sábado, 9 de diciembre de 2017

                                   

                                       “EL SOROCABANA VERGARENSE”

                                                                                         ( 3era. Parte)

Desde la calle Joaquín Suárez, llegaban  las frenadas y los arranques característicos del ómnibus de Aurelio Giroldi, bajando y subiendo gente en su recorrida hasta la Estación AFE, mientras Carlitos Larrosa, alias “El Pincel”, que era el guarda y ayudante del conductor (antes lo habían sido José Pedro Techera y “El Tito” Pucholo) se esforzaba por cargar bolsos y valijas de los ocasionales pasajeros.-
Giroldi, un hombre robusto, bonachón, cara redonda, de cabellos y bigotes rubios- no negaba que era hijo de italianos- vivía con su familia en una de las tantas piezas del Hotel de Claussen y en los ratos libres que tenía, trabajaba como albañil y como podador de árboles frutales, oficio este último, que le venía del viejo legado italiano.-
Daba gusto escuchar sus historias de vida, como aquella del mediodía en que el “Marne”, un perro negro que tenía “Lito” Larrosa que en ese tiempo oficiaba de “quinielero”, se le subió sorpresivamente en el ómnibus, se acomodó al costado del asiento del chófer y lo acompañó sin moverse, hasta la Estación.-
El Pincel”, le comentó a Giroldi:- Bajo ese perro o qué hago?….
Y el gordo bonachón que conocía de antemano las virtudes del animal, simplemente esbozó una sonrisa y le comentó: - Dejalo quieto que yo se lo que viene a buscar…..
Al rato llegó el “motocar” marca “Grill” que iba en dirección a Río Branco, conducido por don Boos Labarthe (el padre del maestro) y tras cargar pasajeros y encomiendas, Giroldi, “El Pincel” y el perro “Marne”, emprendieron su retorno hacia el centro de Vergara, con sus paradas preconcebidas…..
Al llegar a una de las tantas paradas que tenía en el barrio “El Centro”, el gordo conductor, sacó un ejemplar del fajo de diarios que traía a su costado, para entregar al mandadero de la librería ARIEL del “Tito” Cardozo , se lo puso en la boca al “Marne” y le dijo:- Bueno, llévele este regalo pa su padre….. Después, le ordenó al “Pincel”: Abrile la puerta nomás….
El perro, miró con ojos agradecidos, bajó de un salto los escalones que lo separaban del suelo y sin dar el frente, con cara de satisfecho, encaminó su tranco hacia el Sur, por la vereda de la Barraca de "El Gordo" Guadalupe, llevando en su boca, el diario para el amo.-

                                            DON MATEO Y SUS HAZAÑAS…..

