Juan Moreira |
ENTRE JUAN MOREIRA Y “EL RENGO”
MANUEL....
Para los
primeros años de la década de 1920, ya llegaba el circo de los "Hermanos López” al pueblo de Vergara, en el Departamento de Treinta y
Tres.-
Venían con
sus carretones, con su primera y reconocida generación de artistas, con
equilibristas, payasos, trapecistas, magos, fieras amaestradas, etc. e instalaban
su colorida carpa en la manzana baldía, que encerraban las calles: Bernardo
Berro, Coronel Francisco Tajes, Manuel Coronel y Jacinto Ruiz, a dos cuadras de
la Plaza
“Confraternidad”.-
La alegría
de los pobladores era indescriptible.-
Y una de
las comedias que presentaban al cerrar la función, era: “Juan Moreira”. El
mismo de la novela escrita en el año 1880, por el argentino Eduardo Gutiérrez y
basada en un personaje real, que había nacido en San José de Flores (Argentina)
en el año 1829.-
Hijo del
español José Custodio Moreira, un “mazorquero” que integró el Cuerpo de Serenos
de Buenos Aires y que posteriormente por ser cruel e impío con los vencidos
unitarios, el mismo Juan Manuel de Rosas, lo hizo ejecutar mediante un documento
escrito, en uno de los cuarteles de Santos Lugares.-
Poco se
conoce de doña Ventura, la esposa del antedicho y solo se sabe que después de la
ejecución de su marido, intentó criar a su hijo (también llamado Juan Moreira)
de la mejor manera posible.-
Éste, fue
alto, fornido, pelo castaño, tez rosada algo picada de viruela, no tomaba
alcohol, no frecuentaba pulperías, conservaba buenos modales y tocaba bastante
bien la guitarra.-
Se dedicó
al trabajo rural. Tuvo rancho propio, haciendas y campos para sembrar. Se
enamoró de “la Vicenta ”
y con pleno consentimiento de los padres de la misma, se casó con ella; pero
tuvo el problema de que el Alcalde de la zona también se la disputaba.-
Tras una
seguidilla de multas, persecuciones, detenciones y noches “de cepo”; empezó por
darle muerte al comerciante italiano Serdetti, por deudas impagas y luego
siguió por el Alcalde, quien habiendo hecho caso omiso a las denuncias y
reclamos de Moreira contra el italiano, se le presentó en el rancho acompañado
de cuatro soldados, intentando reducirlo a prisión.-
Comenzó la
fama del gaucho matrero. Vinieron peleas, muertes, enfrentamientos con los
soldados que buscaban prenderlo y un deambular de a caballo, entre las
localidades de Navarro, General Las Heras, Lobos, 25 de mayo y las tolderías
del cacique “Coliqueo”.-
Fue
contratado durante cierto tiempo, como guardaespaldas del político Adolfo Alsina,
quien le regaló un facón de 63
cm de hoja y le prometió algo que era imposible:
“limpiar su nombre”….
Más
denuncias, pendencias, intrigas, incluso hasta fue acusado de ladrón, sin
podérsele comprobar nada al respecto.-
En abril de
1874, el Juez de Paz de Lobos, sabiendo que Moreira, ocasionalmente podía estar
en una pulpería llamada “La
Estrella ”, mandó a 25 soldados al mando de un Comandante
Bosch, para que lo trajeran vivo o muerto….
Lejos de
entregarse, cuando vio avanzar a los soldados, desenvainó el facón, les
presentó pelea y dejó a varios de ellos fuera de combate.-
Intentó
saltar un muro que lo separaba del caballo para huir campo afuera, pero un
sargento, logró aplicarle un bayonetazo por la espalda, perforándole el pulmón
izquierdo. Aun así siguió batiéndose, logró herir a otro soldado, pero ya no
podía más y cayó para siempre, rodeado de los que quedaban en pie y con el
facón empuñado y desafiante, en la mano derecha.-
Fue
sepultado en Lobos y en el Museo de esa ciudad, se pueden apreciar sus armas y otros
efectos personales.-
Esta cuasi leyenda,
festoneada por la barbarie de una época, adornada por el talento de un escritor
y llevada al teatro por el circo de los Podestá, cruzó una y otra vez la cinta azulada
y rumorosa del río de la
Plata.-
"El circo de los López", lo trajo a Vergara. Y muchos de los que contemplaron ese
drama representado en un circo, pensaron siempre que Juan Moreira era un
personaje emanado de la ficción de un escritor costumbrista.-
Como a los
actores les faltaba un personaje versado en “duelos criollos”, sus
principales, le pidieron al Comisario José Germán Muiño, un funcionario de la Comisaría de Vergara.-
El aludido,
dispuso que fuera el Sargento Primero Manuel Fernández.-
Mestizo de
indio, analfabeto, audaz, temerario y bruto: “como zueco nuevo”. Se había
batido en filas coloradas en 1904, le habían pegado un tiro en la pierna
derecha en la batalla de Tupambaé y como balance final le quedó el saldo irreversible
de una pequeña secuela para desplazarse y un seudónimo para toda la vida: “El
Rengo Manuel”. Y así lo conocían en el pueblo….
