“EL SOROCABANA VERGARENSE”
(5ta. Parte)
Por la calle Jacinto Ruiz, doblando hacia Joaquin Suárez,
con rumbo hacia el Este, cruzaba el carro arenero de Eustaquio Larrosa,
conocido por el “Corto” Larrosa, petisito, barrigón, bombachas remangadas hasta
la rodilla, descalzo y un sombrero de paja, cubriéndole el cabello medio
“tordillo” por los años.-
A los barquinazos se alejaba aquel carro de dos ruedas, con
tres caballos cinchando y dejando sobre la calle de material el manchón del
chorro de agua que caía de la arena del Parao, recién cargada.-
Hombre con su propio mundo don Eustaquio. Hijo de un tal
Amancio Larrosa, antiguo poblador de la zona de la “Cañada Grande”, era guapo y
honesto y años después, se convertiría en lechero del “Tito” Vergara, con la
característica que andaba haciendo el reparto en la calle y en el cuello,
llevaba una corbata de moña color negro………
-Y ésa corbata, don Larrosa?.....Un paisano como usté qué
usa bombachas, cinto ancho y alpargatas…..
-Yi, Yi (y estiraba “la geta” con un gesto
característico)….Uste yabe que esto es en recuerdo de la finada mi mujer…….
Y sin decir más palabras, salía puerta afuera, pisando cortito con el
tarro de leche en una mano y la medida del litro en la otra.-
Hacía ya varios años que había enviudado y era una de las
formas con la cual mantenía la memoria de su esposa.-
El sol se colaba puerta adentro por la abertura principal de
“El Sorocabana”, mientras los viejos de la barra habitual, seguían los rumberos
inolvidables de sus historias….
Hablaban de Cristalino Piñeiro Victoria, que era el hombre
más rubio que había existido en Vergara. De aquel famoso partido de fútbol,
donde se enfrentaron “Los Pensionistas” contra “Los Jubilados”, donde jugaban
Deolindo Rodriguez , alias “Congonga”, Antonio Rosendo Piñeíro (hermano de
Cristalino y que trabajaba como carrero oficial de las “Mujeres de la Vida”
cuando iban al Arrozal 33 o al “Pueblito de Padula”) “El Nene” Padula y María
Caraballo (gran bailarín de tangos de otros tiempos) entre varios más.-
Fue el único partido de fútbol que lograron llevar al
gallego Abelardo García (que no podía ni oír hablar de ese deporte) y el Juez
del encuentro fue el telegrafista Juvenal Quintana (que además tocaba “la
pianola” en la orquesta de los Padula) montado en un burro de “Seu Yilberto”-
que era hojalatero- y llevando un reloj despertador desvencijado, colgado de la
muñeca derecha, mientras que con la mano izquierda conducía el burro y empuñaba
una bocina de gramófono, que era el silbato reglamentario….
Hablaban del “Club de Negros” que había existido en la casa
donde vivió mi abuelo Adramantino Cuello (en el barrio “La Concordia”) donde
hoy reside Marcelo Ledesma y familia. De don Agustín Eleuterio Yza Pérez, que
era gallego y que había sido carrero de carreta con bueyes, comerciante,
hacendado y “curandero con agua fría” cuando residía con su esposa e hijos en
la zona del Leoncho, donde tenía una gran quinta de frutales y un Club de baile
que se llamaba “ARMONÍA”.-
Incluso a mi hermana Mariel, fue a una de las tantas que
“atendió” don Agustín, con sus palabras de hombre bueno, sus consejos
paternales y sus recetas casi que “milagrosas”…..
