lunes, 16 de enero de 2017

   LA  MUERTE  DE  PEDRO  AGUIRRE…
Fue un 11 de julio de 1922, en horas de la tarde y en la estancia “El Altillo”, ubicada en la Tercera Sección del Departamento de Treinta y Tres (“Rincón de Ramírez”) no muy lejos, del margen derecho del arroyo Sarandí Grande.-
Pedro Aguirre, un soltero y cuarentón, del cual casi nada se sabe, más allá de que se argumenta que era hijo de un correntino que llegó al Uruguay como puestero de una de la estancias de Juan Pedro Ramírez Carrasco, era el capataz de dicha estancia, que en esa época pertenecía a la firma “Astiz Hnos.” (Sociedad integrada por Juan y José Astiz, con la colaboración de Nicolás Inciarte).-
Los Astiz, eran de origen vasco-francés, influyentes estancieros, que además explotaban la estancia “La Catumbera”- sobre el río Tacuarí y próxima a la Laguna Merín- “Las Magallanes”- sobre el margen izquierdo del arroyo Sarandí Grande- otra estancia en “Arbolito” (Décima Sección de Cerro Largo) y tenían una barraca en la ciudad de Montevideo, donde se dedicaban a la compra y exportación de “Frutos del País”.-
En Vergara, se le recuerda especialmente a José Astiz, como el que lo trajo al pueblo al Dr. Santiago David Preve, en 1914 y posteriormente, como integrante en el año 1923, de la Comisión Pro-Ferrocarril (tramo Treinta y Tres- Río Branco).-
En 1942, durante la Segunda Guerra Mundial y a causa de los hundimientos de los cargueros “Montevideo” y “Maldonado” (torpedeados por submarinos de Italia- el primero- y de Alemania- el segundo-) y que transportaban entre otros rubros, lanas y cueros para Europa, con escala en Estados Unidos; José Astiz, se suicidó mediante un disparo de arma de fuego en la cabeza, muy preocupado por el reporte de las pérdidas sufridas y cismando que los activos de que disponían, no daban, para cumplir en tiempo y forma con los acreedores.-
Sin embargo, vendida que fue la estancia “El Altillo” y demás propiedades, se cuenta, que sus sucesores y socios, pagaron debidamente todas sus deudas e incluso, les sobró dinero para repartirse.-
El administrador que tenían las estancias de los Astiz en el “Rincón de Ramírez” en 1922, era Ulpiano Núñez Aldama, esposo de la Sra. María Carballo, padre de 9 hijos (entre varones y mujeres), servidor del ejército blanco en "las revoluciones saravistas", un cincuentón, de mediana estatura y corpulento, de carácter fuerte y que fue el padre de crianza del moreno Apolinario Techera, conocido personaje vergarense de la década de 1960, al cual le llamábamos “El Polilla”.-
Ulpiano Núñez, junto a su familia, residía en la estancia “La Catumbera” y con frecuencia se trasladaba a “El Altillo” para supervisar los trabajos que allí se hacían y controlar al capataz y a los peones que trabajaban en la hacienda.-

