domingo, 8 de enero de 2017

EL RANCHITO DE HÉCTOR MACHADO.....
Muchas veces salgo sin rumbo por las calles de Vergara a recolectar recuerdos y siempre, o casi siempre, encuentro alguno a mano.-
Los de mi generación del "60" doy por descontado que recuerdan a Héctor Erasmo Machado Mallorca, un paisano viejo que oficiaba de tropero, de cortador de paja "a brazo y gancho", que había sido esquilador en sus tiempos de mozo, "si se cuadraba" también servía de alambrador, ayudaba en las Ferias Ganaderas, en fin, era un "siete-oficios" que llevaba el pan a su casa y que dignamente lo compartía "con su patrona", con la que siempre se quisieron mucho y fueron muy compañeros....
Le gustaba jugar a la taba y no era de los peores "clavando"...
Pero eso sí cuando iba a tirar que nadie se le parara cerca, porque en la ceremonia previa que efectuaba antes del lanzamiento "del gueso", giraba el cuerpo hacia la derecha, flexionaba el brazo y la pierna del mismo lado y al largar el útil por el aire, instantáneamente el brazo quedaba estirado y la pierna derecha salía despedida con cierto impulso hacia el costado izquierdo.. Si agarraba alguno que estaba cerca de él y descuidado, era seguro que recibía la patada... No en vano "el tallador" gritaba a viva voz: -Guardaaa gente...que es Machao que va tirar!!!....Entonces, todos se desparramaban...
Asimismo, cuando la taba se elevaba en el espacio, sus labios dejaban escapar algo parecido a un: Juissssss...... y era casi un hecho que la "suerte" quedaba mirando para arriba...Mientras borbotaban en el aire, los gritos y las risas de la paisanada ...
Vestimenta humilde y remendada, pingo viejo "rodilludo" y de cola "al garrón", apero pobre, un poncho cribado de agujeros, alpargatas bigotudas y un sombrero negro de ala corta, que le apretaba el cabello "tordillo" y abundante.-
Fue muy amigo de mi padre (Antúnez) y recuerdo que por sus gestos y su forma de hablar, la gente de la época lo nombraban exentos de groserías y sin discriminaciones, por el mote cariñoso, de: "El loco Héctor Machado".....
Muchas veces lo vieron ensillar el caballo, cargar las "cacharpas", atar una caldera a los tientos y despedirse de "la vieja" como que se iba a cruzar los caminos sin leguas, por un lote de días....
Sin embargo, igual pasaba el arroyo Parao con rumbo a la Tercera Sección y allí nomás desensillaba a la vera de cualquier sombra, juntaba leña, hacía un fueguito, llenaba con agua la caldera y después, la recostaba hasta que hirviera .....
Tomaba mate hasta que se llenaba, muchas veces "prosiando" solo con la naturaleza que lo amparaba y de tardecita, cuando el sol se venía buscando el horizonte para morir, él, pegaba la vuelta para su rancho.-
A veces la doña lo venía venir y se escondía para atrás de la puerta. A los gritos la llamaba y la buscaba por todos lados, hasta que ella salía de su escondite gesticulando y a las risotadas....Y se abrazaban, como que hacía meses que no se veían.....
Hace mucho tiempo ya, que Héctor Machado y su doña vieja (que se llamaba Marina Rocha Pereira), se marcharon sin hacer ruido, desde esta vida terrenal.-
Quedó el ranchito en pie, entre la casa de Carlos Piñero ("El Carnicero") y el rancho de paja y terrón de Rufino Fleitas ("El Pardillo"), un moreno viejo y apocado, de mirada triste y ojos buenos, que había nacido en la estancia de Brígido Gigena, que sacó dos veces la lotería....y que las dos veces se fundió "timbeando"....
Después o trabajaba en campaña o cuidaba a doña Juana Gigena de Fabeiro, en el caserón frente a la Plaza "Confraternidad"....
Hoy, ya no quedan ni los rastros del rancho de "El Pardillo" que hacía esquina con las calles Isidro Tellechea y Juan Claussen.- Tampoco viven ni Piñero ni su esposa....
Mientras que el rancho de Héctor Machado, después de haber estado varios años habitado por Enrique Pimienta Merlo, que también falleció; solo, mudo y lleno de ausencias, no le da para más y se está viniendo al suelo......


Estaba muy fría esta tardecita para transitar el repecho del barrio "La Concordia" o "Garate", como le llaman ahora a todo ese conjunto de casas y predios..
Quedan pocos vecinos de otros tiempos, es grande la soledad y se extrañan esas presencias cordiales y sinceras.-
Por suerte, tengo la luz de la memoria para que aun encienda su llamita imperceptible. Para que ahuyente las primeras sombras de la noche y otorgue un poco de calor, a éste, mi manojo de recuerdos....

Texto: Jorge Muniz.-
Vergara, 24 de julio del 2016.-

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