Hablaban de los brasileros Costa-Pereira das Neves (José,
“Correntino”, Cornelio, “El Nico”, Ramón); del brasilero “Juan Yoca”- que se llamaba Juan da Rosa; del “Negro
Yincanto”- que se llamaba Ciriaco Pérez- (que había ido con Gumersindo
a la guerra del Brasil en 1893); de Mercedes Rodríguez, que en 1917, era el
chofer del auto de Toribio Larrosa Marín, estanciero y caudillo colorado del
“Rincón de Ramírez”; de Julia Silva, que había sido mujer de Mercedes Rodriguez; del sastre Ortiz; de Severiano y de “La Pereca”; de Juan Adolfo Ramos “El Zurdo” con su casal
de perros cimarrones “El Dotor” y “La Princesa”; de la paliza de arreador que
le dio al “Zurdo”, Aquiles Fernández, campo afuera, cerca del Corrales del
Parao; de las historias de Federico
Pérez “Pérez Chico”, que fue taxista del “Teru-Tero” Barragán y que hablaba
varias palabras reñidas con el Idioma Español – por ejemplo: decía “ujero” y “espantido”, para significar
que eran “agujero” y “estampido”- del “ómnibus” 1935 que trajo el grandote Mario
Godoy “Mandíbulas de Acero”, para llevar y traer gente de la estación de AFE y
que se vanagloriaba de tener una fuerza como un “caballo percherón”, medía 2 metros de
alto y pesaba más de cien quilos largos; de Justinano Quenón que fue marido de
Francisca Brinkerhoff y que había sido Alférez de Berro , con la división
blanca de Treinta y Tres en 1904; de Dionisio Lima “El Negro Bode”, que era el
chófer del camión de Floro Curbelo; de
Sandalio Lemos que fue carrero de carro con caballos y que estuvo preso en la
Comisaría de Rincón, por romper el candado de una portera del Arrozal “33”, el
día 19 de junio de 1956 cuando inauguraban el busto del General José Gervasio
Artigas, en el centro de la Plaza “Confraternidad”: “Se pasan plantando negros en la
plaza y no arreglan los caminos que son purito barro” y del peluquero
Cantalicio Alvarez, que hablaba con su “voz finita”, que era colorado de alma y
se sabía todas las noticias y los “lleva y trae” de las listas 14 y 15 del
Partido Colorado.-
LAS
VOCES DEL TIEMPO
VIEJO……
El viento parecía arrullar horas perdidas entre las hojas de los plátanos que
circundaban la vereda del comercio y que cuando había sol, tiraban sobre la
vereda de baldosas, grandes manchones de sombra…..
Por la calle Joaquín Suárez, estaba el viejo surtidor de
nafta de la ESSO, donde Mariel y yo, alcanzamos a despachar nafta, mientras que
papá con sus nervios de siempre, su guardapolvo gris, su boina negra que
siempre lo distinguía y fumando un cigarrillo atrás de otro, controlaba: - No
echen afuera…carajo……Pongan atención y fíjense lo que están haciendo…..
Por supuesto que él, era el cobrador y en un tiempo les
regalaba a todos los que surtían, el muñeco de plástico de “la gotita Esso” para
colgar en la cabina del vehículo y como obsequio de la Empresa, amén, de que
sobre una de las paredes de los vestuarios de la vieja “Cancha de la Liga” o
“Parque Obiaga”, “El Tico” De Armas, había dibujado la imagen perfecta de “la
gotita” con el auspicio respectivo de: CASA ROBAINA de Prudencio Antúnez……..
Adentro, sobre las quejumbrosas sillas de mimbre los viejos
continuaban con sus tertulias, largas: “como
viaje de turco”…..
Se agregaban Raúl Arnaud Pisso y el “Hijo” Correa (en realidad Héctor Correa
Pereira), mientras Ventura y Pepe" Vergara, comentaban de un peón de la estancia EL ALTILLO, en tiempos de José Astiz, que lo había salvado de una muerte segura el Dr. Andrés C. Blanco “El
Gallego”, al devolverle un trozo de intestino grueso a la cavidad abdominal, tras el guampazo furibundo de un toro de la estancia. Contaban que Blanco, que era casado con Francisca Enilda Alves Antúnez, le pidió a otro peón que sostuviera una palangana y agua con líquido carrel, mientras él "operaba" al herido y que el peón al ver la maniobra quirúrgica, se fue ablandando de a poquito hasta que cayó desmayado en el suelo.-
Retornaba el silencio con sus pies de plomo al medio de “la
barra”, pero al rato mismo, ya lo habían
escurrazado hablando de “El Indio Marta” y su oscuro de nombre “El
Cuervo”; de las mentiras del viejo “Quinca” Maciel, al cual una crucera le había mordido
el estribo, mientras recorría un campo a caballo y cuando llegó al casco de la estancia, decía que hasta el apero completo, se le había inflamado…..Del loco “Sancocho Remedios” que era mandadero de Fabián Cantalicio Álvarez, el peluquero; del “Mochera” Piñeiro que andaba
con un casco de soldado, un plato llano esmaltado y un bolígrafo adentro del
mismo. Sus palabras de siempre y ante todo lo que le causara admiración, eran:
- Qué mochera!!! Y seguía caminando como si ni tal cosa.-
Del “Longino Gallina Bataraza”; de doña Inés Techera (la
esposa de Alfredito, el taximetrista);