"Break", similar al que usaba Ulpiano Núñez.-
Viajaba en un carruaje, tipo “break” tirado por dos o más caballos. Tenía por lo menos tres lugares estipulados para cambiar los mismos (uno de ellos era en “Los Galpones”- cerca de la estancia “El Palmar”- costas del río Tacuarí-) y el peón y “cuarteador” que traía era “El Polilla”, quien viajaba adelante a “trote largo y galope”, cambiando los caballos en las postas y abriendo y cerrando las porteras del camino.-
En épocas de verano y cuando había trabajos para supervisar en “El Altillo”, Ulpiano Núñez, salía de noche de “La Catumbera”, dado que su carruaje tenía “faroles” a los costados y buenos “pingos” que trotaban parejo y ya sobre la madrugada, estaba llegando con “El Polilla”, “de rumbeador” al punto indicado.-
Cruzaban por el viejo camino del Sarandí Grande, dejando a la derecha los ranchos de Severo Antúnez García (desde donde se sentía el traqueteo del carromato) y a veces, los gritos de Núñez, animando a los caballos y si se cuadraba, envolviendo en la “trenza” del arreador al “Polilla” (que era un adolescente, tremendo de pícaro y ladino) quien cansado de las leguas y con un poco de sueño, comenzaba a decaer en su función.-
En más de una oportunidad, escapando a las palizas que Núñez le propinaba, había disparado campo afuera (porque evidentemente, a éste, no le daba para corretearlo) y se decía, que un día que estaba furioso con las disparadas del moreno, extrajo el puñal de la cintura y le tiró con el mismo, sin lograr acertarle.-
Ya no quedan los testigos de una época, para contar las versiones escuchadas de lo que ocurrió en “El Altillo” ese día 11 de julio de 1922, a la hora 16 aproximadamente, pero de acuerdo al relato del administrador (involucrado directamente en el hecho y único testigo) todo se suscitó en el interior de una de las piezas de la estancia, ante una discusión por un faltante de hacienda del cual era directo responsable el capataz: Pedro Aguirre.-
De las palabras, pasaron a los hechos y Aguirre, desenvainó la faca que llevaba atravesada en la cintura y se le vino por arriba al administrador, “tirándole viajes” con la misma, logrando herirlo en cinco oportunidades, porque a pesar de la edad y de la robustez que éste presentaba, logró sacarle el cuerpo a varias puñaladas más.-
Pedro Aguirre, buscó la puerta para huir; pero Núñez, logró echar mano al revólver calibre 44 que portaba en la cintura y dispararle dos tiros, por lo menos, dando uno de ellos de lleno, en el corazón del contrincante, que arqueó el cuerpo y se desplomó, como fulminado por un rayo…..
En ese momento, dos peones que retornaban para las casas, escucharon las detonaciones entre el frío y la serenidad de la tarde.-
Intuyeron, que procedía de la estancia y sin pensar un minuto más, espolearon sus caballos y llegaron a todo galope.-
El cuerpo de Pedro Aguirre, yacía exánime, desangrado, en el piso de la habitación, mientras que Ulpiano Núñez, en el patio de la estancia, enfundaba el revólver 44 y daba su versión, acerca de los motivos, que habían originado el desenlace….
Al dirigir sus pasos hacia el carruaje, para ir a Rincón a presentarse a la Policía, uno de los peones al cual le llamaban “El Chico” Moreno, lo retuvo y lo hizo quedar en la estancia, yendo el mismo Moreno, a caballo y de galope, a dar cuenta a la Policía.-
Al otro día del hecho, el cuerpo de Pedro Aguirre, traído en un carro desde la estancia “El Altillo” y sin más datos de relevancia, fue enterrado en la Fosa Nro. 547 del “Cementerio Viejo” de Vergara; mientras que Ulpiano Núñez Aldama, curado por el Dr. Andrés Blanco, en Vergara y aclarada su situación ante la Policía y ante la Justicia del Departamento, fue puesto en libertad, considerándose el uso de la legítima defensa.-
Cabe agregar que Núñez, falleció muchos años después en la ciudad de Montevideo, donde residía junto a su familia y una de las divisas que había portado en la guerra, fue donada por familiares, para el Museo Histórico sito en la casa-quinta del Dr. Luis Alberto de Herrera.-

(Fuentes: Testimonios orales de: Eno Palermo Silvera, Prudencio Antúnez Niz, Francisca y Juan Barneche Silva y María Amanda Núñez - nieta paterna de Ulpiano Núñez-).-
Datos tomados del libro: "TIREN COBARDES" del escritor y periodista Sebastián Panzl y del "Libro de Defunciones" de la Necrópolis de Vergara- Agradecimiento a María Angélica Silva).-

Texto: Jorge Muniz.-
Vergara, 16 de enero del 2017.-


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