viernes, 16 de diciembre de 2016

LA VEZ  QUE  HÉCTOR  LLEGÓ  A VERGARA……
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Préstame lira un momento,
Tu sonora vibración
Ayúdame inspiración
Y no te niegues talento.
Magno sol del pensamiento
Alúmbrame con tu rayo,
Quiero cantar sin desmayo
Como culto trovador
Al eximio corredor
Honor del suelo uruguayo.-

No soy de pluma maestra,
Pero si aceptarlo puedes,
Oh noble Supicci Sedes,
Impagable joya nuestra.
Hoy tu proeza demuestra,
Que no ha nacido el escollo
Y manso como el arroyo
Lleno de perseverancia,
Humillaste la distancia
Como hace el caballo criollo.-

Duro como el coronilla
Que el filo del hacha mella
Seguiste firme en la huella
Y fuiste la pesadilla.
Hoy, sos lucero que brilla
En el cielo americano
Con tu mente de paisano
Y tu rudo corazón
Flamea mi pabellón
Con flores republicano.-

Supicci Sedes, la historia
Te ha reservado un lugar
Y tu nombre ha de acampar
Para siempre en la memoria.
Al palenque de la gloria
Te clavaste como grampa
Bajo tu viril estampa
De charrúa verdadero
Cayó vencido el pampero
Dueño y señor de la pampa.-

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(Fragmento de unas décimas compuestas por el payador uruguayo Nicolás Fernández, emitidas por primera vez, en el programa montevideano de radio “Hora Gaucha”, en el año 1948)