En el
ensayo previo que se hacía del drama, el “supuesto” gaucho matrero en un
instante dado viboreaba la punta del facón hacia el abdomen del oponente a la
vez que por lo bajo, les decía:”Tirate”… El otro se daba de espaldas contra el
suelo, “golpeaba la pata una o dos veces” y quedaba exánime. Al menos, eso fue
lo que le comentaron a Manuel Fernández y él, se preparó para esperar el
mandato…
Llegó por
fin la noche del acto y con ella, la pelea final de Juan Moreira y el estreno
de “El Rengo”, como experto sableador.-
Ante
numeroso público, empezaron los facones a “chispear”, los revólveres a reventar
tiros, los gurises chicos a llorar sin consuelo asustados de las explosiones y
el consabido: “Tirate” mientras los que hacían de soldados, procedían conforme
al libreto previsto.-
Al “Rengo”
no le empezó a gustar nada aquello de ver tantos soldados caídos. No era uno
solo, ya eran un lote y ninguno podía con “el matón”….No podía ser! No era de ley que todos fueran “ordinarios”…. Entró
a cavilar y en eso estaba cuando le tocó el turno de enfrentar al gaucho peleador.-
Vestido con
el uniforme reglamentario de la época, con semejantes “jinetas” amarillas, en
ambos antebrazos, bastó que mirara los ojos del contrincante y como un rayo de
ligero, desenfundó el corvo con la diestra y atropelló a los gritos, iniciando
un singular “duelo criollo”, con el “Juan Moreira” de ese tiempo…
Breve
demostración de esgrima, el gaucho malo que le lleva el facón de punta al abdomen
y el consabido: “Tirate”, pero el “El Rengo”, ni se inmutó y siguió mandando
sable y eludiendo la voz preventiva, que se reiteró como cuatro veces más….La
última de ellas apenas goteó de los labios, cuando ambos duelistas estaban casi
sobre la primera fila de la platea y Manuel, lo traía a “Juan Moreira” en
franca retirada…
Tuvo que
meterse el Comisario Muiño y uno de los principales del circo, para parar el
combate y dejar trunca la función…
Cuando lo
lograron, el Comisario le quitó el sable a Fernández y lo encaró delante de todos
los asistentes que miraban perplejos.-
-Qué pasó
Sargento Primero que no obedeció a la palabra ordenada?
- Sabe que embravé
mi Capitán! (en ese tiempo se le denominaba así al Comisario)….Embravé y le viá
decí`el motivo. Me hastié porque un hombre solo, taba dejando un lote de
milicos panza pa arriba. A ninguno dellos le dio las tabas pa matarlo. Y a mí
como sargento que soy y que tengo que ser un espejo pa mis subordinaos, tenía
que hacelo po` qué si no, se me caiba la cara de vergüenza!..
El
Comisario hizo una mueca de risa, sacudió la cabeza y sin darle explicaciones,
lo mandó que se fuera para la
Comisaría.-
El público
presente, no entendió mucho lo que había pasado. Pero por las dudas, unos
comenzaron los aplausos y los otros se contagiaron y se sumaron a la lista.-
Al menos
una vez, en la década de 1920 y en el pueblo de Vergara, “Juan Moreira”, se fue
sano y salvo desde la misma escena de su último combate…
(Fuente:
Antigua versión escuchada a Manuel Fernández y contada por varios al autor).-
Texto:
Jorge Muniz
Vergara, 26 de noviembre del 2016
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