Fue tradición oral entre los más viejos, contar que Cirilo Rosas, el marido de doña Elena González, padre natural del farolero vergarense Rufino Silva y padre de crianza de Edelma Campelo, era a su vez un "hijo natural" de don Plácido Rosas.-
Al menos dos "hijos naturales" se le conocían a don Plácido: Pedro (que en realidad se firmaba Muniz y que tocaba bastante bien el acordeón "de dos hileras") y Cirilo, que era un tipo "aindiado", de "perita" como su padre, petiso y retacón.-
Durante muchos años fue balsero del "Paso del Dragón" y vivió en un rancho, donde con su esposa además tenían una fonda y donde hoy vive el Sub Oficial Mayor de la Policía Hébert López González, rumbo al paso viejo del río Tacuarí.-
De mocetón, Cirilo, vivía en la casona de don Plácido, donde compartía la vida junto a sus medios hermanos los Rosas-Larrosa, quienes a pesar de ser un "hijo gaucho" del padre, lo aceptaron tanto a él como a Pedro, sin ningún problema.-
Viniendo de don Plácido "El patriarca del Tacuarí", no fallaban. Y todos, varones y mujeres, eran de ideales blancos. Tan blancos, como aquellos ideales que profesó el héroe de los Treinta y Tres, don Juan Tomás Rosas Martínez, que también compartía la vivienda de Plácido, su nuera, doña Juana Larrosa Marín y los nietos, hijos de la pareja.-
Al menos dos "hijos naturales" se le conocían a don Plácido: Pedro (que en realidad se firmaba Muniz y que tocaba bastante bien el acordeón "de dos hileras") y Cirilo, que era un tipo "aindiado", de "perita" como su padre, petiso y retacón.-
Durante muchos años fue balsero del "Paso del Dragón" y vivió en un rancho, donde con su esposa además tenían una fonda y donde hoy vive el Sub Oficial Mayor de la Policía Hébert López González, rumbo al paso viejo del río Tacuarí.-
De mocetón, Cirilo, vivía en la casona de don Plácido, donde compartía la vida junto a sus medios hermanos los Rosas-Larrosa, quienes a pesar de ser un "hijo gaucho" del padre, lo aceptaron tanto a él como a Pedro, sin ningún problema.-
Viniendo de don Plácido "El patriarca del Tacuarí", no fallaban. Y todos, varones y mujeres, eran de ideales blancos. Tan blancos, como aquellos ideales que profesó el héroe de los Treinta y Tres, don Juan Tomás Rosas Martínez, que también compartía la vivienda de Plácido, su nuera, doña Juana Larrosa Marín y los nietos, hijos de la pareja.-
En la revolución de 1897, cuando Fortunato Jara (nacido en el "Rincón de los Coronel") un 12 de octubre de 1822, hijo de padre y madre guaraní, levantó bandera de guerra junto a las huestes blancas de Aparicio Saravia, Hipólito y Cirilo (hijos de Plácido) se le sumaron a la División Cerro Largo, donde entre otros iban: Paulino Niz Rojas y Florencio Niz Jara (yerno y nieto, respectivamente de Fortunato), Dionisio Pérez (que era el caballerizo), Fructuoso Ledesma (que murió nonagenario en Vergara), Atanasio y Domingo Jara (que eran hijos del Jefe) el Escribano Gabino Coronel (que era el secretario de Jara) y Fructuoso del Puerto (estanciero y que después fue Jefe Político y de Policía de Treinta y Tres, en el año 1903).-
Se dice que "El Indio" Jara (como se le conocía a Fortunato) un caudillo blanco desde los tiempos de Oribe, que había recibido su bautismo de fuego en la "Batalla de Carpintería" en 1836 y que era "un indio, petisito, corajudo a más no poder, reconocido lancero y muy nervioso", había salido desde el pueblo de "El Parao" (hoy, ciudad de Vergara) para incorporarse a Justino Muniz, con quien eran amigos y a quien creía fiel a los blancos.-
Cuando supo que Justino estaba "para el otro lado" hablando políticamente, vivaqueó entre sierras, cañadas, arroyos y ríos, hasta alcanzar a Saravia y a Lamas, 10 días antes de la Batalla de "Cerro Blancos" (Rivera).-
No voy a dar detalles profundos de ese encuentro bélico, donde 6000 colorados al mando del General José Villar, casi que cercaron a 2500 blancos, pobres en armamentos y en balas, con más lanzas que otras armas y provocaron una carnicería que hizo pensar a Villar, que había concluido con la revolución.-
Entre un campo anegado por el agua llovida desde varios días atrás, pañuelos, ponchos y corajes blancos, cargaron contra un ejército bien pertrechado y que hizo uso y abuso de sus cañones.-
En pleno combate (donde es dable acotar que se encontraba la lancera rochense Isabel Altez, junto a seis de sus hijos) el Coronel Juan Francisco Mena, fue herido o no? en el abdómen y al parecer por desavenencias que ya venían desde tiempo atrás con Saravia y con Lamas, aprovechó la oportunidad para irse en retirada con toda su gente hacia el Brasil.-
Cerca de las dos de la tarde de ese 14 de mayo de 1897, entre el frío imperante y el agua encharcada, por orden de Lamas, "El Indio" Jara, formó su gente, cubrió el hueco dejado por Mena y ordenó llevar adelante una carga a lanza....