En el interior de "El Sorocabana Vergarense”, don Mateo Alvarez, un carrero viejo, tirando a pelirrojo, que vivía en el barrio de “La Estación” y a quien le llamaban indistintamente, “Barbas Coloradas”; “Mateo Malo”, “Yeguas Blancas” (por los equinos que prendía en el carro) o “Mateo Crucera” (porque siempre andaba bravo, aunque todo el mundo, sabía que era un viejo “ganador de tirones”), mientras pitaba un pucho de tabaco “Caxambú”, contaba para los demás parroquianos:- Na guelta un atrevido dentró a provocarme por unas guarangadas y le dio y le dio, hasta que yegó un momento que mechó la boca….Yo soy muy aguantador, pero, nese momento dentré a calentarme di a poquito y cuando mechó la boca, me rasqué la cintura y pelé el 38 pa fuera……
Daba una pitada larga……..Gueno disparó al diablo el atrevido cuando vio brillar el caño del 38 y se metió pa dentro del rancho y trancó la puerta…..Mi acuerdo como si juera hoy, había un sol que rajaba la tierra y yo arremangao con el revólver en la mano, le gritaba puerta por medio:- Salí pa fuera carajo! Que yo te viá enseñar como se rispeta un hombre…..Y él nada...calladito la boca…..
Golví a llamarlo otra vez: - Salí pa fuera jodido….Hasta poco hombre sos...No servís ni pa taco de escopeta…..Y él, nada…..Tá que una me calenté y le agarré la quincha el rancho a balazos…...Ustedes han de crer que ni así salió y yo como tenía munición de sobra, jui cargando varias veces el revólver y casi que le dejé el rancho desquinchao….Así como lu oyen….Casi le dejé el rancho desquinchao…..
Los parroquianos tornaron a levantarse y resbalarse despacito puerta afuera…. El viejo, también se hizo el disimulado y cuando iba pisando el marco de la puerta para afuera, mi padre de crianza, le pegó el grito:- Don Mateo, mire que no me pagó ese “completo” (tabaco, papel y fósforos), quiere que se lo apunte….
El viejo dio vuelta como una tromba:- Mire don Antúnez, que yo no soy embroyador y si usté desconfea de mi palabra…..
Mi padre no lo dejó terminar la frase. Petiso y nervioso como era, de guardapolvo gris y boina negra, le ganó el tirón desde “el vamos”:- Usté lo ques es un viejo atrevido, mentiroso y ganador “de tirones”….Si iba a llevar fiao “el completo” me hubiera dicho, pero ahora por bravo, haga el bien me devuelve todo lo que llevaba y se pela de aquí adentro….
El viejo Mateo, sorprendido por la reacción de Prudencio, que ya venía lleno de las mentiras y las bravuconadas, se entregó y dijo:- Sí señor don Antúnez…..Y le tiró sobre el mostrador el paquete de tabaco recién empezado, el libro de papel y los fósforos….
Dio la espalda sin decir una palabra, pero al llegar a la puerta principal volvió la cara y le dijo a papá en velada amenaza:- Tenga cuidao con su cuerpo….si alguna vez nos cruzamos en la calle…..
- Y Usté, tenga cuidao con su lomo viejo atrevido, si alguna vez llegamos a cruzarnos….
Como a los dos meses más o menos, don Mateo, apareció mansito por el boliche.
- Guen día don Antúnez….Puedo dentrar…
- Buen día don Mateo….Pase adelante nomás…
Papá, no era hombre rencoroso, lo disculpó de aquel mal rato y siguieron como antes, aunque el viejo, de ahí en más, trató de medirse cuando iba a echar alguna mentira o contar alguna bravuconada….
Otro día comentaba Salvador Acosta : - Ché Antúnez, el que se pegó bruto porrazo ayer en las ferias fue el viejo “Yeguas blancas”...jajajaja…..
Y qué le pasó?- preguntaba mi padre-
- Bué y la cosa más rara. El viejo taba a caballo mirando la Feria y de repente le vino un acceso de tos y empezó a toser y no paraba más, se tapaba la boca, quedaba colorao de cara y lo empezamo a mirar. Y vos sabés que de repente se empezó a ladiar de a poco, pa un costao y ladiada fue, que terminó cayendo del caballo...jajaja….
- Yo, mi acordaba ...mirá el amigo de Antúnez, cayó de arriba del caballo tosiendo...
Y lagrimeaba Salvador, riéndose y sacudiendo la silla de mimbre.-

                                     EL DESFILE DE LOS PERSONAJES….

