ESCULTURA, ARQUITECTURA Y OTROS GÉNEROS CULTURALES, EN VERGARA.
UN LEGADO DE LA COLECTIVIDAD ITALIANA.-
Para la
historia, es imposible dejar de lado, la injerencia de la colectividad italiana
en el proceso de formación y consolidación de la sociedad vergarense.-
Los
primeros de ellos, llegaron al caserío de “El Parao” entre los años 1893 a 1899.-
Venían con
sus mujeres e hijos, buscando trabajo, tranquilidad y el bienestar económico
que les permitiera vivir y producir sin sobresaltos.-
Llegaban de
una Italia flagelada por las guerras, por el hambre, por las pestes y no habían
tenido más remedio que dejar a sus mayores, acondicionar unas pocas valijas y
treparse a un barco con pasajes de tercera. Lágrimas, abrazos apretados y tras
soltar amarras y recoger el ancla, el horizonte infinito que absorbía por
última vez, las manos y los pañuelos desplegados.-
Atravesaron
mares y transitaron cielos lejanos. Deambularon caminos y paisajes desconocidos.
Y al final del periplo, encontraron en la margen derecha del Parao, “la tierra prometida”….Un rincón del mundo
para establecerse…
Trabajaron
duro, sustentaron sus familias, mandaron sus hijos a la Escuela , se insertaron en
una época donde abundaban las carencias, sin embargo, no tuvieron problemas en
“acriollarse” y ser partícipes en el desarrollo social, económico y cultural de
la población.-
Nunca más
retornaron a Italia y echaron raíces para siempre en esta tierra fecunda y
generosa de la América
del Sur.-
Dejaron sus
huellas terrenales que persisten al tiempo y viven en la escultura del
“Mausoleo de Alves” diseñado por Juan Azzarini.-
Que
florecen día tras día en los caserones de cimientos de piedras. Con sus
ladrillos asentados en cal y arena, sin vigas, con “arcos” sobre puertas y
ventanas, con pisos y cielo rasos de madera, con el infaltable sótano debajo de
los mismos. Están en Vergara y en Plácido Rosas (Departamento de Cerro Largo) donde forjaron sus propias existencias, las
manos de Carlos Bonelli, de Lucas Ducatelli, de Leonardo Di Bueno, de Francisco
Zito, de Julio Pucciarelli, de Fabio Gonzatti, de Francisco Macciello o de José
Moretti.-
Que viven
en Arcángel Anfossi, primer telegrafista con oficina en el “Paso del Dragón”,
en el boticario José Ramagli, en el vendedor ambulante Francisco Faliveni y en
los retratos colores sepia, de José Scarano y de su sobrino: Juan Bautista
Ramagli Miraglia.-
Que están
presentes en la Banda Musical
que dirigió el clarinetista Petruccelli; en el Altillo, en el comercio y en la
zapatería de Francisco Padula, en el fútbol, en los bailes de carnaval, en las
murgas “Los Loberos” y “Los Gorriones”, en los disfraces típicos “de osos” y
“de burritos” y hasta en las noches de “San Juan” o en los “Sábados de
Aleluya”, cuando “El Rubio” Padula, le prendía fuego a un “Judas” y a una barrica
con alquitrán, en el medio de la
Plaza.-
Son los
trajes a la medida que confeccionaba en “La Vencedora ”, Nicolás
Scarano, el “cine mudo” de Juan D´Ángelo, la orquesta de los hermanos Padula
(hijos de don Francisco) y la fantasía de “Don Pancho” y “Margarita”, los
“muñecos parlantes” del ventrílocuo, cantor y guitarrista, Expédito
Mastrángelo…..
Aun
persiste el recuerdo del Dr. Pedro Sala Consonno, primer médico radicado en
Vergara, del quintero Angel Marolta, del fruticultor Aurelio Giroldi, del chacarero
Benedicto Pisso y del comerciante Ángel Fattarini.-
Cuando las
viejas campanas de la Iglesia
llaman a misa y los fieles se congregan para escuchar la palabra de Dios, también
emerge el recuerdo para Bernardo Zito, el primer cura que se estableció en Vergara.-
Viven y
vivirán en la gastronomía y en el folclore alimenticio, con “la polenta”
romana, “el fainá” genovés, “la pizza” de Nápoles, “la busseca” y “la minestra”
de los Apeninos, las pastas peninsulares, los quesos aldeanos, el vino carlón y
las “canzonettas” que alguna vez evocaron: Filomena Branchinni de Bonelli; Inés
Merlino de Padula, Carmen Bonelli de Zito; Catalina Bonelli de Ducatelli;
Josefa Miraglia de Ramagli; Rosa Ramagli de Trelles; María Zito de Di Bueno;
Roquina Di Bueno de Zito; María Aurora Di Bueno de Fabeiro y Juana Gabriel de
Vaz….
Seguirán
convergiendo desde el ayer, cuando en los cuentos hogareños se hable de los
fríos contrafuertes de los Alpes; de los puertos multicolores de “La Liguria ”; de las granjas
verdes y amarillas de “La
Potenza ” o del celeste depurado y místico, que tiene el
“Golfo de Salerno”….
Jorge Carlos Muniz Cuello
9 de setiembre del 2016
PD:
Palabras leídas por el autor el día antes expuesto en el Salón Azul de la Casa de la Cultura de Treinta y Tres,
en el marco de las “Jornadas Literarias- Las Voces de un lugar al Este”.-
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