó
libros de poemas y de prosas. Fue Maestro Director e Inspector de Escuelas en
Treinta y Tres y en Montevideo, fue integrante del Concejo de Educación
Primaria.-
Nos contaba “El Tío
Román”, que D´Áuria era un caballero con los niños. Y que si alguno incurría en
alguna “pillería” común a la edad, él, prefería hablarle, antes que darle unos
“coscorrones” o una buena “penitencia”.-
Dermeval Freire
Ledesma “El Pardo Freire”: nacido en el “Paso del Dragón”, era hijo de
don Indalecio Freire, carpintero y herrero, de los primeros pobladores de la
zona, traído por don Plácido Rosas, cuando empezó a formar el caserío
primigenio en sus campos de Cerro Largo.-
Gran amigo de mi padre
de crianza, con quien habían compartido fútbol y días de baile en lo de doña
Severiana Larrosa de Rosas y otros tantos días de aburrimiento, en aquel centro poblado de Dragón del año 1931.-
Freire, explotaba un
campo en la costa del “Sarandí Grande”, le gustaba mucho el fútbol, era bueno
con la baraja en la mano y también tenía muchas historias de la gente antigua.-
Era todo tirado “a
letrado” y presumía al igual que mi padre, de escribir sin una falta de
ortografía.-
También, había
heredado el oficio de herrero y recuerdo que una vez, le hizo punta, a un puñal
de mi padre, que se le había quebrado la misma.-
Era un hombre muy
curioso y a él, fue al primero que le oí, que un gallo “castrado” cría los
pollitos como si fuera la gallina madre….
También contaba que la
comadreja, es el único mamífero en el campo que no sufre dolores de parto, al
tener la “pichonada”. Y contaba que los antiguos atribuían tal hecho a que
cuando nació el niñito Jesús, la Virgen María quería hacerle una sopa de gallina y
ningún animal se le ofrecía para traerle un ave. Enterada de tal hecho la
comadreja, fue hasta un gallinero cercano, capturó una gallina, la mató y se la
trajo a la Virgen María
para que hiciera la sopa para el niñito. Agradecida ésta, inmediatamente, le
otorgó a la comadreja, el don de parir sin dolor. Y el hecho de marras, se fue
trasmitiendo a lo largo de los siglos de generación en generación.-
Wenceslao “Pocholo”;
Honorio Aldino “Birico”; Luis Carlos “El Paco”; Bernardo “El Pepe”; Doroteo
“Pitito” y Honorio Alberto “La
Nenita ”, eran parte de los Zuluaga, descendientes de
don Honorio, aquel veterano hijo de brasileros englobados entre los primeros
pobladores de la zona, que decía: “Tengo plata y más plata, carajo” y se
golpeaba con fuerza, los bolsillos de las bombachas.-
Por lo tanto,
provenían de un rancio abolengo, con apellido de raíces vascas, pero
descendientes directos de una estirpe que se había originado en Juncal
(R.G. Brasil) con campos y haciendas bien “pelechadas”.-
“Pocholo” y “Birico”
eran Zuluaga-Núñez. Los restantes eran Zuluaga-Zuluaga….
Y todos ellos fueron
amigos y clientes en el comercio de mi padre. Alguna historia, siempre tenían
para contar.-
“UN
PERSONAJE DE LEYENDA”….
José Gervasio Alvez
Molina “El Teco” o “José Velorio”: nacido en Vergara, en una familia donde el padre y tres de sus
hermanos eran herreros y su madre, era familiar cercana del payador de Cerro
Largo: Carlos Molina, quien en sus venidas a Vergara, iba a visitarlos.-
A pesar de que “El
Teco” tenía cierto retardo mental, mi padre lo apreciaba mucho y era de los que
se sumaba a la barra como “escucha”, aunque algunas veces era el que traía las
noticias de quien había robado en tal o cual lado, de quien estaba preso en la Comisaría Novena
o de quien había fallecido y que Empresa era la que lo estaba velando….