Por la calle Jacinto Ruiz, la de la Escuela Nro. 17, pasaba hacia al antiguo edificio de la Caja de Jubilaciones, donde atendían: “El Vasco” José Nicolás Sarasola; “El Turco” Domingo Elías; Carlos Pereira Zuluaga “El Costillero” o “Cuellito”, que usaba unos lentes con un aumento de “fondo de botella”, pasaba, doña Dasila Agápito, una morena vieja, agachadita, buena como el pan, el paso cortito y afirmada en un bastón.-
Papá decía al verla pasar:- Ahí va Dasila, la del “Dedo Duro” (se refería al que había sido su esposo Jacinto Cruz, que tenía el dedo mayor de la mano derecha rígido, a causa de una atrofia muscular).-
Comentaban que Dasila, era hija de un negro viejo brasilero que murió centenario en Vergara; que había sido esclavo de los Ramírez, dueños del “Rincón de Ramírez” y que al parecer era nacido en Bagé (Río Grande del Sur-Brasil).-
Nunca se supo ni nunca se indagó de donde había salido el apellido “Agápito” (quizá constituia el segundo nombre del aludido, que bien podía ser Bernardino Agapito) pero nadie se interesó y los Jueces de la época, lo tomaron como apellido.-
Sin embargo el hijo menor de Bernardino, que fue Policía durante muchos años, se llamó Ángel Inocencio Rodriguez, porque dice que el viejo lo mandó presentar por un carrero, que eran “compadres”, sin la libreta correspondiente, al Juzgado que funcionaba en “El Oro” que lo atendía don Natalio Vergara, esposo de doña Leopoldina Gigena Alves y que al preguntarle éste al carrero, el apellido del morenito a presentar, el hombre “con un lote de vinos arriba” se había olvidado el apellido del “compadre”….
Era medio abrasilerado:- Mais nâo lembro Seu Natalio o sobrenome do compadre….
Luego de un largo cabildeo, terminaron por ponerle el apellido “Rodriguez” que era uno de los más comunes en la zona y que el carrero ante la eventualidad de las circunstancias creyó asegurar que era:- Nâo tenha dúvida Seu Natalio….O sobrenome do compadre é Rodrigue sim….
Y “ficou” como Rodriguez, nomás….
En la barra de "El Sorocabana Vergarense”, se hablaba de que don Gabriel Rodriguez Alonso, esposo de Luisa Bigot (de las primeras telefonistas de Vergara) había ido a la guerra de 1897 y de 1904, con los blancos de Mariano Saravia. Que don Fructuoso Ignacio Ledesma, esposo de doña Carmen Fernández, con 15 años portando una tacuara con un cuchillo enastado en la punta de la misma, se había enrolado en las huestes del Coronel Fortunato Jara (caudillo blanco de los tiempos de la Guerra Grande y uno de los primeros pobladores del pueblo de “El Parao”), acompañando también a Hipólito y Cirilo Rosas, a Paulino Niz Rojas (que era yerno de Jara) a su hijo Florencio Niz Jara y a Dionisio Pérez, que era el caballerizo del Coronel antes aludido….
Estuvieron en la batalla de “Cerros Blancos”, donde a Jara un tiro de fusil lo bajó para siempre del caballo, en momentos que ordenaba a la División Cerro Largo, una carga a lanza, mandado por el Coronel Diego Lamas.-
Fue un 14 de mayo de 1897, en el Departamento de Rivera, donde Cirilo Rosas que era el abanderado de la División mató a facón, luego de un duelo criollo a un soldado colorado que intentó quitarle la bandera blanca, de seda gruesa y cribada por las balas del gobierno….
Mientras al “Indio” Jara (así le llamaban a Fortunato porque era hijo de guaraníes y había nacido un 13 de octubre de 1822 en Cerro Largo), Dionisio Pérez, le sacaba el caballo tobiano oscuro del medio del combate, contaban que don Fructuoso, con apenas 15 años de edad, cortó varias gargantas a soldados colorados que yacían heridos de gravedad…..
En ese caso, comentaba Hipólito Rosas que ostentaba el grado de Capitán en la División blanca de Cerro Largo:- Yo no mi animo a hacer eso, ni aunque un tipo esté agonizando…..Pero Fructosito y el compadre Paulino Niz, les corren cuchillo nomás!
Como dice la historia, eran gentes de su tiempo que vivían sus propias desventuras y no podemos ver con ojos de hoy, lo que ocurría en aquella aurora sangrienta de 1897, cuando los orientales, habían dejado de ser hermanos entre ellos; simplemente, eran enemigos que militaban en bandos diferentes.-
Mientras Ventura y “Pepe” Vergara, evocaban al Dr. Santiago David Preve (que en 1914, vivía en un rancho de dos aguas, casi enfrente a la Biblioteca “Serafín J. García” y que tenía un parálisis facial y caminaba con cierta dificultad), otros hablaban del Turco “Diente de Oro”, que se llamaba Ángel Daer, del “Turco Malo” que era contrabandista en el tren, del “Turco Negro”, del “Turco Maique” (que había sido socio de Jorge Abraham) y que en realidad se llamaba Domingo Maique y del "Turco" Elías (que se llamaba Martín) que era nacido en Trípoli y que decía que su verdadero nombre era: “Elías Catiche Diez”.-

                                      "QUE  LA  DURE  E  LA  COSA"...

