martes, 19 de febrero de 2019

"PARA  MÉDICOS  Y  DEMÁS  PERSONAL  DE  LA  SALUD"......
El Dr. Eirale, médico del ejército colorado en 1904, haciendo una dolorosa "talla vesical", a un soldado que padecía: "estenosis uretral" y hacía dos días que no lograba evacuar la vejiga.-
Acá en la foto, está irrigando la zona a puncionar, con una solución de bicloruro.-
Es casi seguro (no lo dice el Dr. Eirale) la estenosis uretral (estrechez en la uretra que no permite orinar) que sufría el soldado, fuera producto de una enfermedad venérea.-
Lo que sí dice el Dr. Eirale en sus memorias escritas, es de que ese soldado colorado, fue trasladado en tren a Montevideo y salvó su vida, sin contraer infección alguna.-
Es de resaltar el grado de HEROICIDAD de todos los médicos que participaron en las revoluciones de 1897 y 1904, atendiendo combatientes de uno u otro bando (para la Medicina no existen las divisas, ni credos ni razas) a "cielo abierto", sobre "el piso del campo" , a veces encima de algún poncho o de algún cojinillo; con poco menos que nada, para calmar dolores y tratar de palear infecciones, en un tiempo donde los antibióticos no habían sido descubiertos aun.-
Muchas veces suturaron heridas, desinfectando con "caña blanca" y cosiendo, con "una cuerda de guitarra".-
Ni hablar, cuando se trataba de "amputaciones" de miembros superiores o inferiores y en ese caso puntual, trabajaron mucho y en forma mancomunada, al final de la batalla de Tupambaé, los Dres. Mondino (colorado) y Morelli (blanco), en el Hospital de Sangre que se había montado en la pulpería de Fasciolo.-
Desde allí, salió preso el Dr. Morelli, para ser internado en la "Isla de Flores" por orden expresa del gobierno.-
También don Plácido Lanza, en la batalla de Masoller fue herido de un tiro de fusil gubernista, en el brazo derecho y lo curó tendido en el campo, el Dr. Arturo Lussich (médico de la Sanidad del Ejército Blanco). A raíz de ese tiro, durante el resto de su vida, don Plácido, quedó con problemas de motricidad en el brazo y dificultad para accionarlo.-
Y muchos no deben de conocer tampoco, que cuando Aparicio Saravia, fue herido en Masoller, el Dr. Alejo Martínez, para calmarle el dolor abdominal, le puso unas gotitas de láudano en un terrón de azúcar, para que se le disolviera en la boca.-
Era lo único que tenía, para calmar un dolor agudo !....
Quien escribe estás líneas en su calidad de Auxiliar de Enfermería y cuando estudiaba en el Hospital Regional de Treinta y Tres, vio y ayudó a atender heridos de toda clase, en una era (1995-1996) donde se imponían los desinfectantes de todo uso, los antibióticos de primera línea, el material idóneo para "una talla vesical" o la suturación y el cuidado de una herida, el uso de guantes y tapa-bocas, en un ámbito, donde se enfatizaba en mantener la asepsia correspondiente. Aun así, se "colaban" bacterias que a veces imponían su maléfica resistencia.-
Desde ese punto, es muy fácil comprender que estos médicos, como: Eirale, Mondino, Navarro, Morelli, Ceverio, Baena, Trotta, Alfonso Lamas, Arturo Berro, Vidal y Fuentes, Alejo Martínez, Cuenca y Lamas, Lussich, etc. ayudados de sus practicantes, fueron tan corajudos, como los que se batían en el medio de las puntas de las lanzas, en el tiro a tiro de los fusiles Máuser, en el tabletear de las ametralladoras o en el ronco tronar de los cañones.-
Sin embargo, se habla poco de esos HÉROES DE TÚNICAS O BATAS BLANCAS, para quienes la historia, les tiene reservado un lugar especial.-
Texto: Jorge Muniz.-
Vergara, 19 de febrero del 2019.-

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