En momentos que todos se aprontaban y solo esperaban la orden del clarín, un tiro de fusil disparado por soldados colorados, dio de lleno en el corazón de Jara y lo volteó del arriba del caballo tobiano negro que montaba, intentando "besar" la bandera blanca y de seda gruesa, que sostenía Cirilo Rosas.-
Había caído para siempre el viejo soldado blanco de 75 años de edad (aunque otros historiadores dicen que tenía 77 años) atacado por un incipiente reuma- tan es así que ese día lo habían tenido que subir al caballo- y en esos momentos cargó un piquete colorado, viendo que los blancos aflojaban y también mataron de un tiro al Escribano Gabino Coronel.-
En el entrevero que se armó, un soldado colorado intentó quitarle la bandera blanca a Cirilo Rosas. Se desafiaron a los gritos entre los tiros de la batalla y bolearon la pata a los caballos y se trabaron en lucha, "facón en mano" y "duelo criollo" por medio.-
Se dice que "El Indio" Jara (como se le conocía a Fortunato) un caudillo blanco desde los tiempos de Oribe, que había recibido su bautismo de fuego en la "Batalla de Carpintería" en 1836 y que era "un indio, petisito, corajudo a más no poder, reconocido lancero y muy nervioso", había salido desde el pueblo de "El Parao" (hoy, ciudad de Vergara) para incorporarse a Justino Muniz, con quien eran amigos y a quien creía fiel a los blancos.-
Cuando supo que Justino estaba "para el otro lado" hablando políticamente, vivaqueó entre sierras, cañadas, arroyos y ríos, hasta alcanzar a Saravia y a Lamas, 10 días antes de la Batalla de "Cerro Blancos" (Rivera).-
No voy a dar detalles profundos de ese encuentro bélico, donde 6000 colorados al mando del General José Villar, casi que cercaron a 2500 blancos, pobres en armamentos y en balas, con más lanzas que otras armas y provocaron una carnicería que hizo pensar a Villar, que había concluido con la revolución.-
Entre un campo anegado por el agua llovida desde varios días atrás, pañuelos, ponchos y corajes blancos, cargaron contra un ejército bien pertrechado y que hizo uso y abuso de sus cañones.-
En pleno combate (donde es dable acotar que se encontraba la lancera rochense Isabel Altez, junto a seis de sus hijos) el Coronel Juan Francisco Mena, fue herido o no? en el abdómen y al parecer por desavenencias que ya venían desde tiempo atrás con Saravia y con Lamas, aprovechó la oportunidad para irse en retirada con toda su gente hacia el Brasil.-
Cerca de las dos de la tarde de ese 14 de mayo de 1897, entre el frío imperante y el agua encharcada, por orden de Lamas, "El Indio" Jara, formó su gente, cubrió el hueco dejado por Mena y ordenó llevar adelante una carga a lanza....
En momentos que todos se aprontaban y solo esperaban la orden del clarín, un tiro de fusil disparado por soldados colorados, dio de lleno en el corazón de Jara y lo volteó del arriba del caballo tobiano negro que montaba, intentando "besar" la bandera blanca y de seda gruesa, que sostenía Cirilo Rosas.-
Había caído para siempre el viejo soldado blanco de 75 años de edad (aunque otros historiadores dicen que tenía 77 años) atacado por un incipiente reuma- tan es así que ese día lo habían tenido que subir al caballo- y en esos momentos cargó un piquete colorado, viendo que los blancos aflojaban y también mataron de un tiro al Escribano Gabino Coronel.-
En el entrevero que se armó, un soldado colorado intentó quitarle la bandera blanca a Cirilo Rosas. Se desafiaron a los gritos entre los tiros de la batalla y bolearon la pata a los caballos y se trabaron en lucha, "facón en mano" y "duelo criollo" por medio.-
Bandera blanca de seda gruesa.- |
Cirilo, con heridas leves, logró asestarle un hachazo en la cabeza al colorado y dejarlo "panza arriba" mientras recogía la bandera atravesada por balas de varios calibres y manchada de sangre......Montó a caballo y se replegó a sus líneas en momentos en que Saravia ordenaba la retirada y una posterior carga a lanza, para que no quedar aprisionados por los gubernistas y por los cauces de agua desbordados.....
