Cuando por las noches largas y anodinas del
campo, los viejos paisanos escuchaban golpeteo de
manos en el guardapatio de algún rancho y la perrada atropellar en una gritería
sola, se tiraban al suelo de los catres y abrían la puerta con un candil en una
mano, y el revólver dispuesto a tirar, en la otra.
-Quién vive dese lao
???....
Desde la oscuridad salpicada
apenas por el resplandor de alguna luna marchita, contestaba una voz fuerte y templada
por la pelambre de los caminos:- PEDRO NIEVE PEDROSA ROJAS !!!.....
Y agregaba:- GENTE BUENA!!!....
Y agregaba:- GENTE BUENA!!!....
Ese, era "El
Loco" Pedrosa, así denominado por todos sus conocidos e involuntariamente creador de aquella frase que se volvió "dicho" en el Vergara de las décadas de 1960 y 70 cuando hasta de gusto la repetíamos por las calles:- "Gente buena- dijo "El Loco" Pedrosa...
En su vida particular, fue uno de los tantos hijos, que tuvieron los esposos: Fermín Pedrosa y Teodora Rojas.-
En su vida particular, fue uno de los tantos hijos, que tuvieron los esposos: Fermín Pedrosa y Teodora Rojas.-
Primo de Ovidio Techera Rojas (“El Chiquito”), que era Inspector de
Tránsito en Vergara y de Laurentino Gómez, el viejo peluquero del Barrio “La Estación ”.-
Había nacido en la 13ª. Sección de Cerro Largo (cerca del “Paso del Dragón”). Con un historial de demencias, pobreza, sometimientos y malos tratos que le seguían y le acechaban desde niño. Y que cuando cumplió la mayoría de edad, huyó del rancho de los progenitores, borró la amistad con los hermanos, comenzó a recorrer los caminos de a pie e hizo una alianza indeleble con la soledad.-
Había nacido en la 13ª. Sección de Cerro Largo (cerca del “Paso del Dragón”). Con un historial de demencias, pobreza, sometimientos y malos tratos que le seguían y le acechaban desde niño. Y que cuando cumplió la mayoría de edad, huyó del rancho de los progenitores, borró la amistad con los hermanos, comenzó a recorrer los caminos de a pie e hizo una alianza indeleble con la soledad.-
Quería dar vuelta la
página y comenzar otra vida.-
Quería encontrar la paz
que le había sido esquiva, el cariño de una mujer que verdaderamente lo
quisiera, florecer en hijos y tener el calor fraterno de un hogar. Pero nunca
pudo lograrlo. Como tampoco pudo ahuyentar de la mente aquellos fantasmas del
pasado, que lo seguían y que lo acicateaban sin darle tregua. Y que lo dejaban huraño
como un bicho, con el ceño fruncido y con el genio más que picante.-
Transcurrían esos
momentos y luego de pasados, afloraba la bondad y cierto grado de respeto hacia
sus semejantes.-
Sin embargo, ya tenía su
fama ganada y no era fácil revertirla en el ambiente campesino. Amplia senda,
donde iba y venía sin contar las leguas.-
Así lo conocí en la
década de 1960, cuando ya era un hombre maduro con la cabeza rapada y la cara
rodeada por una barba espesa. Con sus tres mochilas, que pesaban alrededor de
80 kilos y donde se comenta que en una de ellas llevaba un juego de copas de
vidrio, que había pertenecido a sus padres.-
De regular estatura, complexión
fuerte, se dice que recorrió a pie todo el Uruguay, parte de la Argentina y gran parte del
Sur del Brasil.-
Peleaba a los bastonazos con los teros. Espantaba los gallos de las estancias, cuando cantaban a su lado y el día que andaba “loco”, se cosía remiendos de todos los colores en el pantalón y en el saco.-
Peleaba a los bastonazos con los teros. Espantaba los gallos de las estancias, cuando cantaban a su lado y el día que andaba “loco”, se cosía remiendos de todos los colores en el pantalón y en el saco.-
Fue un gran nadador. Y
muchas veces, se ocultaba en le monte durante todo el día y cuando abandonaba
“el alojamiento”, lo dejaba barrido y con la leña acondicionada.-
Hombre de fogones
grandes, que se rapaba el mismo la cabeza con una navaja y que tenía “siete
vidas” como los gatos…
Tan es así que una mañana
de primavera, Fructuoso Ramos, quien se la tenía jurada porque le había faltado
el respeto a un familiar suyo, cerca de un arenal del “Paso de Píriz”, lo
capturó a “mano limpia” y le dio tremenda paliza hasta dejarlo caído. Tan es
así que lo vio tirado a lo largo, supuestamente desmayado, lo creyó muerto y
fue a la casa a buscar una pala para darle sepultura…..Cuando regresó para
finalizar “la tarea”, Pedrosa, se le había desaparecido….
