miércoles, 23 de mayo de 2018

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"AL RESCATE DEL DR. ROBERTO BOUTON"....
Roberto Jorge Bouton, nació en la ciudad de Montevideo el día 23 de mayo de 1877.-
Fue el tercero de seis hijos que tuvieron el traductor público Julio Bouton y su esposa, la señora Francisca Dubois, ambos orientales y descendiente esta última de doña Josefa Pérez, quien pertenecía a una antigua familia radicada en el Uruguay desde el siglo XVIII.-
Siendo niño aun, quedó huérfano de padre y fue llevado para el campo por un tío suyo, don Manuel Acosta y Lara, motivo que lo pondría directamente de cara a la vida campesina de fines del siglo XIX y le cayó tan bien ese contacto rural, que renovó una y otra vez sus viajes al campo del tío, aprovechando las vacaciones escolares y liceales.-
En 1902, ingresó en la Facultad de Medicina de Montevideo y al año siguiente hizo un abandono transitorio de la carrera emprendida y se radicó en la estancia de Ramón Peyrallo, en el departamento de Florida, ausentándose por un período de unos cuatro años del ambiente estudiantil.-
En 1908, retomó sus estudios en la Facultad y el día 23 de noviembre de 1912, culminó los mismos tras aprobar la asignatura "Terapéutica" ; obteniendo el título de "Medico Cirujano", en el mes de junio de 1913.-
En ese mismo año, se radicó en la localidad de Santa Clara de Olimar (Octava Sección del Departamento de Treinta y Tres).-
El día 17 de junio de 1916, contrajo matrimonio con la señora Gabriela Trouy, oriunda de Buenos Aires (Argentina) con quien no tuvo hijos, y quien fue fiel compañera hasta el final de su vida.-
Con ella, criaron 14 niños de distintas familias del pueblito.-
Durante casi 20 años, el Dr. Bouton, ejerció su profesión en Santa Clara de Olimar y en un extenso radio que comprendía desde Nico Pérez, hasta la propia ciudad de Melo.-
"Medico de campaña", especializado en obstetricia, recorrió la comarca a caballo o en sulqui, cobrando muchas veces en especies, sus honorarios en los ranchos pobres. Aquí, un cuerno labrado, más allá una "benzedura" o una "simpatía", en otro lado, un "preparo" de trenzas, en otro rancho, una adivinanza; mientras el sol quemaba y apretujaba la tierra o las lluvias y los barrizales, templaban con alma y vida, la forja de su existencia.-
Durante los tres primeros años de vida profesional, consolidó prestigio y amistad "con los habitantes de la tierra", pacientes que a diario trataba y de los cuales observó mucho y tomó nota de las costumbres camperas, de los bailes, de los ritos religiosos, de las "benzeduras", de "las simpatías", de los pelos de los caballos, de los medios de transporte, de las comidas que preparaban, etc. etc. reuniendo prolijamente 4 volúmenes con sus observaciones.-
Poco tiempo después, cuando regresaba de atender un paciente en campaña, cayó del caballo y sufrió fractura de pelvis.-
Durante 40 días, estuvo alojado en el interior de un rancho común y corriente de la campaña, donde sus moradores le prestaron solícitos cuidados mientras él, se reponía de la fractura.-
Esa tremenda afición al campo, lo llevó a adquirir unas cuadras en El Cordobés y posteriormente, arrendó 500 cuadras en Pablo Páez, dedicadas a la ganadería.-
También fue dirigente del Partido Colorado.-
Pero el tiempo que le llevaba la profesión y su enorme vocación de servicio, le restaban horas y más horas, para atender el campo y su ganadería.-
Hacia el año 1931, tuvo que abandonar Santa Clara de Olimar, afectado por una grave dolencia de corazón y se radicó en Montevideo para un mejor cuidado de su salud.-
Comenzó a redactar un libro con la memoria y las observaciones que había efectuado, en base a todo lo que engloba el campo oriental- ese "Mundo Chico"- del cual nos hablaba don Julio C da Rosa, tarea que culminó en 1938, dejando sus apuntes pasados a máquina de escribir, por el mismo.-
Lamentablemente, no pudo ver su tarea concluida porque el día 5 de junio de 1940, le sorprendió la muerte mientras residía en la capital del país.-
Dos días antes de fallecer, pidió que le llevaran hasta la pieza donde reposaban sus apuntes del campo y los útiles que guardaba como regalo de aquellos paisanos y paisanas sencillas, donde había ejercido el legado de la medicina, digna y honesta, como el molde acerado de su alma.-
El 20 de julio de 1940, su viuda, donó todo el material antedicho al Museo Histórico Nacional y don Lauro Ayestarán, musicólogo e historiador uruguayo, tuvo el enorme privilegio de darle forma, color y sonido a los "apuntes camperos" que dejó el doctor y que aparecieron por primera vez en tres tomos de la Revista Histórica en el año 1958.-
A fines de febrero de 1961, se publicó por primera vez, el libro "La vida rural en el Uruguay" reconociendo la autoría de Roberto J. Bouton con el prólogo y la ordenación de Lauro Ayestarán.-
Si se quiere dos nombres casi olvidados....
En la esquina a la derecha junto a los dos palmeras, casa que perteneció
al Dr. Roberto Bouton, en Santa Clara de Olimar.-
Y dos hombres, uno por la vía de la escritura, el otro, por la vía de la música, que le dejaron al Uruguay verdaderas joyas patrimoniales, que bajo ningún concepto pueden pasar desapercibidas.-
Está en nosotros, los que contamos la historia preservar por escrito los nombres del Dr. Roberto Bouton y de don Lauro Ayestarán, quienes no escatimaron esfuerzos para atrapar el mundo rural de una época y quienes de una forma u otra, cimentaron el concepto de la tan mentada: "orientalidad" .-
Hoy, cuando muchas veces nos llenamos la boca, hablando de países exóticos, de paseos al fin del mundo, de costumbres foráneas y de músicas insípidas e invasivas, bien podríamos y deberíamos echarle una mirada al cauce cristalino del alma y promover lo nuestro antes que lo otro, como buenos orientales que somos.-
(Fuente: "La vida rural en el Uruguay" - Roberto J. Bouton, con fotos tomadas de Internet y cedidas gentilmente por el amigo João Alberto D Santos).-

Texto: Jorge Muniz.-
Vergara, 23 de mayo del 2018.-


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