Quizá un párrafo aparte merece "El Turco" Abraham (Jorge Abraham Arab), nuestro vecino en el barrio "La Cuchilla", que llegó al Uruguay a principios del 1900 en un barco "a carbón". Que se fundió dos veces y dos veces más, se levantó. Tuvo comercio en "Sarandín del Yin"- como decía él- (Sarandí del Yí) y después fue turco cajonero, con silbato y bastón para espantar los perros y recorrió la campaña del "Rincón de Ramírez", donde conoció a doña Ema Cardozo Viera, que vivía con sus padres en un campo, cerca de la costa del "Sarandí Grande".-
Se casaron y se vinieron a vivir a Vergara, donde en 1911, "El Turco" Abraham instaló comercio de ramos generales y procreó 6 hijos- tres varones y tres mujeres- : Blanca, Ilda y María Ema. Diosilo, Odemar y Amílcar......
Un gran vecino y amigo de todo el mundo. No sabía leer ni escribir en español, pero por medio de "unas rayas" que tiraba, sabía quien le debía y quien no y lo más notable que tenía, que no le erraba por nada, a las sumas de los deudores.-
Amasó cierta fortuna y llegó a tener un campo en la costa del "Sarandí Grande", bastante cerca del pueblo Rincón.-
Le gustaban los naipes y jugaba en lo de Zoilo Brun, con otros viejos más, al "Truque" (truco), al "Sole" (Solo) y a "La Pifa" (al Pife)....
Muy conocido por su clásico : Eahhhhh.....que lo metía en todas las frases que pronunciaba, atravesadas "como trote e cusco"  :- Chi Diusila....eahhhh- le decía para el hijo mayor- me sintunizá radio "Petore" ....eahhhh...(quería decir  Radio "El Espectador") e si va a ir a penca jugale a la yegua "Romancia" de lo "Zeloaga"....eahhhhhh.......
Quería decirle al hijo: que le jugara a la yegua "Numancia" de los Zuluaga......
Como todos los viejos de una época tenía aquella visión innata del futuro cercano y sus palabras "atravesadas", estaban dotadas de una influyente evidencia.-
Cuentan que un día se dirigía a pie para "El Centro" y al llegar frente a la casa que hoy ocupa "Fernandito" Correa, frente mismo a lo del "Charo" Tizze, detuvo su marcha ante la construcción de la misma.-
Preguntó a uno de los albañiles:- Eahhhh.... De quién le tá haciendo el caso, eahhhh?
Dijo el otro:- Le tamo haciendo una casa pal "Negrito Peluquero" (se refería a López, el suegro de "El Loco" Astolfo Jackson).....
- Eahhhh......Y cómo teciendo el caso, ese negrito....eahhhh?
- Dice él, que sacó un préstamo en el Banco para hacerla.....
- Eahhhhh......Que la dure e la cosa....eahhhhh.....
Les dio la espalda y siguió su viaje rumbo al Centro. Mientras los albañiles se miraban y se cuchicheaban entre ellos.......
Pocos días después, "El Negrito Peluquero" tuvo que dejar definitivamente, la casa por la mitad......
Las noches de timba en "El Pulguero" (frente a la plaza "Confraternidad") le habían comido lo que le quedaba del préstamo.....
Tenía sobrada razón "El Turco viejo"........"Que le durara la plata.....era la cosa"......


                                                                                             Fin de la 3era. Parte.-

                                                                                 Jorge Carlos Muniz Cuello
                                                                              Vergara, 9 de diciembre del 2017.-




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