del “Perro Barcino” que trabajaba como afilador de tijeras y cuchillos; del
“Lechón” Senosiain; del “Calavera”
Díaz, del “Cuervo” Coronel, de "El Araña" Mieres, de Santiago
Pérez, de Florentino Machado "El Tuerto" y del “Rubio” Ocampo, que eran tenaces timberos y vivían del oficio.-
Conversaban de: Isolina López (que era hija de “Yuca”
Vergara); de Higinia Almada (que era hermana del “Burro” y del “Rayador” o sea
de Eusebio y de Carmelo Almada, que habían sido servidores de Aparicio en 1897
y en 1904. En tiempos de paz, eran contrabandistas “con cargueros”); de Juana
Pereira; de “La Toranza”; de Elisa
Brinkerhoff de Guerrilha ( esposa de Marcelo Ferreira Chaves (Guerrilha) que se enajenó mentalmente y tuvo que ser llevada a
Treinta y Tres por la Policía); de Amalia Moreno (la mujer del “Burro” Almada,
que armaba cigarros de tabaco “en rama” y pitaba como la mejor); del “Tortuga”
Correa (que era concuñado del “Burro” Almada y que era contrabandista, también)
de Juan y de María “Currupíos”; de las
otras hermanas Brinkerhoff, con sus labios pintados, sus carterones colgados del
hombro y sus faldas casi que arrastrando por el suelo….De la propia Francisca Brinkerhoff, que a la vejez le había dado por practicar boxeo y se compró guantes y "una bolsa" para entrenarse.......Del Hotel de Regino
Ledesma, el padre del Dr. Bolívar y de la “Chinita”, la esposa del Maestro
Adhemar Gómez; de la Banda de Música que fundó el belga Francisco De Bois (a
quien le llamaban “El Cocó” y que pasaba más borracho que otra cosa); de la
misma Banda, que dirigió el maestro Juan Bautista Ipuche, donde tocaban:
Domingo Scarano, los Ducatelli chicos, un hijo de Carlos Rojas, Francisco Moreno,
Serafín J. García y el italiano Petruccelli que además de ser clarinetista, era
jugador del Vergarense F.C…..Y por supuesto que del primer baile que otorgó el
Club Centro Uruguay de Vergara, en 1920, amenizado nada más ni nada menos que
por la Banda Musical, bajo "la batuta" del belga De Bois…..
Asomaba en la prosa, un moreno Honorio, que era camposantero
del cementerio viejo (donde hoy, es la Plaza de Deportes del barrio “La
Cuchilla”) de hablar pausado y ronco, que era esposo de María Ríos y que les contaba y les mostraba que en uno de los nichos, yacía una muchacha joven
y muy bonita, cuyo cuerpo había quedado “embalsamado” por causas naturales….Él,
no sabía quién era la muchacha, pero había oído más de una vez que en noches
tranquilas y pobladas de grillos, esa misma mujer se les había “aparecido” a
varios transeúntes que circulaban por la calle Agustín Urtubey, toda vestida de
blanco, acompañándoles el paso y que al llegar al cementerio, sorpresivamente
viraba hacia la derecha e ingresaba al mismo…..
Dable es decir que para adelante del viejo cementerio ya se
levantaban varios ranchos que posteriormente, conformaron el barrio “Braulio
Silvera”, en homenaje al propietario de todos esos solares.-
Ventura, hablaba del
coro del maestro de música español Jesús Hermelande Santibáñez Lorenzo, que
tocaba el violín y el piano y que había compuesto dos paso-dobles que fueron
llevados al disco y a la partitura: “El Cañero” y “Suspiros de Granada”…..
La conversación se volcaba para el lado de lo antiguo y
hablaban de los italianos Carlos Bonelli y su esposa “Mamarana”; Lucas
Ducatelli; Francisco Padula, su esposa Inés Merlino; de José Ramagli, el
boticario que hacía de médico cuando no había galenos, tan solidario con los
pobres, muy amigo de “Yuca” Vergara y
que estaba afiliado a la Masonería. Su esposa Josefa, su hijo Juan Bautista y
su hija Rosa, también eran todos italianos y el hijo se dedicó a la profesión de
fotógrafo y retratista, instalando la casa de fotos “La Popular”. Por su parte,
antes que él, había llegado al floreciente pueblo José Scarano Ramagli, también
retratista y fotógrafo con su empresa particular “La Cosmopolita”, que
incrustaba fotos desde pañuelos de mano, hasta en la parte superior de los alfileres……
Tampoco se quedaban en la retaguardia: Julio Pucciarelli, Roque
Zito y Fabio Gonzatti, que eran albañiles, sin dejar de lado a Ángel Tomás
Marolta (que era quintero y que le decían “El Maroto”) a Ángel Fattarini (que
era comerciante) y a José Moretti Olyate, el último representante de esa
“colecitividad”, que murió a inicios de la década de 1970.-
No pasó desapercibida la muerte de don Francisco Padula, cuando los caballos de la carroza fúnebre, se pararon de manos y se negaron a marchar cinchando "el cuerpo", lo que llevó a los viejos y a las viejas de ese tiempo a comentar que todo había ocurrido, por la enemistad que existía entre "el finado" y Carlos Zito, que era el funebrero.-
Que por lo tanto, el viejo Padula, ni después de muerto le había perdonado la ofensa al "Gringo" Zito.....
