domingo, 17 de junio de 2018

"EL GATO, LA VIEJA Y EL ÓMNIBUS DE JESÚS FABEIRO"......
Me contaba el escritor amigo don Julio C da Rosa, que el ómnibus de Jesús Fabeiro, que en la década de 1940 hacía el trayecto: Treinta y Tres- Charqueada y viceversa, había sido una "institución" solidaria puesta al servicio de la gente, más que un vehículo de transporte donde solo se les trasladaba si llevaban dinero para el pasaje.-
A Fabeiro, lo conocí de "mentas" porque en mi casa se hablaba de él y se que era oriundo de Vergara y que era hermano de Hilario (guitarrista y jugador de fútbol del Vergarense FC) y de Inocencio (que tenía comercio en "La Cuchilla", frente a lo de Floro Curbelo o sea la casona que los de mi generación ya conocimos a "La Gamuza"- Irma Narváez, la dueña del prostíbulo- viviendo en ella).-
Decía da Rosa que Fabeiro "era un gaucho" y que como tal, no dejaba a nadie en el camino, por más pobre que fuera. Si no tenían plata para el pasaje, a él igual le servía que le pagaran en especies: un pedazo de charque, "una manta" de capincho, un costillar de cordero, una botella con leche, unos kilos de boniato, zapallos, papas, etc. etc. Y si no tenían nada, no importaba tampoco. Pero su consigna real y tangible era la de no dejar viviente de a pie y tirado en el medio de la ruta.-
Muchas historias se gestaron al influjo de ese ómnibus, donde muchos le ponían un poquito de sal y otro poco de pimienta negra, para que las historias quedaran mejor condimentadas.-
Una de las tantas, sucedió una tarde en que Jesús Fabeiro venía "mandando rueda" en "el carretón" rumbo a Treinta y Tres.-
Desde unos campos que extendían su letargo a la derecha de la ruta, salió un paisano veterano, "mandado pata" derecho al ómnibus y haciéndole señas con el sombrero en la mano, para que el vehículo detuviera la marcha.-
Fabeiro, observó el caballo del gaucho atado en la portera de entrada y los aspavientos que hacía aquel hombre de bombachas y botas de suela y de inmediato pensando en alguna desgracia de las tantas que se atraviesan en el camino de los mortales, "le clavó" los frenos al rodado y lo hizo atravesarse dos o tres veces, sobre la carretera.-
Abrió la puerta más que ligero y el paisano, ya con el resto de lo que le quedaba, chorreando sudor y tierra, metió el hocico para adentro del vehículo y ante la incertidumbre de todos los pasajeros y de Fabeiro mismo, preguntó entre resuello y resuello:- Buena tarde....Diga don Fabeiro...Esteeeee .....no sabe.... que número salió a la quinela?......
Por suerte, Jesús Fabeiro, sabía que número había salido a "la quinela" ese día.-
Para quienes conocimos en Vergara al "rengo" Mario Ferreira Cháves (Mario Guerrilla) el paisano que justamente hizo esa pregunta, era ni más ni menos, que el padre de Mario.....Don Alfredo Ferreira Cháves Muniz, quien tenía campo propio por esas heredades.-
Otra tarde, el ómnibus venía hacia la ciudad de Treinta y Tres, con la capacidad casi colmada.-
Fabeiro, no andaba muy bien del cuerpo que digamos, ese día y por allá lejos, de entre la nada, salió una mujer vieja con un gato barcino en los brazos y dos niñas (quizás sus nietas) que le hacían señas al rodado para que detuviera la marcha.-
Así fue.-
Cargaron unos bolsos que llevaban y cuando se disponían a subir, Fabeiro la enfrentó a la vieja y le dijo en forma tajante:- Señora, con gatos no!...
La anciana que mantenía "el barcino" entre sus brazos en un arrorró solo, lo miró al chófer y le dijo con una voz melancólica: Pero don Jesús.....Es bien mansito mi gato...No hace nada....
Fabeiro, la volvió a mirar a la vieja como para "partirla a la mitad", pero se contuvo y señalando con el índice de la mano derecha, solo le dijo:- Suba...me hace el favor !!!
Subió y se acomodaron en el asiento mismo detrás del chófer, la vieja, las dos niñas y el gato barcino.....
Puso "la primera" y arrancó el rodado. Pero ni bien habría recorrido unos metros, el gato, como poseído por un "ser diabólico", encrespó los pelos del lomo, pegó un bufido atroz y se le prendió a Fabeiro, con todo el filo de las garras, en la espalda y en el pescuezo.-
Logró hacerlo "rayar" y atravesar el ómnibus sobre la ruta.-
Con "una calentura" que sobrepasaba la temperatura de un termómetro Celsius, aquel hombre, manoteó como pudo el gato barcino, abrió la puerta y lo aventó rumbo a una cuneta cercana !...
La vieja al ver aquella acción solo atinó a decir : Jesús !!! y sus ojos se abrieron aterrorizados.-
Chorreando el sudor a causa de los nervios imperantes, me contaba don Julio C da Rosa, que Fabeiro se le paró enfrente a la dueña del "barcino" y le dijo:- Jesús, sí !! Jesús, es mi nombre, carajo!!....Y le dije que con gatos no! señora....
Y se le trancaron las palabras en la garganta....
Logró reanudar la marcha hacia Treinta y Tres, mientras la gente se tapaba la boca y se escondían entre los asientos, para no reirse del "accidente" que habían visto momentos antes.-
La vieja y las dos niñas parecían contener la respiración.....Y hasta que llegaron a Treinta y Tres, ni se movieron de los asientos ni tampoco miraron más hacia atrás !.....
Texto: Jorge Muniz.-
Vergara, 17 de junio del 2018.-

1 comentario:

  1. Don Jorge; parece que las historias del omnibus de Faveiro merecen un libro aparte; hace tiempo que no reia tanto; un abrazo

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