LOS PERROS DEL "ZURDO"
Juan Adolfo
Ramos Beledo, “El Zurdo”, fue un antiguo vecino de la zona de Corrales del Parao (en la Novena Sección del Departamento
de Treinta y Tres).-
Nacido y criado en la aridez de ese paraje; en un tiempo y en una época donde la barbarie asolaba la campaña del Uruguay, sus abuelos paternos: Andrés Ramos y Juana Delfín, habían sido empadronados en igual sitio y en 1836, cuando en censo de Cerro Largo.-
Por el lado materno, estaba emparentado con los Vico-Torales, que hijos de una pareja bonaerense, poblaron largos años la zona, explotando campos y una pulpería y legando el nombre para un rincón del "Corrales del Parao", que hasta ahora se denomina "Paso de los Bicos".-
Los caprichos de los hombres y de la grafía de los apellidos inmortalizó el paso, como "de los Bicos", cuando la realidad del apellido muestra, que es con "Uve" y no con "Be".-
A la izquierda: "El Zurdo". A la derecha: Andrés Batista Baudean |
Fue, para quienes lo conocieron un hombre siniestro, hosco, de mirada fría, temido por muchos, querido por muy
pocos y que siempre andaba de revólver y de cuchillo en la cintura.-
Mentaban
los más viejos que en 1904, había sido soldado colorado del General Basilisio
Saravia (de quien era amigo personal). Y que durante la jornada aciaga de Tupambaé, fue uno de los tantos
“cuchillos fáciles” de las fuerzas coloradas que igualando a sus pares de las
fuerzas blancas, convirtieron el campo de batalla, en un escenario de locura,
de barbarie y de terror.-
Tuvo
casas y campo propio no muy lejos del "Paso de
los Bicos", donde según los conocedores, aun, se pueden apreciar rastros
de las habitaciones y de un galpón de paredes de piedra, que tenía. Fue
contrabandista con cargueros y allá por 1910, según consta en los partes del
Comisario José Germán Muiño, sostuvo un nutrido tiroteo con la Policía de Vergara y
cuando la proveedora se le quedó sin balas, tiró la carabina para un costado,
abandonó los caballos y los barriles con caña y se perdió de vista en una
salamanca que solo él conocía y que hasta ahora existe, cerca de donde estaban
sus dominios naturales.-
Por lo menos durante dos o tres días más, no hubo Dios
posible que lo descubriera......
Pero
este tiroteo, fue uno de los tantos, que sostuvo con la Policía. Incluso ,
en uno de ellos, el Comisario Muiño haciendo gala de coraje, le echó el caballo
por arriba en plena balacera y a los gritos lo conminó a entregarse. “El
Zurdo”, que lo conocía personalmente desde las Costas del Arroyo del Oro y que además, habían sido compañeros en la revolución de
1904, contestó deponiendo el arma:- A Usté Comesario, me le entriego…..A Usté, pero a ninguno de los milicos perros que li acompañan !!....
De
ahí y hasta la Seccional Segunda
(emplazada en Vergara en esa época) el malevo marchó preso, a caballo y a la
par del Comisario. Quedaban unos 20 kilómetros más o menos, cortando campo. Y
durante el trayecto “El Zurdo” no habló ni una palabra …
Años después, comentaba
don Marcos Denis que era Guardiacivil:- Qui hombre bien duro ese. Parecía “Un
Lión”, por lo melenudo y “atufao”…
Enemigo
jurado de Juan Diaz (el abuelo de Dionisio) por ser el padre de Luis Ramos y
por ende abuelo de Marina (la pequeña, que salvó Dionisio). Indirectamente, tuvo
su cierta incidencia, en el contexto global de la tragedia, porque Juan Díaz lo veía llegar a sus ranchos a Luis y se le representaba el calco a pleno de la figura de su enemigo.-
Sin
embargo, Aquiles Fernández, otro “alunao y corajudo” de la zona, que tenía un
campo contiguo a lo de "El Zurdo" Ramos y que se lo había regalado Basilisio Saravia, por su participación en 1904, contó para sus parientes los Larronda-Fernández, que un día por un entredicho con unas vacas invasoras y
un alambre dañado, se habían discutido con Ramos y que cuando éste,
intentó sacar el cuchillo, Aquiles no le dio tiempo, y le cruzó la espalda de un "soterazo".-
En un calvario de "guacha y sotera", lo llevó hasta el caballo, lo hizo montar y después que le dio la delantera, lo alcanzó y le apareó el caballo, mientras el brazo derecho alargado por la sotera de "la guacha" caía una y otra vez, sobre el lomo de "El Zurdo".-
Lo abandonó cuando quiso. Y por las dudas, cuando frenó el montado, Aquiles Fernández, cambió el rebenque de mano y echó mano al revólver, por si Ramos volvía por la revancha.-
Pero ni miró para atrás.-
-
Junagramputa….te viá sacar las bravuras…..comentaba después Aquiles
Fernández….Nu es bravo nada “El Zurdo” ese, lo qu´ es ganador de tirones si le
afluejan…..
Pero
indudablemente, el hombre, no sería solo recordado por esas "bravatas"....
También lo recordarían los paisanos de otro tiempo, por el famoso casal de
perros cimarrones que tenía y que los llamaba: "El Dotor" y "La Princesa ".-
Y
que los dominaba con solo pegarle un silbido largo, como el que usaban los
carreros, de bueyes pachorrientos y de picana al hombro…
La
gente comentaba: - Los perros que tiene son mucho más malos que él !!!....O
sea, que en suma, los corajes se acumulaban. Y así lo demostró una vieja
historia de fogón. Verdadera o no, pero, la escribo para que no se pierda.-
Fue
una mañana de octubre, quizás de principios de 1920, en la costa de "El Corrales del Parao". Un paisano, había atado un negocio con "El Zurdo"
y no tenía la plata suficiente para pagarle y se desvivía, explicando lo
sucedido. Pero él, que presumía de que la palabra era un documento, no quiso ni
escuchar las explicaciones del otro. Bajó la cabeza y entre un mar de cabellos,
cejas y barbas blancas, sin necesidad de echar mano al cuchillo ni hacer gesto
alguno, pegó el silbido largo y al acudir los perros, les ordenó:-
Tropeeeeyennn carajoooo !!!!!
El otro, se vio perdido. Y solo atinó a dar la
espalda y correr "a todo trapo", derecho a unos árboles cercanos,
donde se subió más que ligero, en una gritería sola y resbalando las botas.
Allí y por mandato del viejo, los perros le montaron guardia en el tronco del
árbol, hasta cuando él, lo dispuso, como una hora o dos por lo menos.....
Cuando
se le antojó, desparramó el casal de perros, mandó al otro que se bajara del
árbol y todavía le sobró piola para decirle:- Andate a la puta carajo...Onde no
te véia ni la sombra....Sabandija e porquería.... Qui hasta jodido sos !!!...
Después
contaría en ruedas fogoneras, hablando a los bufidos y a los tirones, como era
su costumbre:- Tá que lo parió ese sabandija....."El Dotor", quería
subirse en lárbol, era un tigre e malo!...Ladraba que no paraba más y dejuro
que hasta lagrimiaba de honestidá!!..
Gueno,
tenía mucho más verguenza en la cara, que el sabandija que me quiso joder !!
Texto: Jorge Muniz.-
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