"Pañuelo Colorao" (llamado así por portar en su cuello, eternamente, una golilla punzó) fue uno de los tantos personajes de aquel Vergara aldeano, de la década de 1960.-
Un pobre desgraciado que no mataba ni una mosca. Su nombre de pila era Bernabé Rivero y era un viejo, flaco y alto, desganado y pensionista, vestido humildemente, que le llevaba las valijas en una carretilla a los viajantes de comercio de la época y con un rancho cerca del almacén de don Victoriano Andrada y luego del "gaucho" Miguel Galardi, allá en la calle Graciana Gómez, donde comienza el inolvidable barrio "La Floresta".-
Barrio de brasileros. Barrio que fueron parte de los campos de Joâo Damasceno Caldeira y de sus once hijos y luego, de la Sucesión de Serafín Marques de Andrade.-
Un rancho de piso de tierra, paredes de bloques, techo de paja, cercado en parte por un cañaveral de "caña castilla", donde según el Dr. Bellistri, acampaba "Pañuelito", "un pulguerío bastante regular", la mujer (una parda flaca y alta, que le decían "María Larga") un cuzco que se llamaba "Sixto" y una perra, blanca y negra, que se llamaba "Pancha".-
"María Larga", quien en realidad se llamaba María Luisa Rodríguez, era hija de la pareja de morenos: Francisca Rodríguez y Consuelo Silva (quienes en 1904, fueron desde Vergara a la revolución integrando las filas de la División Treinta y Tres, al mando del Coronel colorado Basilisio Saravia da Rosa) y ambos estuvieron presentes en la terrible "Batalla de Tupambaé".-
Un pobre desgraciado que no mataba ni una mosca. Su nombre de pila era Bernabé Rivero y era un viejo, flaco y alto, desganado y pensionista, vestido humildemente, que le llevaba las valijas en una carretilla a los viajantes de comercio de la época y con un rancho cerca del almacén de don Victoriano Andrada y luego del "gaucho" Miguel Galardi, allá en la calle Graciana Gómez, donde comienza el inolvidable barrio "La Floresta".-
Barrio de brasileros. Barrio que fueron parte de los campos de Joâo Damasceno Caldeira y de sus once hijos y luego, de la Sucesión de Serafín Marques de Andrade.-
Un rancho de piso de tierra, paredes de bloques, techo de paja, cercado en parte por un cañaveral de "caña castilla", donde según el Dr. Bellistri, acampaba "Pañuelito", "un pulguerío bastante regular", la mujer (una parda flaca y alta, que le decían "María Larga") un cuzco que se llamaba "Sixto" y una perra, blanca y negra, que se llamaba "Pancha".-
"María Larga", quien en realidad se llamaba María Luisa Rodríguez, era hija de la pareja de morenos: Francisca Rodríguez y Consuelo Silva (quienes en 1904, fueron desde Vergara a la revolución integrando las filas de la División Treinta y Tres, al mando del Coronel colorado Basilisio Saravia da Rosa) y ambos estuvieron presentes en la terrible "Batalla de Tupambaé".-
Mientras Teodoro combatía junto a la caballería de Basilisio; la morena Consuelo, se ocupaba de acarrear balas a los infantes, de ayudar a curar heridos, de confortar moribundos y hasta de ayudar a enterrar a los muertos.-
En la vejez reumática, casi baldada y de rancho pobre de Consuelo Silva, don Guillermo Terra, caudillo colorado que mucho se preocupó por mejorar las condiciones sociales de la localidad, le consiguió la "Pensión de Servidores de la Patria", para que pudiera subsistir, mientras que otras manos piadosas le arreglaron el ranchito para que se atemperaran los últimos inviernos de su vida.-
Sin embargo, actualizando los ideales políticos de la pareja Rivero-Rodríguez, obviamente que "Pañuelito" era colorado y "María Larga", más que blanca......era "blancaza".-
Cuentan que en varias noches de elecciones nacionales, "Pañuelo" tuvo que dormir afuera del rancho, porque "la china vieja", se había tomado unos tragos (festejando por anticipado el triunfo de los blancos) pero al salirle "el tiro por la culata", le echaba la boca a más no poder a los colorados, la emprendía con el pobre viejo, lo sacaba a los empujones del rancho y le trancaba la puerta por adentro.....
Al otro día o a los dos días, cuando se iba el furor de la caña blanca y se le aplacaban los ideales de Aparicio Saravia y de "Juan Garra", "María Larga", le permitía al esposo que pernoctara adentro del rancho y al parecer todo volvía a la paz.-
Tan viejo como Bernabé Rivero, era el caballo tostado, flaco y rengo de la pata derecha que aquel viviente tenía para desplazarse y que se lo había regalado "El Amigo" Zuluaga.-
Muchos como en mi caso, recordarán en Vergara, que desde lejos se percibía el golpe característico que daba la pata derecha al caminar o intentar trotar aquel matungo; que según mi padre, había "reventado" un tendón y la pierna y pata afectadas, le habían quedado envaradas para siempre.-
Sólo "Pañuelo Colorado" podía andar en aquel caballo !
