domingo, 15 de julio de 2018

"GENTE DE UNA ÉPOCA BRAVÍA".....
Foto de 1908, aproximadamente.-
Corresponde a parte de la familia compuesta por el italiano Francisco Faliveni Tedesco y la brasilera Emiliana De Ávila, dicen que descendiente de aquel famoso portugués Souza Ávila o De Ávila, suegro del saladerista pelotense Teodolino Farinha y que fue dueño de medio Departamento de Treinta y Tres, allá por 1820 en adelante.-
A consecuencia de ello surgió la antigua heredad del "Ríncón de Ávila", después de dirimir durante varios años, un pleito, con la Sucesión de los Bauzá.-
Familia Faliveni-Dávila.-
A la derecha de la foto, la niña que aparece sentada junto a
la madre, era mi abuela materna: María Rosa Faliveni Dávila.-
El italiano, era nacido en Curti (un pequeño pueblecito que hasta ahora existe, en la Provincia de Salerno-Italia) cerca de la ciudad de Nápoles y la esposa, era nacida en el paraje "Juncal" (cerca de la ciudad de Yaguarón- Río Grande del Sur-Brasil).-
Procrearon 14 hijos entre varones y mujeres.-
Vivieron en un campo en la "Cuchilla de Dionisio" (Cuarta Sección de Treinta y Tres) y fueron muy amigos, se diría que íntimos, del General colorado Basilisio Saravia, que tenía campos pegados a lo del italiano.-
Ellos, fueron los progenitores de mi abuela materna: María Rosa Faliveni Dávila de Cuello y ahí en la foto, ella, aparece a la derecha de la misma y quien está detrás, era su hermano y compadre: Carlos Ermindo Faliveni Dávila.-
El italiano, como todo "gringo" de ese tiempo, trabajaba en lo que viniera y la brasilera, una asmática crónica, como era, se dedicaba a la crianza de los hijos, a las labores de la casa y más de los días, tenía que fumar cigarros de "floripón" para poder calmar los ataques de asma que le venían.-
Fue gente de una época bravía, sangrienta y rebelde, donde tuvieron que habituarse a la vida semi-salvaje de los campos orientales y a los avatares de la Revolución de 1897. Luego, a la revolución de 1904, donde mi abuela contaba, que lo tuvieron que esconder a Froilán Ramos, que era de familia vecina y que era un niño de 10 años, adentro de una barrica, porque se venía el ejército blanco y la gente de Froilán, eran todos colorados, temían por sus vidas y hasta creían que los blancos le iban a llevar el hijo "enrolado" en alguna de las Divisiones...
El italiano Faliveni, no se inmiscuyó en las guerras y como quedaba en su domicilio sin salir a la campaña, Basilisio, le pidió en más de una oportunidad que velara por su campos, por sus haciendas y por su gente, todo lo que pudiera y hasta donde le diera el naipe....
En noviembre de 1910, dos de los blancos revolucionarios a órdenes del Comandante Bernabé Noblía (hermano de Isidoro) y desprendidos de la partida de éste, requisaron un petiso, que era de Carlos Ermindo.-
La bisabuela Emiliana "que era una brasilera tora", se encontraba sola en la casa con algunos de sus hijos e hijas y al enterarse de lo que pasaba, salió y les pidió - casi que les rogó- a los insurrectos, que no le fueran a llevar el equino, porque no les servía para nada y además lo dejaban llorando a su hijo.....
Uno de ellos, le contestó irrespetuosamente:- Mire vieja, usté vaya pa dentro que en las revoluciones todo sirve y todo vale.....Además, esto no es cuestión de mujeres....
En ese momento, la vieja, cerró el puño derecho. lo alzó hacia el cielo y a los gritos respondió a la afrenta del iracundo blanco:- Fiada puta ! Vai morrer fiada puta ! Vai morrer, embaixo duma cavalhada fugindo.....Escuta e lembra o que falo pra você: -Agora vai-te embora na merda, onde meus olhos nâo te vejam nunca mais !!! ...
Los otros, nada contestaron y le dieron la espalda, llevándose uno de ellos, el petiso de Carlos; pero en su retirada y de puro gusto nomás, marcaron territorio, cortándole los hilos del alambrado....
"La vieja tora", aun quedó parada desafiándolos "a mano limpia" y enjugando en su pollera, el lloradero y "moqueadero" de los gurises chicos.-
Poco rato después y alertados por uno de los Faliveni-Dávila, llegaron unos vecinos a la casa, quienes la convencieron "a la comadre", de ir a hablar con el Comandante Noblía que estaba acampado no muy lejos de allí.-
La vieja no quería de ninguna forma, pero lograron convencerla:- Mire que Noblía es un hombre bueno, yo lo conozco comadre....Él, no sabe nada de lo que pasó...etc. etc. Y tocaron todos de a pie, para el campamento, dejando al italiano en el caserón, con los gurises chicos.-
Ante unos 50 hombres más o menos, de golilla blanca, con su clásica "perita" y los bigotes "doblados hacia arriba", Bernabé Nobía que vivía en "Nico Pérez", era veterano de guerra de los blancos desde 1870 y estaba casado con Francisca Amilivia, los recibió con el mate amargo en la mano.-
Escuchó las rogativas del vecino y de la brasilera vieja, quien le refirió como andaba vestido y la fisonomía del que "la mandó pa adentro de las casas" y de inmediato ordenó a su ayudante que ubicara y llamara al hombre en cuestión.-
Comandante blanco Bernabé Nobía.-
Allí apareció el insurrecto y el diálogo con el Comandante fue  conciso y efectivo:
-Usté quitó un petiso de un niño, en casa de la señora ?
- Si fui yo, mi Comandante.....
- Devuélvaselo !
- No mi Comandante y disculpe....No se lo devuelvo, porque la señora ésa, me rogó una maldición.....Me dijo que me iba a pasar una caballada disparando por arriba...
- No me importa ...Vaya y traiga el petiso para devolverlo...Si no, aténgase a las consecuencias !!....
El otro guardó silencio, agachó la cabeza y se fue a buscar el petiso, entre la caballada.-
Poco después retornó y sin encarar con la bisabuela De Ávila, solo le dijo:- Ahí tá su petiso.....
Agradecieron a Bernabé Noblía por el gesto que había tenido y retornaron para el caserón, llevando el petiso de tiro por los campos.-
Después supieron que los blancos, iban en desbandada hacia el Brasil dado que la revolución bajo el mando del General Basilio Muñoz, había abortado a pesar de que por dos días se habían hecho fuertes del pueblo de "Nico Pérez", donde libraron una dolorosa batalla con muertos y heridos, entre blancos y colorados, civiles y militares del Regimiento local, que mandaba el Teniente Coronel José Pollero.-
Años después también supieron por el vecino Adán Cabrera, que el hombre al cual doña Emiliana, le había "rogado una maldición", no le había pasado ninguna caballada disparando por arriba; por el contrario, gozando de muy buena salud andaba a caballo en la zona, visitando estancias y comprando lanas y cueros, para una barraca de Montevideo.....
(Escuchado a mi abuela María Rosa y al menor de sus hermanos: José Galileo Faliveni Dávila).-
Texto: Jorge Muniz.-
Vergara, 15 de julio del 2018.-

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