La garúa de aquel crepúsculo sangriento, los vio retirarse rumbo a la pulpería de Domingo González, donde construyeron un féretro con tablas y lo pusieron a velar al "Indio" Jara, todo vestido de negro y en presencia de sus hijos: Atanasio y Domingo.....
El resto del ejército blanco se fue desperdigando hacia el Brasil para rearmarse, formar en combate y retornar para seguir la lucha, que fue dura y sangrienta.-
Con el "Pacto de la Cruz", Hipólito y Cirilo Rosas, regresaron al Dragón a la casona de don Plácido, con sus caballos rendidos de tantas leguas andadas....
Cuenta la tradición, que Cirilo, al llegar a la casona enseguida que desensilló su caballo y lo soltó para el campo, preguntó por "El Tata" Juan y de inmediato fue a su presencia, en una de las tantas piezas que tenía la casona.-
El anciano, sentado en su silla baja, con el perro CAMBÁ a los pies y un poncho de abrigo, sobre su regazo no pudo disimular la alegría de ver con vida al nieto y una sonrisa dulce y cariñosa le bañó la cara.-
Allí estaban aquellos hombres duros y "juertes como rodaja e nazarena", "bigote a bigote" y Cirilo caminó unos pasos, besó al viejo en la frente y poniendo la bandera "blanca-sangre" sobre el regazo del mismo, simplemente le dijo:- Aquí tiene la bandera de mi División, Tata Juan.....Está mojada, con sangre de los Treinta y Tres !!....
Le dio la espalda y sin decir una palabra más, se perdió puerta afuera.-
Nunca más contó nada de lo ocurrido Cirilo Rosas.-
Se enterarían después por otras bocas fogoneras, del "duelo criollo" con el soldado colorado y que las manchas de sangre que presentaba la bandera, eran, de los dos contendientes....
Para muchos, fue otro caso como varios más de la revolución de 1897.-
Sin embargo para Cirilo Rosas, hombre callado y de buen coraje, entendió que la mancha de la bandera también tenía sangre de su contendiente, que a pesar de ser colorado era un hermano oriental y por ende, prescindiendo del color de la divisa....no se podía ni se puede negar, que también tenía "sangre de los Treinta y Tres Orientales" !!
El resto del ejército blanco se fue desperdigando hacia el Brasil para rearmarse, formar en combate y retornar para seguir la lucha, que fue dura y sangrienta.-
Con el "Pacto de la Cruz", Hipólito y Cirilo Rosas, regresaron al Dragón a la casona de don Plácido, con sus caballos rendidos de tantas leguas andadas....
Cuenta la tradición, que Cirilo, al llegar a la casona enseguida que desensilló su caballo y lo soltó para el campo, preguntó por "El Tata" Juan y de inmediato fue a su presencia, en una de las tantas piezas que tenía la casona.-
El anciano, sentado en su silla baja, con el perro CAMBÁ a los pies y un poncho de abrigo, sobre su regazo no pudo disimular la alegría de ver con vida al nieto y una sonrisa dulce y cariñosa le bañó la cara.-
Allí estaban aquellos hombres duros y "juertes como rodaja e nazarena", "bigote a bigote" y Cirilo caminó unos pasos, besó al viejo en la frente y poniendo la bandera "blanca-sangre" sobre el regazo del mismo, simplemente le dijo:- Aquí tiene la bandera de mi División, Tata Juan.....Está mojada, con sangre de los Treinta y Tres !!....
Le dio la espalda y sin decir una palabra más, se perdió puerta afuera.-
Nunca más contó nada de lo ocurrido Cirilo Rosas.-
Se enterarían después por otras bocas fogoneras, del "duelo criollo" con el soldado colorado y que las manchas de sangre que presentaba la bandera, eran, de los dos contendientes....
Para muchos, fue otro caso como varios más de la revolución de 1897.-
Sin embargo para Cirilo Rosas, hombre callado y de buen coraje, entendió que la mancha de la bandera también tenía sangre de su contendiente, que a pesar de ser colorado era un hermano oriental y por ende, prescindiendo del color de la divisa....no se podía ni se puede negar, que también tenía "sangre de los Treinta y Tres Orientales" !!
Texto: Jorge Muniz.-
Vergara, 10 de junio del 2018.-
Vergara, 10 de junio del 2018.-
"Paso del Dragón" en el río Tacuarí |
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