Nunca se sentaba
como los otros asistentes. Se recostaba al mostrador de madera o si estábamos
afuera se recostaba a uno de los plátanos de la vereda y allí estaba dos o tres
horas de corrido, sin hablar una sola palabra. Lo único que hacía, era reír a
carcajadas cuando los otros viejos de gusto, hablaban algún “relajo”….
Sus palabras se
cortaban por la mitad y recuerdo que decía entre muchas cosas más: -Mudió
fulano….
Ah sí- le
contestaban….
- Sí mudió hoy de madugada….Lo tá velando el Simón y
dice que pa el entiedo no viene cadoza, viene solo el fulgor…..
Quería decir que lo
estaba velando “De Simone” y que en vez de venir carroza fúnebre, venía solo el
furgón….
Hacía mandados para
todos los vecinos que le pidieran, cobraba la “Pensión por enfermedad psíquica”
y le encantaba pasar toda la noche en los velorios, fuera de quien fuera….
Mi padre no le gustaba
que lo “judiaran” en su presencia y allí en casa, todos lo respetábamos y él,
se sentía muy a gusto.-
Recuerdo que escuchaba
que sonaban las campanas de la
Iglesia , se refregaba las manos y decía:- Buenoooo viá tené
que ia misa….
Papá, bromeaba con él:
- Bueno vaya y le confiesa al Padre Cura todos los pecados de esta semana….
Y él largaba la risa a
toda boca:- Peo Puencio, yo me cofesé la semana pasada, yo me cofesé la semana
pasada- volvía a repetir- y le dije al Pade todo lo malo que había
hecho….
Y papá volvía a
“cargarlo”:- Y qué le dijo el Padre Cura?......Bué y me dijo dezara tes Ave
María y un Padenuesto y que no iba a ir al Infieno….
Y allá salía “con la
piernas cambadas” y en un trotón característico rumbo a la Iglesia.-
Otro día papá, le
contó que había salido de noche y que frente a la carnicería del “Canario”
Martínez, se había encontrado con un hombre grande y de larga barba blanca, que
le cerró el paso y le dijo:- Buenas Noches señor….Usted es Prudencio Antúnez? Y
al contestarle afirmativamente, el hombre grande de la barba blanca siguió con
su prosa: Usted lo conoce al viejo Rial Guerra?...- Sí señor, lo conozco Y dijo
el barbudo:- Dígame dónde vive….que ando buscándolo para llevarlo conmigo….
Ante ello mi padre le
preguntó: Y Usted quién es si se puede saber?.... Con un eco suave y dulce, que
no era de este mundo, el desconocido le contestó:- Yo, soy Dios…Y sin más
palabras que decir, se tapó de misterio y de oscuridad….
Después, José “Teco”
contaba para todos:- Puencio se encontó con Dió, fente a la canicería de
Matínez y dice que le peguntó po el viejo Diá Gueda que lo andaba buscando pa
llevalo….jajaja….Y se doblaba riéndose y golpeaba las manos a la vez…
Agregaba: -Viejo Diá
no cré en Dió! El Cuda ya me dijo que viejo Diá va i a infieno…
Y repetía y volvía a
repetir su anécdota….
A veces le
preguntábamos:- Ché “Teco” no vas a votar a los blancos….
-No! Y sacudía medio
enojado la cabeza….E que vota los bancos e mi hemano “E Sabiá”….Yo so cooado-
ballista de Bizcocho Pinto…Poque me sacó la Pesión y la Quedencial pa votá!
Quería significar que
era colorado-batllista del Senador Juan Luis Pintos a quien en Vergara, los
íntimos, le conocían por “El Bizcocho” Pintos.-
Más o menos estos
personajes, eran los que se reunían todos los días en el “Sorocabana
Vergarense” que con buen tiempo, lluvia o truenos, no faltaban sin aviso, a las
tertulias propiciadas por la batuta invisible e incansable de aquel Prudencio
Antúnez Niz.-
Fin
de la primera parte…
Jorge Carlos Muniz Cuello
Vergara, 29 de octubre del 2017
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