Héctor Supicci Sedes, había nacido en Montevideo, un 15 de marzo del año 1903.-
Era hermano de Alberto, que fue jugador de fútbol del Nacional de Montevideo y reconocido Director Técnico de la Selección Uruguaya que en 1930, para satisfacción y orgullo de los orientales, conquistara el título mundial.-
Por el contrario, Héctor se dedicó con fervor propio a la aviación y al automovilismo.-
En el año 1927, tuvo su debut como corredor de autos. Y lo hizo participando en un rally automovilístico que se desarrollara entre las ciudades de Montevideo-Salto-Montevideo.-
Participó en un Ford T de la época y conquistó el 12º lugar, dado que se extravió en una parte del trayecto Salto-Paysandú.-
A partir de ese momento, su amor por “los fierros”, se volvería una constante pasión.-
En 1929, participó del raíd “19 Capitales”, pero se vio forzado a abandonar, dado que el vehículo con el cual participaba sufrió un desperfecto.-
En 1931, llegó 2º pilotando un Ford del año 1930, en el rally: Montevideo- Melo- Rivera- Montevideo.-
En los años 1932- 1933- 1934, ganó sucesivamente el rally: Montevideo- Melo- Rivera- Montevideo….Incluso la última vez, aventajando por 4 horas a su inmediato perseguidor….
En 1933, fue a correr a “La Gavea”- Río de Janeiro (Brasil) pero no se entendió mucho con el auto Lincoln que utilizaba y aun así, logró ubicarse en el 7º lugar.-
En 1935, cruzó el charco y se fue a correr a la Argentina, donde en 1938, conquistó el Gran Premio del Sur y el músico uruguayo Pintín Castellanos, famoso pianista y nadador – que compuso la milonga “La Puñalada”- le dedicó a su vez otra milonga llamada “Meta Fierro”.-
En 1939, participó en las Mil Millas Argentinas, ubicándose en el 15º lugar.-
Y en 1940, logró ubicarse en el 5to lugar, en el Gran Premio del Norte.-
A partir de este año, comienzó un paréntesis en la actividad automovilística y se dedicó a su otra pasión: pilotar avionetas.-
Es dable acotar en este momento, que en 1937, adquirió un Ford V 8 Cupe, de 4 asientos, al cual entre varias cosas más, le reforzó el chasis, adicionó un filtro de aire para carburador, lo dotó de 8 amortiguadores e inventó un llamativo sistema de limpiaparabrisas para el mismo. Fue un buen mecánico y se distinguió además como un progresista innovador de automóviles.-
En ese mismo vehículo, llegó a Vergara en el año 1942, cuando retornaba de un solitario viaje al Brasil.-
Lo hizo por dos motivos: uno, porque el vehículo había sufrido un desperfecto al llegar a Vergara y necesitaba su tiempo para ser acondicionado y el otro, porque ya aprovechaba a visitar a los Robaina-Moreno, de los cuales era primo y hacía muchos años que no los veía.-
Y aquí estuvo como cinco días o seis, hasta que terminó de arreglar el vehículo.-
Durante ese tiempo y corrido el rumor de que Héctor estaba en Vergara, grandes y chicos corrieron a mirar el auto y quedaron cautivados por las destrezas que hacía con el vehículo y por la proverbial simpatía y bondad que irradiaba aquel hombre sencillo y afectuoso.-
Lo integraron como uno más, a “la barra” vergarense y varios niños intentaron reproducir el auto, valiéndose de trozos de latas, de pequeñas maderas y de fragmentos de carreteles de hilos, para hacerle las ruedas.-
El día antes de partir hacia Montevideo, su primo, Leandro Mercedes Robaina Moreno (hacendado, casado con doña Esther Rosano y dueño de la casona donde hoy reside el Dr. Alvaro Rodriguez Maguna, en la principal de Vergara) le pidió a Héctor que le diera un paseo en el auto.-
Éste, accedió al pedido de su primo e hizo un embalaje imprevisto por la calle Joaquín Suárez, donde levantó polvareda, espantó perros hacia el interior de las casas, causó asombro entre los mirones de ocasión y don Leandro Mercedes, tuvo que sacarse el sombrero, antes de que se le fuera en las alas del viento, que se colaba por los vidrios bajos…
Al día siguiente, próximo al mediodía, Héctor se despidió de sus familiares y se preparó para marchar hacia Montevideo.-
Fue así, que el “Canario” Ventura Robaina Moreno, le pidió que hiciera otro embalaje más por la calle Joaquín Suárez y ante la afirmativa del corredor, dispusieron todas las medidas pertinentes y para deleite del público apostado en las veredas, el Ford V 8, arrancó desde el viejo puente de madera sobre el arroyo Parao y atravesó como una exhalación, en un bramido solo, toda la extensión de la calle Joaquín Suarez….
Años después, contaría el mismo “Canario” Ventura: - Pasó como a 200!!.....
Cuando el mismo sabía que el auto de Héctor, no sobrepasaba la velocidad de 90 kilómetros por hora…
Contaba el “Coco” Correa, que los gurises corrieron hasta la curva que hace la calle a la salida del pueblo, frente mismo a donde vivía el Dr. Silvio Bellistri y lo único que pudieron divisar fue la polvareda que había quedado flotando en el aire y un lejano ruido de motor, que se perdía para siempre en el horizonte…..
Rato después, los llamó por teléfono a los Robaina, para avisarles que había llegado sin problemas a la ciudad de Treinta y Tres.-
Y fue la última vez que escucharon su voz.-
Ya nunca más verían al gran corredor de autos. Al ser humano excepcional, que se había casado en Montevideo y que como su esposa no pudo tener hijos, se dedicó a criar sobrinos y a dos hijos de un obrero, que estaba mal económicamente y que era su amigo de toda la vida.-
Vuelto a las pistas de carreras, se inscribió en el Gran Premio de América del Sur: Buenos Aires-Caracas, donde en 1947, le fue mal y tuvo que abandonar.-
En 1948, se inscribió nuevamente, pilotando el Ford V 8, modelo 1937 (con el cual había estado en Vergara) pero cuando disputaba la segunda etapa, Lima-Buenos Aires,  el día 4 de diciembre, acompañado de Silvestre Calache, al llegar a la región de Atacama (Chile) fueron colisionados fortuitamente, por otro de los corredores. A Héctor, le costó la vida, mientras Calache, sobrevivía al accidente….
Tenía 45 años de edad y a su esposa, a sus hijos de crianza y a sus amigos, les había prometido que era la última carrera automovilística en la cual iba a tomar parte….
Quiso el destino, que así lo fuera…

(Fuente: Internet y viejas historias orales recogidas en Vergara)
 Texto: Jorge Muniz.-

 Vergara, 16 de diciembre del 2016.-

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