jueves, 17 de noviembre de 2016

                                   





             LO  CUEZO  A  PUÑALADAS

Allá por mediados de la década de 1930, Octacilio Ferreira, era el Guardia Civil que cuidaba el monte del Parao, en campos pertenecientes al vasco Nicolás Sarasola Inciarte.-
Policía y montes antes mencionados, pertenecían a la Jurisdicción de la Seccional Tercera del Departamento de Treinta y Tres. Y el lugar físico donde se alza el bosque natural, robustecido por coronillas, arrayanes, sarandíes, pitangueros, guayabos y un sin fin de árboles más, posteriormente sería propiedad de Asunción Cháves, más conocido por "El Chimbo" entre amigos y vecinos.-
Los campos aledaños, siempre han sido sustento de maciegas, bañados y chircales, donde reptan gran cantidad de víboras, especialmente cruceras y debido al espeso monte, en ciertos bolsones que hay, alguna vez se escondieron abigeos y contrabandistas con cargueros, que ante situaciones específicas que los delataban, no dudaron en huir para Vergara, sin ser vistos.-
Había que ser baquiano para recorrer esos mamburrales. Y en cierto modo, Sarasola, apeló a la Policía, porque en realidad abigeos más que cargueros, lo tenían acosado sin darle alivio. Muy pronto, el servicio se vio aumentado con la presencia de Crecencio Ferreira, hermano de Octacilio, que también era Guardia Civil y ambos hombres, en su calidad de representantes de la ley, recorrían la zona a caballo. Tiempos de “carabinas cortas”, sombreros en vez de gorras, “sables latones” y espuelines amarillos “picos de loro”. Botas de caño largo, “brech” y casaquillas grises. Desmerecidas por el uso y los reiterados lavados, con jabón casero sustentado por "chicharrones" y cortado con "EAS", una "palmeta" madera y el agua del arroyo Parao.-
Don Ramón Pintado Ledesma, conocido en el pueblo por “El Chirú Pintado”, era un viejo tropero, petiso y chueco, que vivía en un rancho de adobón cercano a lo de Francisco Sequeira, pero dando el frente a la “Calle de las Tropas”.-
Don Pintado, fue uno de los troperos que llevó ganado a “La Tablada”, cuando el arreo, duraba un mes de viaje, decían para sus familias "que iban con tropas pa dentro" y tendían las camas a campo raso, con bastos, ponchos y cojinillos.-
Como era muy amigo del vasco Sarasola, seguido llegaba de visita, con su yegua "marchadora", de pelo blanco y de ojos zarcos. Todos, allí y en el pago, tenían que ver con esa "pinturita".-
Y fue así que en uno de esos días, Octacilio Ferreira, por gastarle una broma al viejo, quiso "rabonarle" la cola de la yegua, pero se le escapó el cuchillo y en lugar de cortar la medida que debía, se la dejó en el “marlo”.-
Por su parte, cuando el viejo vio semejante atropello, vulnerable a las bromas y a los comentarios de los chismosos en los fogones camperos, le fue a dar cuenta al mismo Ferreira, del desmán ocurrido.-
- Es que eso es bravo saber quien fue, don Pintado… argumentó el Guardia Civil…Nadie va` decir que fue !!
- Yo se mi amigo!! - se defendió el viejo- Pero es que usté es la ley y como hombre que tá enfardao tiene que averiguar esa sabandijaza carajo… O no es una sabandijada y falta e respeto pa un hombre honesto como yo, que no me meto con la vida e naides y no permito que se metan con la mía…Ah sí !! Tiene que averiguar carajo.. O me va` decir que…..
Y ya no pudo hablar más el hombre viejo, porque un "algo" se le atragantaba en "el garguero" !!
Más malo que un oso, el viejo Pintado, montó la yegua y al trote largo, se fue a dar al Puesto de César Tellechea, donde estaba don Juan Barneche, otro paisano maduro, con mujer, hijos y rancho bien puesto. Guapo "como un reyuno" y que siempre andaba de tamangos de cuero de vaca…
- Ni sabe compadre lo que me pasó !! Mire … No se puede ni crer!!... Pero mire, deje quieto, no da ni pa` contar… Un sabandija me rabonó la blanquita....
- Pero compadre y ¿quién habrá sido?- preguntó Barneche-
- Mire ni quiero saber quien jué!! Le dije pal milico Ferreira, otro sabandija más...Y casi que se me ríe en la cara… Puta, me dio un asco que no aguanté y le dije: - Mire hermano, si yo descubro quien jué que me raboneó la blanquita, no le hablo niuna palabra… Ah sí!!.. No le hablo niuna palabra… Pelo el puñal y mientras las juerzas me dén … lo cuezo a puñaladas!!

(Escuchado a doña Francisca Barneche Silva)

Texto: Jorge Muniz.-

Vergara, 17 de noviembre del 2016.-

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