domingo, 8 de julio de 2018

"LA MEJOR MEDECINA"........
En la década de 1960, principìando la de 1970, cerca del Arrozal "El Palmar" en la Tercera Sección del Departamento de Treinta y Tres, existía un centro poblado de rancheríos al cual los lugareños y no tanto, le llamaban "El Pueblo de la Escopeta".-
Muchos Eguía, Roldán, Puentes, Pírez, Fernández, etc. nacieron y/ o vivieron en esa zona, cercana al río Tacuarí.-
Gente que se dedicaba a peonar en las estancias, a trabajar en las arroceras y a sembrar y cosechar las chacras de esas tierras consideradas "realengas"......Hasta boliche, bar y cancha de carreras, había en "La Escopeta".....
Estaba el bar de Pantaleón. Chiquito de tamaño, medio aindiado en la mirada, "sacador de pecho" para caminar, de cuchillo y revólver en la cintura y todito metido a bravo.-
Con la sinceridad de los paisanos de una época, Pantaleón, que había sido "milico del cuartel" en Montevideo y "capataz-encargao" como decía él, de la estancia de Vifredo Robaina (antigua casa de los Olano, en el Tacuarí) contaba las ganadas...pero, las perdidas también. Y todo, lo resumía en una frase que quedó para la historia y sobrevivió al galope incansable de varias generaciones: Yo ha dao, es muy verdad!.. Y no soy ningún relamido, pu´eso cuento.....Pero ha llevao, tamién !!!...
Obviamente que se refería a los líos de acciones (de palizas y de trompadas) y no de boca, que había tenido con otros compaisanos.-
Desde ahí, de la tierra de "La Escopeta", desde ese lugar lejano del Tacuarí, llegó al comercio de mi casa cierto día, un viejo alto y flaco, con la cara con más arrugas "que una cordión de dos hileras", bigote grande, sombrero requintado, buen pingo, bien montado y hablando a los gritos, como si estuviera "con la mancera" en la mano derecha y sujetando "la orejera" y sacudiendo "la picana" con la izquierda a los bueyes pachorrientos.....
Don Martínez, era de Melo y era el padre de la Nurse Martínez que fuera esposa del "Cholo" Monforte y durante muchos años trabajó como Jefa de Enfermería en el Hospital Regional de Treinta y Tres.-
El viejo era muy buena persona, muy trabajador y enseguida hizo amistad con mi padre.-
Era de los tiempos del "juir", del "juego", del "dentrar" y del "amalaya", tan usado en el vocabulario de los paisanos de tierra adentro.-
A veces venía en un carro de dos ruedas y traía zapallos "verruguientos" y choclos "a descrisión", para vender a todo aquel que quisiera. Medio corto en el lápiz, pero, se defendía para calcular y pesar en "una romanita" cuyo brazo quedaba casi que perdido entre sus imponentes manos.-
Manos surcadas "de tajos" provocados por el trabajo digno, en eterno diálogo y escuchas con la madre tierra.-
- Tengo unas coles don Antúnez.....Una cosa bárbara (y abría las manazas don Martínez para mostrar el diámetro de las mismas)....Pero mire tengo una que parece una "paragua", don, por el tamaño que tiene...Y qué tierra guena esa de "La Escopeta"...Amalaya le digo, es guena derecho.....Una tierra bien escura y como fofa...Yo soy hombre de la guerta...Tengo todito el sitio plantao al lao de mi rancho.....Y allí uté encuentra zanagoria, zapallo, zapalla de hacer dulce, moñatos, máiz catete, máiz común, coles, rabanitos, lechugas, acelgas, tomates....Gueno, lo qué pida y de todo un poco....
Y seguía prosa y prosa, el hombre viejo, hablando a los gritos y deshaciéndose en ademanes.....
Una mañana llegó al comercio de casa y tras los saludos de rigor, le preguntó a mi padre:- Y comuanda don Antúnez?
-Ah dejemé don Martínez, jodidazo de la pata derecha...
-Gué y que le pasó hombre, en la pata?
- Tengo un juanete don Martínez, que mire, me ha hecho ver las estrellas.....Se me inflamó la coyuntura del dedo grande y no puedo ni ponerme zapatos. Bueno, el otro día fui a un velorio y tuve que ir de alpargatas.....Pero le digo que hasta pa dormir me molesta.....Porque me rozan las sábanas y grito de dolor....
- Pero deje quieto hombre...No precisa ver dotor...Malhaya, yo tengo un remedio guenazo pa los juanetes....Pero mire, agarra un latón de esos de zinc y lo enyena hasta la mitá de agua, un poco menos y hace una salmuera y mete la pata lo más caliente que aguante......Tiene que ser todos los días don, y va ver uté que el cuero del juanete se va afinando y un día revienta y sale todito el mugrerío que tiene mezclao en la sangre muerta ...Y ahí, dejuro que se alivea enseguida....Haga y va ver y dispués se va acordar del viejo Martínez !!.....Gué y yo tenía juanetes y me los curé asina don Antúnez !!
Le viá decir la verdad: ES LA MEJOR MEDECINA QUE HAY PA ESE MAL !
Lo cierto del caso, es que mi padre (Antúnez), nacido y criado en las llanuras primorosas y eternas del "Rincón de Ramírez", siguió el consejo de don Martínez y poco tiempo después, hasta pudo calzarse zapatos y caminar en forma normal.......
Tiempo después, contaba para todos los que lo quisieran oir en el comercio:- Parece hasta mentira, que un viejo, un gaucho de allá de los "quintos apuraos", que ni debe saber escribir el nombre dél, me enseñó una "medecina" como dice él y me curó sin vueltas, de los juanetes que no había manera de aguantarlos !!
No precisé médico ninguno. El médico, fue el viejo Martínez nomás !
Texto: Jorge Muniz.-
Vergara, 8 de julio del 2018.-

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