Una mañana apareció en el comercio de mi padre de crianza Prudencio Antúnez, para que le diera al tostado una inyección contra "el gusano del cuajo".....
Mi padre tenía una "mordaza" que le había regalado un gaucho amigo, hecha en madera y con un tiento apenas ablandado en uno de sus extremos, con la cual, se daba maña y baquía para "embozalarle" el hocico al caballo y dominarlo de forma tal, que no mordía ni se "encabritaba", cuando sentía "el anuncio" de la aguja penetrando en la carne......
Así fue y de no creerse, el tostado que era "un cuero con vida", estaba furioso y parecía que el mismo diablo se le había ganado entre los pliegues del pellejo.-
Desde el escritorio de negocios rurales y ferias ganaderas que tenía Constancio Islas, llegaron tres paisanos decididos a darle una mano a mi padre y visto que les dificultaba dominarlo, optaron por voltearlo a un costado de la calle.-
Solo así, con los paisanos apretándolo y bajo bufido solo, mi padre al fin, pudo suministrarle la inyección salvadora.....
No hay duda, el animal estaba acobardado de la aguja y en esos momentos su propia intuición lo hacía desembocar en una furia que los transformaba y que lo dejaba fuera de sí.-
En sucesivas charlas con los demás viejos que concurrían a gastar sus tardes en el comercio, papá les contaría lo sucedido y como hombre campero que había sido allá por sus llanuras natales del "Rincón de Ramírez", había algo que le llamaba la atención y que lo exteriorizaba al rematar su pequeña historia: - Nunca pensé que el tostado viejo y rengo de "Pañuelito" diera tanto trabajo !...Y mucho menos, qué hubiera que voltearlo y apretarlo, pa darle una inyección !
Cuentan que en varias noches de elecciones nacionales, "Pañuelo" tuvo que dormir afuera del rancho, porque "la china vieja", se había tomado unos tragos (festejando por anticipado el triunfo de los blancos) pero al salirle "el tiro por la culata", le echaba la boca a más no poder a los colorados, la emprendía con el pobre viejo, lo sacaba a los empujones del rancho y le trancaba la puerta por adentro.....
Al otro día o a los dos días, cuando se iba el furor de la caña blanca y se le aplacaban los ideales de Aparicio Saravia y de "Juan Garra", "María Larga", le permitía al esposo que pernoctara adentro del rancho y al parecer todo volvía a la paz.-
Tan viejo como Bernabé Rivero, era el caballo tostado, flaco y rengo de la pata derecha que aquel viviente tenía para desplazarse y que se lo había regalado "El Amigo" Zuluaga.-
Muchos como en mi caso, recordarán en Vergara, que desde lejos se percibía el golpe característico que daba la pata derecha al caminar o intentar trotar aquel matungo; que según mi padre, había "reventado" un tendón y la pierna y pata afectadas, le habían quedado envaradas para siempre.-
Sólo "Pañuelo Colorado" podía andar en aquel caballo !
Una mañana apareció en el comercio de mi padre de crianza Prudencio Antúnez, para que le diera al tostado una inyección contra "el gusano del cuajo".....
Mi padre tenía una "mordaza" que le había regalado un gaucho amigo, hecha en madera y con un tiento apenas ablandado en uno de sus extremos, con la cual, se daba maña y baquía para "embozalarle" el hocico al caballo y dominarlo de forma tal, que no mordía ni se "encabritaba", cuando sentía "el anuncio" de la aguja penetrando en la carne......
Así fue y de no creerse, el tostado que era "un cuero con vida", estaba furioso y parecía que el mismo diablo se le había ganado entre los pliegues del pellejo.-
Desde el escritorio de negocios rurales y ferias ganaderas que tenía Constancio Islas, llegaron tres paisanos decididos a darle una mano a mi padre y visto que les dificultaba dominarlo, optaron por voltearlo a un costado de la calle.-
Solo así, con los paisanos apretándolo y bajo bufido solo, mi padre al fin, pudo suministrarle la inyección salvadora.....
No hay duda, el animal estaba acobardado de la aguja y en esos momentos su propia intuición lo hacía desembocar en una furia que los transformaba y que lo dejaba fuera de sí.-
En sucesivas charlas con los demás viejos que concurrían a gastar sus tardes en el comercio, papá les contaría lo sucedido y como hombre campero que había sido allá por sus llanuras natales del "Rincón de Ramírez", había algo que le llamaba la atención y que lo exteriorizaba al rematar su pequeña historia: - Nunca pensé que el tostado viejo y rengo de "Pañuelito" diera tanto trabajo !...Y mucho menos, qué hubiera que voltearlo y apretarlo, pa darle una inyección !
Texto: Jorge Muniz.-
Vergara, 23 de junio del 2018.-
Vergara, 23 de junio del 2018.-
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