martes, 29 de noviembre de 2016

                            “EL NEGRO VIOLÍN”......

 Alguna vez me contó Artigas Rosas, que en otro tiempo tocaba la guitarra e integraba orquestas en Vergara, que una noche de la década de 1950, habían ido a tocar a un baile que se llevaba a cabo en uno de los galpones de la Estación de AFE de "Bañado de Oro" (Segunda Sección del Departamento de Treinta y Tres).-
Al otro día, luego de terminada la fiesta, se quedaron tocando hasta que llegara el tren en un boliche pobre de la zona.-
Entre los parroquianos que observaban embelesados a los músicos, estaba un hombre "bastante pasado en los alcoholes" y repentinamente, como tocado por algo extra corpóreo, enderezó hacia el moreno que tocaba el violín y tras equilibrar el cuerpo en un ligero vaivén, le fue soltando a los tirones: - Don.....quiero que toque... quiero que toque "El Amanecer"....pero le viá pedir una cosa...una cosa sola, le viá pedir...que mi haga cantar los pájaros ...y que ...y que....y que también...mi haga balar la vaca.....Sabe don?.....Que mi haga balar la vaca....Tá don....Y se retiró a “los escarceos” a ocupar su lugar.-
El moreno que pulsaba el violín, se acomodó lo mejor que pudo, pasó el arco sobre las cuerdas, miró a las guitarras que le acompañaban y lentamente, como solo él lo hacía, comenzó a desgranar el tango "El Amanecer"....Las guitarras, chasqueaban a su lado, mientras las manos subían y bajaban en rítmicos movimientos.-
Cuando terminó de ejecutar, el hombre se le vino por arriba, y apenas equilibrando: -Don...no mi hizo balar la vaca....Ah no ! No mi hizo balar la vaca.....No ese no es "El Amanecer"....O usté no sabe hacer balar la vaca, don ?....O yo toy “mamao”??....
El moreno "medio calentón", le respondió: - Mire hermano, yo toqué el tango que me pidió...pero le viá decir la verdá pa que se deje de joder de una vez por todas....Yo no sé hacer balar la vaca, pa que usté, sepa!!...
Entonces, el hombre dijo:- Don...no se caliente…preste el violín que yo le viá enseñar.....
El músico reticente, con pocas ganas, le entregó el instrumento y "el mamao", lo acomodó delicadamente, después con la mano derecha empuñó el arco y con la otra, fue girando lentamente una de las clavijas, mientras en forma más que sutil, le bajaba el arco encima de una cuerda....
Y la vaca...entonces "baló" !!....
Dijo el músico: - Parece hasta mentira, hasta de los mamaos, si aprende algo !!!!.. Y sacudió la cabeza, esbozando una sonrisa.-
Ese, fue Rosendo Pereira, "El Negro Violín".-
Un negro pobre y sencillo, nacido en Vergara (hermano del gaucho Prudencio Pereira) y que aprendió a tocar el violín, según contaban, en uno precario, que había construído un hermano suyo al cual llamaban “El Negro Sapo” y que era de madera con las cuerdas de alambre.- Posteriormente, recibió unas clases de música con el Maestro Jesús Santibáñez Lorenzo, que estaba radicado en Vergara....Pero en su caso, el violín tocado "de oído", lo había atrapado para siempre y ya no había vuelta que darle.-
Sus noches fueron: de bondad, de alcohol y de bohemia.-
Muchos bailes conocieron la melodía bruja del "Negro Violín".....Muchos bailes, que comenzaban en lo de doña Filomena Sequeira. Que seguían por lo de Justino Cándido ("El Patita”). Continuaban en los ranchos de “El Alegre” (en la casa de “Cafoy” Pereira, en la casa de Beltoldo Fernández o en el galpón de Basilicio Cuello). Maduraban en el Club “Armonía” de “Leoncho”, contiguo a lo de don Agustín Yza y culminaban en el Club “Demócratico” o en el Club “Centro Uruguay” de Vergara.-
Sin contar las kermeses, las pencas, los prostíbulos y los bailes de las Escuelas de campaña….
Para todos ellos, Rosendo tuvo tenía su magia fraterna, su sinceridad sin rodeos y su don musical....
Muchos músicos (algunos vergarenses y otros no), estuvieron al lado de su corazón: Toribio y Ruben Lucas (“El Querido”); Santos Oxley (“Vierita”); José Silverio Pellejero ("El Capincho"); Casiano Bonilla; Ciro Sequeira; Domingo Olive (“El Catalán”); Alquides Correa; José María Silva ("El Negro Chorro"); Evergisto Fernández ("El Muñeco"); José Muniz (mi padre); Julio Bengoa (“ El Viejo Mesquita”); Sixto Martínez (“El Chueco”); Nicolás Correa (“El Hijo”); Hilario Fabeiro; Plutarco Dantón Larrosa (“El Paco”); Rito Berrueta; "El Tito" Ibarra; Carlos y Salvador Figari; Dernebal Sosa (”El Negro Barneche”); Artigas Rosas; José Francisco Pereira das Neves ("El Pepo"); etc. etc...
En una oportunidad, en el Club Uruguay de Vergara, alcanzó a tocar algunas piezas en la orquesta de Donato Racciatti y al ser invitado por el Maestro para integrar definitivamente la agrupación musical, Rosendo, rechazó enfáticamente, aduciendo, que solo tocaba el violín "de oído", en su pueblo y para su pueblo !!...Y nadie más logró hacerlo desistir de ese propósito....
La bohemia, el alcohol y la noche, fueron carcomiendo el cuerpo del "Negro Violín" y la muerte silenció para siempre el milagro de aquel instrumento....
"Rosendo, con su risa blanca, que alegró mi pueblo" - escribió en versos, José Nicolás Sarasola-....
Rosendo, "El Negro Violín", el hombre bueno, el vecino del Barrio "La Concordia" (allá en las nacientes de "El Charco"), el que sin quererlo se forjó su propia historia musical, vive y vivirá para siempre, no solo en el recuerdo de quienes lo conocimos. Vivirá también en el perfume de las noches vergarenses y en las madrugadas llenas de horizontes, de colores y de cantos de pájaros, que nos deja a su paso el arroyo Parao….
Vivirá, en el bostezo cadencioso, lastimero y augural, de su propio violín!.....

Texto: Jorge Muniz.-
Vergara, 29 de noviembre del 2016.-

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