El otro hecho sucedió en
la estancia de Cesáreo Saravia (en las Costas del Leoncho), donde en ausencia
de éste y de los peones que andaban recorriendo el campo, llegó a la estancia y
se acostó en la cama matrimonial, ordenó a doña Cecilia Salvarrey (la esposa de
Saravia) que matara una gallina y se la hiciera con arroz para el mediodía....
Pero la cosa no quedó ahí
nomás. Cuando quiso acordar, sin saber como ni de donde, surgió Saravia que
rugía "como un león", en el interior del dormitorio….No le dio tiempo a nada, lo manoteó de la
ropa y lo sacó en el aire, puerta afuera y rumbo al baño de ganado que estaba
con agua en su interior. Lo tiró para adentro del mismo y comenzó a
“horquillarlo”….
Después de varias “horquilladas”,
donde Pedrosa clamaba por su vida y pedía perdón una y otra vez por la acción
que había cometido, Saravia, le dio respiro, lo ayudó a salir del baño de
ganado y le ordenó que levantara las mochilas y se fuera de una vez por todas
donde nunca más lo viera. Y la advertencia se hizo realidad. Nunca más volvió a
la estancia….
Pero por sobre todas las
cosas, “El Loco” Pedrosa, se distinguió como un gran comilón....
Cuentan memorias orales vergarenses, que un día en la estancia "La Pastoril "
(Costas del Parao- 3era. Sección de Treinta y Tres), en presencia de José Pedro
Zuluaga Muiño, jugó y cumplió al mediodía que se comía solo la mitad de un
cordero "Romey", asado a las brasas. Por si fuera poco, lo apretó con dos litros
de leche de vaca, un lote de galletas incluidas y después se fue para abajo de
un árbol y se acostó a dormir la siesta...
De ahí en más, su fama de comilón, se extendió de boca en boca, de fogón en fogón, de rancho en rancho y la gente comenzó a mentar la consabida frase: - Comilón dijo ??....Gué, entonce usté no lo ha visto al "Loco" Pedrosa...Si no, ni se mete a prosiar…
Estaba quedando anciano y “los ochenta”, ya le venían errando viajes a los talones….
Cuentan memorias orales vergarenses, que un día en la estancia "
De ahí en más, su fama de comilón, se extendió de boca en boca, de fogón en fogón, de rancho en rancho y la gente comenzó a mentar la consabida frase: - Comilón dijo ??....Gué, entonce usté no lo ha visto al "Loco" Pedrosa...Si no, ni se mete a prosiar…
Estaba quedando anciano y “los ochenta”, ya le venían errando viajes a los talones….
Sobre su cuerpo dolorido
cargaba las tres mochilas, el bastón en su mano derecha y una hernia inguinal
que ya le molestaba bastante. Pero seguía caminando y comiendo regular....
En la década de 1970,
llegó a la estancia de José Doroteo Ortiz, en las Costas del Tacuarí (3era.
Sección de Treinta y Tres) y en la noche, antes de acostarse en el galpón y
taparse con cueros de oveja, como regularmente lo hacía, se despachó tres
platos de porotos, con abundante grasa y no menos carne de vaca y de
chancho....
Una tremenda indigestión,
tomó cuenta de él y trasladado de inmediato en el Jeep policial por el
Comisario Dionisio Sosa, logró llegar con vida al Hospital de Treinta y Tres.
Sin embargo los años vividos y el organismo vapuleado por el rigor, no le
permitieron sobrevivir.....
Murió entonces, PEDRO
NIEVE PEDROSA ROJAS....."EL LOCO" PEDROSA....
Pero no murió su leyenda,
ni su periplo terrenal de caminante, ni sus locuras de raparse la cabeza y
remendarse la vestimenta.-
Aun campean por los ranchos
pobres de la campaña, las historias de aquel hombre andariego, pescador de amaneceres,
que encima de las tres mochilas que le acompañaban, cargaba también, el estigma
de aquel niño pobre y maltratado, que nunca pudo olvidar.-
Texto: Jorge Muniz.-
Vergara, 22 de noviembre del 2016.-
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