No pasó desapercibida la muerte de don Francisco Padula, cuando los caballos de la carroza fúnebre, se pararon de manos y se negaron a marchar cinchando "el cuerpo", lo que llevó a los viejos y a las viejas de ese tiempo a comentar que todo había ocurrido, por la enemistad que existía entre "el finado" y Carlos Zito, que era el funebrero.-
Que por lo tanto, el viejo Padula, ni después de muerto le había perdonado la ofensa al "Gringo" Zito.....
Se estiraba la serpentina de los recuerdos, con el tema del bandoneón de Raúl Muniz Viera. Un fenómeno ejecutando “el fueye” y suplantando a Pedro Cruz “Pedroza”, que no
le había podido agarrar la mano al instrumento. Raúl, que además era un exquisito haciendo manualidades de
madera, creó con pocas herramientas y mucha inventiva, las similitudes de las máquinas retro-excavadoras que trabajaban en el
trazado de la vía férrea. Éstas, fueron vistas por altos funcionarios del Ente
estatal, las compraron y las llevaron para Montevideo, desconociéndose el
posterior paradero de las mismas.-
El hermano de Raúl, de nombre Pedro Celestino
(ahijado de bautismo de don Doroteo Alzueta y de doña Resoleta Ferreira Cháves) conocido por “El Loco” Pedro Muniz, también
fue músico (tocaba la batería) mecánico de cocinas a querosén marca VOLCÁN y
máquinas de coser marca SINGER, además de ser un experto en manualidades con
madera (talló casi que a cuchillo y algo más, varias réplicas del GRAFF- SPEE,
con toda la indumentaria de camarotes, timón, “ojos de buey”, lanchas salvavidas y cañones de guerra).-
Contaban asimismo que en el predio donde hoy se levantan las
viviendas INVE, esquina cruzada al viejo edificio de la UTE, cuando estaba
vacío existía una especie de laguna en la en el centro del mismo y que “El
Loco” Pedro, inventaba barquitos de madera, los dotaba de mecanismos de relojes
antiguos y los hacía navegar sobre la piel azulada del estanque.-
CUAL QUERÉS ??......EL DE COMER O EL DE PELEAR ??...
En la rueda del comercio, se hablaba también de don Gabino
González, conocido por “Gabino Cabral” y que fue a su modo, uno de los tantos
personajes que señoreaba su figura patriarcal, allá por las nacientes del
barrio “La Concordia”, para adelante de la casa del “Gallineta” Techera y no
lejos de la cañada “El Charco”, donde una noche se les apareció “una mujer de
blanco”, al “Canario” Abascal, a Cosme Araújo, a Casiano Bonilla y a Modesto
Cardozo, cuando iban para una timba en el boliche del “Rengo” Ocle.-
Referían que en el
medio del rancho de don Gabino, había un palo clavado y popularmente, le
llamaban “El baile de la vuelta ´el palo”……
Como un verdadero patrón, cuando la orquesta estaba dele y
dele con la música, el viejo se paseaba guardando el orden y la honestidad de
la casa…..Veía alguna parejita que estaba bailando bastante “pegada” y ya les
pegaba el grito con su voz baritonal:- Cheeée….más luz …más luz entre esa
pareja…..qué este baile no es pa relajo!……Si no….se van al diablo de aquí!
Y seguía paseándose y vigilando, sacando pecho e imponiendo
respeto, entre la luz apocada y parpadeante de los candiles……
Una mañana que se encontraba afuera de su rancho, por causas
del momento, don Gabino tuvo una
discusión con un vecino y luego de agotar las palabras pasaron a los hechos y
el otro aprovechando “el ligeron” se le vino por arriba al hombre viejo….
El caso recorrió muchas bocas en su ir y venir de los
chismes pueblerinos. Y también, como no podía ser de otra manera, fue deformado
a propósito por quien lo contara…
Algunos dicen que el contrincante le pegó unos arreadorazos
por el lomo a don Gabino….Otros, como los viejos de la rueda de “El Sorocabana”
contaban que al verse en apuros, desde la puerta del rancho don Gabino, con el
fin de mantener distancia con el atacante, le gritó a su esposa:-
Viejaaaaaa…..alcanzame el cuchillo…..
Entonces, sucedió lo imprevisto…..
Desde el interior de la casa, la doña, que a esa hora se
encontraba haciendo las tareas de la cocina le gritó desde el mismo recinto y para que no quedaran dudas:-
Qué cuchillo querés ????.......El de comer o el de pelear???......
Jorge Carlos Muniz Cuello
Vergara, 21 de febrero del 2018.-
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